Prefacio

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Era un día como cualquier otro dentro del castillo principal, los guerreros entrenaban, las damas limpiaban, los cocineros se hacían cargo de la cena de esa noche, todo parecía estar lleno de calma y tranquilidad, hasta que un grito se escuchó por los pasillos, al tiempo que un hombre joven corría por estos, las personas se abrían paso para dejarlo pasar.

—¡Su alteza no puede correr así, va a caer!

Pero, el joven consorte parecía no escucharlos o simplemente los ignoraba de forma triunfal, bajo las escaleras corriendo, llevándose el suspiró asustado de quienes estaban alrededor. Cada día, cada una de las personas que estaban ahí, morían en vida por las travesías del consorte, a quien por más que quisieran cuidar, era imposible hacerlo.

Las puertas principales se abrieron, justo al tiempo, el joven salió corriendo, cruzó los jardines, hasta que la puerta de la fortaleza se abrió, corrió mucho más rápido, hasta que sus piernas ardieron, no se detuvo, los caballos estaban regresando, los hombres que dieron de cacería también, entre ellos a la cabecilla el rey.

—¡El rey ha vuelto! —dijeron en voz alta.

—¡Min Yoongi!

Uno de los caballos se detuvo, el rey miró al cielo lanzando una plegaria, antes de bajar y ponerse frente al camino.

—¡¿Por qué estás corriendo así?! ¡Deja de hacer eso! ¡Espera! ¡Detente ahora!

Sólo sintió el fuerte golpe al caer de espalda al suelo, sus soldados le miraron con una mueca de dolor.

—¡¿Qué me trajiste?! ¿Trajiste el conejo que te pedí?

Yoongi le miró con dolor, sofocado, lo tenía sobre su estómago, su sonrisa era dulce, muy tierna, pero en verdad en ese momento quería mandarlo a una torre y encerrarlo.

—Casi me rompes la espalda. Arriba.

Se levantó dejando que él se pudiera poner de pie, se arregló la ropa y le miró negando.

—¿Y el conejo?

Hizo señas a uno de sus hombres, quien le trajo un conejo, el muchacho le miró perplejo antes de hacer un puchero.

—Fue uno grande, cazarlo fue complicado, pero no hay nada que no pueda hacer.

—Pero...

—¿Qué pasa SoonYoung?

—Está muerto.

—Sí, fuimos a cazar. Dijiste que querías un conejo, la carne de conejo es buena.

—¿Cómo voy a jugar con un conejo muerto? —sus ojos se abrieron en demasía—. ¡Está muerto!

Yoongi bufó, miró los ojos de su joven esposo y negó.

—¿Querías un conejo de mascota?

—¿Para qué más te pediría un conejo? —gruñó y se alejó al castillo—. De verdad a veces eres tonto Yoongi.

Los demás miraron sorprendidos la forma en la que el chico le hablaba al rey.

—Dios dame paciencia—pidió al cielo.

Min Yoongi era un exelente rey, increíble y sabio, su pueblo lo amaba, era justo y duro, jamás cedía cuando se trataba de su reinado, pero, había alguien que iba en contra de todas sus leyes, de las normas, de los protocolos, que hacía lo que quería a la hora que quería, su lindo esposo, un muchacho travieso, seguro de sí, con demasiada energía y con un serio problema con los honoríficos. Min SoonYoung.











Me gustó mucho la interacción entre estos
Es corta, sin drama, y comedia.

Espero que les guste

💝


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⏰ Última actualización: Mar 24 ⏰

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