CAPÍTULO 1

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Esta vez será diferente.

En un mundo que parecería de fantasía. Dónde todas las épocas estarían presentes en todos los rincones.

Tyveg Ihale, el reino de las sombras. Cada habitante de esta tierra era despreciado, abominaciones desde las palabras de cada persona a la que preguntaras. Todos ellos deseando no haber nacido en ese oscuro lugar, dónde ni un rayo de luz tocaba el suelo.

Luego está Faisllirvtd, un lugar maravilloso, una isla flotando encima de Tyveg Ihale, dónde cada ser era feliz, sin preocupaciones, no les faltaba nada.

Eso es Brudireth, un mundo reinado por el sol, dónde nunca se oculta, y dónde la luna nunca aparece.
Reinado por los iluminados, la realeza en ese lugar, con la gran característica que solo ellos tenían, cabello dorado. Todos contaban con una trenza, no importaba el largo, su nobleza se reflejaba en ella.
Aquel mundo era protegido por dos diosas, hermanas. Respondían ante cualquier deseo a quién llegara a ellas, ya que, era un camino demasiado largo para llegar a sus tierras.

Aquello no siempre fué así, el sol y la luna eran como conoces. Un mundo armonioso y unido.

Guerras, dos guerras azotaron aquella paz.

Una separó ambos reinos, alzando a uno, y abandonando a otro.
La otra, aunque fué correcta, nadie la apoyo, y solo el bando que quería un cambio fué el que sucumbió, dejándolo en el olvido.

Solo una alma recuerda aquella guerra, la verdadera guerra. Los demás, quienes no hicieron nada por mejorar, solo recuerdan la perdida de la diosa mayor, y las consecuencias que dejó aquella muerte.

Nadie se atreve a pedir ayuda a a diosa menor, ya que para llegar se necesita cruzar Tyveg Ihale, ni siquiera lo haría alguien de ese reino, ya que alguien de arriba necesita acompañarlo.

Muchas cosas malas pasarán si no se hace nada, pero nadie tiene el valor para verlo, hasta este día...

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El día de Yuckaa, dónde un miembro de la familia real cumple con los requisitos para ayudarle al rey.
Hay una celebración enorme, dónde todo el pueblo asiste, ya que una nueva alma estará para ayudar a preservar su bienestar.

Desde muy temprano las preparaciones estaban casi terminandas, los pueblerinos llegaban uno tras otro a la cuidad esperando la presentación de la nueva miembro de los iluminados.

Todos guardaron silencio ante la aparición del rey, se inclinaron respetuosamente antes de levantar la vista hacia el balcón de la torre más alta del castillo. Poco a poco, la plataforma del balcón descendía hacia la multitud, a un escenario en el centro de la ciudad. Todos podían mirar cada detalle de la escena desde pantallas gigantes al rededor de toda la ciudad.

Al aterrizar, todos aplaudían con gran ánimo a aquel tan venerado rey, que esperaba pacientemente a que los demás miembros de su familia tomaran su lugar para empezar con la ceremonia.

Frente a el, una plataforma que aguardaba levantarse para presentar al nuevo iluminado, que subía poco a poco mientras la oscuridad ahí dentro iba desapareciendo de acuerdo a las palmas iluminadas de los familiares que le daban bienvenida.

Con una túnica que cubría su totalidad, la nueva iluminada esperaba hincada a que el rey le diera la señal planeada. Todos unieron sus manos, alzandolas a la altura de sus hombros, encendiendo todo el escenario a su paso.

Fué entonces que quitó con nerviosismo la capa que cubría su rostro. La angustia no podía irse de su rostro mientras esperaba lo inevitable.

Ni un sonido salió de los habitantes después de que su cabeza fuera descubierta, puesto que nadie esperaba ver a aquella muchacha con el cabello más oscuro que la noche misma.

Cómo todos los demás, solo había sido presentada ante la multitud cuando apenas había nacido, y nadie podría saber que desde hace décadas era la única que no tenía los dorados cabellos que la realeza poseía, así que era evidente su angustia, que demostraba cerrando por completo sus ojos tan fuerte como podía.

Respiró profundo, no podía estar así para siempre, así que abrió un poco los ojos y lentamente postró su mirada hacia el rey.
Una vez más hubo silencio, dos sucesos nunca antes vistos pasaron tan rápido como un suspiro.

Aquella chicha pudo no tener aquellos dorados cabellos, pero su mirada contenía aquel brillo que podría verse desde muy lejos fácilmente. Aunque era algo que no tuvo de pequeña, se desarrolló tan pronto como aprendía a caminar.

El rey extendió su mano hacia ella, la ayudó a levantarse y en voz alta resonaron las palabras de bienvenida a la nueva iluminada.

"Rraou akllir matip tynom"

«Que el fuego del sol guíe tú corazón»

La muchacha giró lentamente hacía la multitud que ahora le aclamaba, ella solo miraba hacia lo lejos, dónde el sol la miraba fijamente como si supiera todo de ella y esperaba que se entregara totalmente.

Fué entonces que el rey pidió que todos lo siguieran al palacio, dónde todos festejarían y conocerían en persona a la iluminada, si así deseaban.

Aunque era agotador, la chica se mostraba amable ante todos y mantenía conversación con quién se le plantaba delante, siempre con una sonrisa y asegurándoles que siempre estaría para su pueblo.

Después de un rato de alejó un poco de los demás para tomar un poco de aire al lado de una ventana, empezaba a cansarle el mismo discurso de todos los que le hablaban, pero ella estaba conciente de ello antes de empezar. Se apoyó en el borde volviendo a mirar hacia el sol, aquella venerada estrella que les daba todo, aunque ella no creyera que eso realmente fuese verdad, pero aún así prometió vivir por él.
Un viendo de abajo llamó su atención, había hecho que los árboles se movieran solo un poco  pero fué imposible evitar mirar para ella, porque cerca de uno de estos estaba aquella sombra que la perseguía desde hace tiempo.

Ya no era sorpresa para ella, desde que tenía memoria siempre sentía que la miraban, pero cuando ella buscaba aquella mirada lo único que encontraba era un lugar común y corriente, sin nadie.

Era algo extraño, ya que principalmente el palacio estaba iluminado por todos lados, eran diminutas las sombras que podías encontrar ahí, pero cerca de ella siempre había una más grande a las demás. Mientras ella crecía se le hacía normal, nada especial, se sentía incluso protegida por aquella sombra, ya que nunca la abandonaba y siempre estaba cerca.

Volvió a la realidad cuando una familia se acercó a ella para presentarles su nuevo miembro. Habló con más y más personas hasta que el reloj marcaba la hora de irse, impuesta por ella misma, así que escabullendose dejó a todos los demás de su familia atrás y fué a su habitación a dormir.

Mientras se quitaba su capa volvió a sentir la misma mirada de siempre, pero ahora era más intensa, así que se giró a donde provenía aquella mirada. Ahora no encontró la misma sombra de siempre, sino que había un chico sentado tranquilamente en su cama, viéndola fijamente.

Ella no se inmutó mientras él se levantó de su sitio y se acercaba lentamente a ella.

—Por fin puedes verme de nuevo, Gry.

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⏰ Última actualización: Jan 14 ⏰

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