Estaba en clase de Artes, esta clase me toca con Charlie por lo que no se me hace tan aburrida. Digamos que me gustan las artes pero no soy muy buena en ellas. Cuando quiero dibujar un perro, dibujo una rata o cuando quiero dibujar un caballo parece un gato ¡Soy un desastre!
— Hey Katy ¿me estas escuchando?
—Lo siento, Charlie, es sólo que he estado muy distraída.
—Créeme que si no me dices yo ni en cuenta ¿eh? —dijo sarcásticamente.
—¡Auch! — chilló cuándo le pellizque el brazo. — ¿Por qué hiciste eso? ¡Era una broma!
— Sabes que tus bromas no me agradan — le dije cinícamente. — Pero ya, déjame, que no puedo poner atención a la clase —. ¡Que gran mentira!
La clase siguió su curso, el viejillo (el profesor) nunca se da cuenta de que nadie le pone atención. Varios están escuchando música, dibujando, o hasta durmiendo. Es que sin duda no puede existir nadie más aburrido que él.
El timbre sonó ¡una hora más y seré completamente libre! Pero justo cuando recordé que esa clase era nada más y nada menos que Química, mis ánimos calleron en picada. Es que simplemente la maestra no me acepta, estoy pensando seriamente en ir a quemar su casa, lo malo es que no sé donde vive.
Empecé a emprender el paso, el aula esta un poco lejos de la aula de Artes, pero según mi reloj estoy a tiempo de llegar más temprano de lo normal. Los recuerdos de la tarde de ayer vinieron a mi mente y no pude evitar sentirme feliz, es que simplemente Sean me hace feliz, hace que se instale en mi rostro una sonrisa que nadie había podido lograr en mi. Quiero pensar que él es diferente, pero vamos, seamos sinceros, él nunca se podría fijar en alguien como yo...¿o si?
Dejé de pensar en eso por un momento si no es que quería terminar de boca en el suelo. El aula se podía divisar a unos cuantos pasos más, seguía el camino al lado de los casilleros cuándo algo o alguien me tocó el hombro.
Me volteé, seguro que es Charlie porque siempre me esta buscando en el momento más inesperado, pensé. Pero cuando lo ví...maldeci por haberme volteado.
— ¡No me toques! ¡¿Qué parte de que no quiero que me hables ni quiero verte, no entiendes?!
Ante mi se encontraba el imbécil de Matt. Me da repugnancia tan sólo el hecho de ver su cara de nuevo o mencionar su nombre. Me da asco.
— Tranquila, creo que el tiempo te ha hecho cambiar. Pero sigues siendo la misma niña que cree que puede hacer frente a todo...
— ¡Cállate! Eres un estúpido, tú no sabes nada de mi. Maldigo el día en que te conocí. Es más, no sé ni cómo estoy hablando contigo. Me enferma el hecho de verte. ¿Qué es lo que quieres, eh? ¿Hacerme más daño del que me has hecho? Porque déjame decirte que ya formo parte de tu juego, te agradezco por haberme abierto los ojos, de que ya no sea la misma niña ingenua de antes y de ya no juntarme con imbéciles como tú...
— Cuida esa boquita, muñeca. Sabes que fui alguien muy importante en tu vida y lo seguiré siendo aunque tu lo niegues. No puedes cambiar el pasado, Kat...
— No vuelvas a llamarme así — murmure entre dientes — tú, no tienes el derecho de volver a aparecer en mi vida así como si nada. Todo estaba bien sin ti y lo seguirá estando.
— No puedes negar lo que es obvio. Te mueres por estar conmigo de nuevo. Te conozco a la perfección Katherine, casi como a la palma de mi mano. Sé cuándo mientes y cuándo estas nerviosa...cómo ahora.
— Tan solo hazle el favor al mundo de irte de aquí. Ya no perteneces más aquí. Para mi es como si estuvieras diez metros bajo tierra y créeme que me alegra esa idea.
— Puedes seguir evitándome todo lo que quieras, pero sabes que hay muchas cosas que nos unen. Y una de ellas es ese preciado proyecto de Química.
— Ni loca, trabajaré contigo.
— Creo que deberías pensarlo de nuevo. No te engañes a ti misma — se acerca a mi — llámame cuando recapacites — no me doy cuenta cómo, pero guarda un papel en el bolsillo de mi chaqueta — Chau, linda.
¡Joder! Es un idiota.
Entre de malas a la clase de Química, ni el sol me calentaba. Y más con la maldita de la profesora que no dejaba de hablar.
— Y bien ¿Cómo van con sus proyectos?
Algunos dijeron que bien, cuando yo solamente quería irme de aquí y ni saber nada de esta materia.
— Señora Williams, yo tengo problemas con mi compañera de equipo. Al parecer no quiere hacer el proyecto conmigo.
— Señorita Fanton, ¿hay algo que quiera decir al respecto?
¡Maldito Matt! Encima hace que la maestra se ponga en mi contra. Sé que si no hago el trabajo con él, reprobare la materia y eso no le agradaría para nada a mi papá.
— No...no hay ningún problema, maestra Williams — estaba tragandome mi orgullo.
— Espero que así sea, Señorita Fanton — volteando a ver a Matt, le dedica una sonrisa ¡Maldita!
La clase acaba y fui la primera en salir. No quería volver a encontrarme por nada del mundo con Matt. Hoy no habría nadie en casa, Drew saldría con sus amigos y mis demás hermanas estarían en el centro comercial, se podría decir que son un poco huecas. Y mis papas saldrían a cenar porque cumplen aniversario.
Quedé de encontrarme con Charlie a la salida del Instituto. Estuve esperandola por cinco minutos cuando ella apareció.
— ¿Vamos a mi casa? Sabes que no molestas y a mamá le agradará verte — la verdad es que la mamá de Charlie, la Señora Siegel, me agrada mucho. La he llegado a considerar mi mamá adoptiva.
— Claro, ¿por qué no? — ya quería llegar, no me imagino que manjar habrá hecho hoy la Señora Siegle, se me hacía agua la boca.
Caminamos con rumbo al estacionamiento donde el carro de Charlie se encontraba. Mis padres no me dejan conducir porque dicen que todavía no estoy lista y no se sienten seguros de que maneje a esta edad. Aún cuando sé manejar y me han regalado un coche. ¡Puras tonterías!
Mi celular vibró, lo saqué de mi bolsillo y noté que era un mensaje.
"¡Que linda te ves el día de hoy! Te espero a las 7:00 p. m. en la fuente del parque. Espero que no faltes, linda. Nos vemos, nena;)" S.
Y automáticamente una sonrisa apareció en mi rostro.
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Oblivion
RomanceEl olvido. Mi mejor amigo. El que siempre ha estado ahí para mi. Aquel que logra hacerme olvidar de todo lo malo que me rodea, de todas las personas que me han hecho daño, porque han sido muchas. A veces quisiera desaparecer de este mundo, pero no...