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Fue durante unas vacaciones, que Minghao conoció a su padre, había crecido en la hermosa ciudad de Anshan, rodeado de grandes edificaciones y ruidosas carreteras, dónde cualquier problema es solucionado con abrir la cartera, de allí su decepción al quedar atrapado en una hacienda cafetera, junto a un completo desconocido que jamás le quiso dar el apellido. Protestó ante la idea, pues nunca sintió la necesidad de tener una figura paterna, pero ahí estaba, en mitad de la nada, desperdiciando su tiempo en crear un vínculo.

Obtuvo la peor habitación, el espacio cuando se trata de un bastardo, nunca es suficiente, lo enviaron al ático a desempacar sus cosas, dejando en claro cuál sería su lugar a partir de ahora. Al parecer era el producto no deseado de una relación clandestina, que salió de las sombras cuando la muerte se llevó a la otra, por supuesto que lo iban a odiar, era un pésimo plan integrar ambas familias, sobre todo si una de ellas, enfrenta un duelo.

—Tu padre quiere enseñarte a cultivar la tierra, ¿Qué te parece? ¿No es emocionante?

—Ya no soy un niño, no me hables de esa manera.

—Cariño, las cosas van a mejorar, te lo prometo. Tú novia puede venir a visitarte, le va a encantar este lugar, ¡Es tan exótico! Perfecto para una relación.

—Ni siquiera hay señal —negativo, Minghao observó la pantalla del móvil—, y antes de que vea a Jia, de seguro muero por una infección.

—Que exagerado eres, ustedes se parecen mucho, deberías darle una oportunidad.

Con notable molestia, Hao se hizo a un lado, la comparación fue de su total desagrado.

Los días pasaron con lentitud, cada uno peor que el anterior, ningún repelente cumplió su función, la desesperación lo obligó a quedarse bajo el mosquitero la mayor parte del tiempo, perdiendo la cabeza por los chillidos de los insectos.

Una mañana, en que el clima le permitió usar su buzo favorito, decidió salir a explorar, influenciado en parte por el aburrimiento. La hija mayor del señor Xu, aceptó darle un recorrido por el terreno y mantener el secreto, el trayecto, a diferencia de lo que imaginó, estuvo lejos de ser tortuoso, se deleitó con el paisaje a medida que el Jeep acortaba el camino a los sembradíos. Los árboles, daban la impresión de rasgar el cielo y generar los espacios vacíos entre las nubes, con aquel tenue movimiento que el aire producía, danzaban, al son de una lenta balada de pajaros cantores.

No tardó en bajar del auto al ser atraído por la naturaleza. Hombro a hombro, avanzó con su hermana por la extensa área, le presentaron algunos trabajadores, quienes apenados, se limpiaron la tierra antes de estrecharle la mano, aprender sobre el arte de recoger café fue agradable, sobre todo interactuar con los campesinos, y escuchar atento las historias de la zona. Decían que por las noches una pantera protegía la cosecha de los ladrones, que está era la cría de un tigre que se escapó de un circo tiempo atrás, y que se reprodujo con otro felino —de pelaje oscuro—, al llegar a la montaña. La gente del pueblo, aseguraba haber cazado a los depredadores, perforar su carne con lanzas hasta hacerlos perecer y obtener dinero de su piel, pero la existencia de aquel ejemplar que rondaba los cultivos, confirmó las sospechas, quedó una camada de gatos salvajes, por ello debían tener cuidado de no violar el toque de queda y convertirse en una presa, porque la sangre llama a la sangre, y en esa tierra murieron sus padres.

Le ofrecieron un extraño brebaje para combatir el frío, le encontró semejanza con el agua ardiente, luchó por no escupir su hospitalidad al pasar la botella. Su tolerancia al alcohol era nula.

Los obreros tomaron un descanso con la intención de recargar energías, hicieron fila para recibir un cuenco de hervido de gallina, fue más lo que estuvieron de pie que lo tardaron en comer.

Depredador [HaoShua]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora