Tú y yo ~ presente

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—¡Sean todos bienvenidos a la fiesta en honor al amo Shiota Nagisa! — Hiromi tomaba por los hombros a su hijo, saludando a todos desde el palco mientras el mozo daba el anuncio.

Ciertamente la propuesta de que fuera un baile de máscaras sorprendió a su familia pero era la única condición que había puesto para asistir a la fiesta donde buscaría a su futura esposa.

No tenía muchas opciones en realidad, esto era lo máximo que había logrado después de negociarlo con su madre.

Durante semanas había estado asistiendo a clases de baile, reforzamiento de etiqueta y pruebas con el sastre para que su nuevo traje estuviera listo sin contratiempos.

Se sentía culpable y triste por no haber podido encontrar el tiempo de escribirle a su amigo por correspondencia...

Mientras bajaba las escaleras la cantidad de gente esperando en el salón lo abrumó por un momento, seguramente no conocía ni a la mitad de los invitados.

Eran como bestias hambrientas por la nueva, fresca y dulce presa. Nagisa Shiota era el mejor partido que podían encontrar para acceder a la contienda por el trono, pertenecía a una de las dos ramificaciones existentes de la familia del rey, así que acercarse a él podría significar obtener un status y poder inigualable.

Al poner un pie en el salón la multitud de mujeres se abalanzó sobre él bombardeandolo con preguntas y presentaciones. Incluso algunos hombres habían tomado la oportunidad de acercarse buscando hacer amistad con el chico.

Agradeció el tener la máscara puesta, al menos así podía disimular un poco la incomodidad que estaba experimentando, nadie parecía dispuesto a ayudarlo.

Durante un par de minutos estuvo escuchando una cantidad ridícula de personas, ¿cómo su madre había invitado a tanta gente?

En algún momento de la noche una señorita parecía reacia en abandonar su brazo; cabello negro, largo y brillante, delicada silueta y el pulcro vestido verde esmeralda cautivaban hasta al más despistado.

A estas alturas ya ni siquiera le importa eso, estaba más que agotado mentalmente por la fiesta y no iban ni por la mitad de esta.

El agarré se hacía cada vez más fuerte cuando alguna chica o señora se acercaba hacia ellos.

—Agradeceme después que te estoy salvando el pellejo — le susurró discretamente después de ver cómo madam quiensabeque se retiraba con las esperanzas rotas.

—¡Akari! — volteó con su rostro iluminado — no te reconocí por la máscara — puso una mano en el pecho y suspiró aliviado.

—Veo que has tenido mucho que hacer y muchas a quienes conocer, ¿verdad?.

Parecía molesta.

Y no la culpaba en absoluto, cualquiera se molestaría si su antiguo prometido a las semanas de romper el compromiso ya estuviera buscando nueva candidata.

—Mamá me obligó — giró su rostro hacia la pista de baile —hubiera preferido no tener que pasar por nada de esto.

La chica lo tomó bruscamente de la mano haciendo que volteara.

—¡Entonces ya te dije que …

—No puedo hacerte eso Akari, eres una gran amiga y te aprecio demasiado — interrumpió — no quisiera mancharte con mis pecados.

El corazón de Akari se rompía con cada palabra y rechazo de su amigo. Se conocían desde que eran niños, no entendía porque no podían compartir aquel amor que ella sentía por él y vivir felices.

—Estoy dispuesta a aceptar todo de ti — lo abrazó con fuerza intentando desesperadamente transmitir aquellos sentimientos.

El peliazul lo pensó por un momento, él mismo era el mal encarnado debido a la desviación tan enferma que padecía y que su madre se había esforzado tanto en curar.

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