Nuestra Familia

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Los meses de invierno son los más fríos en Gusu, es donde la nieve te llega a los talones y el viento es como si fuera capaz de llevarte volando. En el pueblo, a menudo se ve a las familias y los niños caminado por las calles, jugando con la nieve y las linternas iluminando el cielo por la noche.

Esto era visto por un pequeño de ojos grises, que cada vez que elevaba su cabecita, se encontraba con un sin número de linternas que adornaban el cielo. Veía pasar a las familias, agarradas de la mano y riéndose, a los pequeños siendo cargados por sus padres y alimentados por sus madres.

Mientras observaba no logró evitar no lagrimear un poco, hace un buen tiempo mamá y papá que no volvían y él se sentía muy solo.

Tenía que pasar penurias en las calles, desde los hombres malos que le golpeaban por solo tomar una cascara de fruta por el hambre, hasta esas bestias feroces con grandes dientes que peleaban con él por la comida.

Con el tiempo les llegó a tener miedo, y cada vez que veía a uno de estos animales, solo echaba a correr, lo más lejos que sus pequeñas piernas se lo permitieran.

...

Hoy, solo puede ver, está tranquilo, los perros fueron ahuyentados por la festividad que ahora se celebra en Caiyi.

Dio una última mirada a las familias y se adentró por los callejones, por donde no sea posible que le noten e intentar golpearlo o morderlo.

Cerca por su rincón donde dormía, encontró un montón de paja, agarro un poco y lo llevo a su camita improvisada, coloco un poco y se sentó ahí. Después de terminar, con la paja sobrante, empezó a hacer muñequitos. Primero hizo dos grandes, que representaban a su mamá y papá, y después hizo uno más pequeño, que lo representaba a él.

– A-Niang, A-Die... les extraño mucho – dijo con una voz lastímera, los ojitos cristalinos y una sonrisa triste. Con el tiempo a prendió que ellos, era posible que ya no regresaran, escucho que los cultivadores que no regresan, ya fueron devorados o asesinados. No quería creerlo los primeros días, pero después de vagar por las calles, esta posibilidad se hacía más grande en su corazoncito.

A lo lejos, escucho unos pequeños golpes, y después de unos segundos, vio pasar a un niño, vestido con túnicas blancas y listones azules que bien se podrían perder por la nieve, lo que le distinguía era su largo cabello negro, bien peinado y sujetado por una cinta blanca que estaba amarrada en su frente.

El pequeño de blanco al distinguirlo, se acercó a él a pasos lentos. Wei Ying, al verlo, solo pudo darle una de sus mejores sonrisas. El de blanco le extendió su juguete, aunque se veía dubitativo. Wei Ying, intento agarrarlo, pero antes de que pudiera tocarlo, escuchó otros pasos. Esta vez de un niño más grande.

– A-Zhan, no te alejes así, el tío se preocupa – el niño mayor se acercó y miro a los más pequeños. A Wei Ying le mostro una sonrisa y le saludo con la mano – Hola, Soy Lan Huan de la secta Gusu Lan – dijo y terminó con una reverencia. A-Zhan también repitió el gesto del mayor.

– Lan Zhan de Gusu Lan – dijo.

El pequeño de ojos grises, se quedó fascinado con ambos niños, pero antes de que llegue a presentarse, apareció un tercer individuo, esta vez, un hombre mayor, con una barba muy fea. El pequeño de ojos grises ya estaba ideando una forma de cortársela.

– No vuelvan a alejarse – fue lo primero que dijo cuando vio a sus dos sobrinos. Wei Ying, adivinó que este sería el "tío" de los niños de blanco.

– Lo siento tío, A-Zhan se separó de mi lado y fui a buscarlo – el mayor de los dos hablo con una sonrisa – lo encontré con él – señalo a Wei Ying, quien mantenía una sonrisa tranquila, pero tenía la mirada baja.

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