•XI•

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Había empezado año bisiesto, y con ello la luna se alzaba grande y brillante; el viento soplaba suavemente, dejando que los pequeños copos de nieve cayeran sucesivamente. El olor a madera mojada se sentía por todo el hermoso lugar.

El silencio se vio disuelto a un fuerte grito, que poco a poco iba disminuyendo, mientras que el lugar empezaba a ensombrecerse, casi como una extraña película de terror. Se podía ver una pequeña cabaña, donde el lugar se encontraba a oscuras, siendo iluminado tan solo por una pequeña lámpara, el aroma a madera mojada, era lo único que se podía percibir en aquel lugar.

El sonido de una puerta abriéndose se dejó escuchar como un fuerte eco, y la única mujer tan solo pudo apresar sus delgadas manos en los apoyabrazos de la silla, cerró con fuerza sus ojos, intentando respirar calmadamente, a pesar de tener sus extremidades atadas, y sus ojos cubiertos.

El sonido de unos pasos chocando contra los pequeños charcos del agua empezó a escucharse, cada vez más cerca, y el aroma a madera podrida, empezó a combinarse junto con el fuerte aroma del tabaco.

Jumpol recibió un pequeño paquete, donde pudo percibir varias fotografías, frunció ligeramente su ceño, e hizo una mueca de desagrado, al ver a ese hombre, del brazo de una mujer mucho más joven.

-¿Qué tienes que decirnos? -off pudo darse cuenta, como el cuerpo de mook empezaba a temblar, talvez era por el tono de voz, tono, parco y amargo que había usado, o talvez se debía a que arm tuvo que terminar amordazándola.

-No ha querido decir mucho. -tay, quien se hallaba muy cerca de la mujer, le desató el pañuelo, dejando que la pelinegra, tragara una profunda bocanada de aire.

Arm se acercó a un viejo televisor y colocó el noticiero. Los ojos de mook se abrieron de par en par, al ver como su querido padre salía de uno de los moteles con una mujer, mucho más joven, salía de caros restaurantes e iba a bailar.

En la pantalla se podía ver como una enorme sonrisa se había plantado en el rostro de la mujer y como Víctor le abría la puerta de su convertible.

-Al parecer tu padre encontró otro entretenimiento. -off se apoyó contra una de las columnas, observando el último noticiero de la noche, donde aquel hombre, sabiendo que su hija había sido secuestrada salía de fiesta.

-¡Eso es mentira! ¡Mi padre me ama! -Los ojos carbones de off le miraban con frialdad, mostrando su ceño fruncido, obligando que la chica callara y agachara el rostro.

-Si nos ayudas, puedes acabar con todo esto, mook. -La joven tragó duro y alzó su rostro, mostrando sus hermosos ojos enrojecidos y off no pudo evitar sentir un poco de culpa, al verla tan desvalida.

-Mi padre... -Su voz salió entrecortada y dolida, cerró lentamente sus ojos y recordó la imagen de sus padres, y como aquel hombre que ella amaba le prometía muchas cosas. -Él me prometió que me casaría con el último Adulkittiporn, después de que su familia muriera.

-¿Cómo fue? -Max, quien ante aquellas palabras había intentado mantenerse sereno, pero apretó con fuerza sus manos, intentando respirar correctamente. Con pasos lentos, y temblorosos se acercó a la joven.

-Él sabía que ellos viajarían hasta Hokkaido en auto. -max se acercó a su hermano, apoyando su mano sobre el hombro del menor. -Él intentó pagarle a alguien para que dañara los frenos, cuando se enteró de que Sompob había decidido manejar él mismo.

Off cerró con fuerza sus ojos, y su cuerpo tembló al recordar aquella noche, recordó como una fuerte lluvia empezaba a azotar contra la ciudad, y como los resplandecientes truenos caían sobre su alcoba.

Sintió como el nudo en su pecho empezaba a asfixiarlo, pero lentamente fue abriendo sus ojos, al sentir como su hermano hacía más fuerte el agarre sobre su hombro. Volteó ligeramente su bruna mirada, para darse cuenta que al recordar aquel accidente, su hermano empezaba a volverse cada vez más vulnerable.

Abre tus ojos •Off-Gun•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora