Prólogo

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NARRA VANESA

Estábamos con la Gutti hueveando en la parte del fondo de la cocina ya que para ser un domingo al medio día en una cevichería de Ecuador el lugar estaba bastante -por no decir totalmente- vacío. La verdad es que la mayoría de nuestros días iban así ya que el local no era muy... Conocido.

-Oye quiero sacar mi licencia pero no sé como- dijo la Gutti jugando distraídamente con el cucharón con el que servíamos el encebollado.

-Por el bien de la humanidad deja ahí nomás, tu y las carreteras no deberían ir juntas- sonreí de lado para que se notará aún más la burla.

-Ja! Primero aprenderás a girar bonito en la moto antes de hablar de mi, señorita "me gusta acelerar en curva"- la pelinegra levantó una ceja retandome.

-Pues por lo menos yo...- en ese momento se escuchó la puerta de la cocina abrirse haciendo que Gutti y yo nos reincorporaramos en las sillas y que pareciera que estamos siendo productivas.

-¡Oigan peladas! ¿Que hacen aquí metidas cuando están entrando un montón de clientes al restaurante? ¡Se supone que son el rostro del lugar y ninguna está atendiendo las mesas!

-Perdon pa- hablo la Gutti tomando su libreta y esfero mientras yo la imitaba y ambas salíamos de la cocina.

Lo primero que ví al salir fue que en efecto, el lugar comenzó a llenarse de un grupo de hombres, la mayoría parecía estar en sus 20, se veían cansados, universitarios deley, me fijé en la puerta para ver quién más entraba y un man de como dos metros se golpeó la frente en el marco de la puerta. La Gutti dejo escapar una risa chiquita mientras que yo aguante lo mejor que pude dirigiendo me a las mesas me tocaban atender hoy.

NARRA LA GUTTI

Decidí esperar a que todos se sentarán  en sus mesas para empezar a tomar pedidos porque si no me distraía en las órdenes.

La mayoría estaba pidiendo encebollados y menos mal porque de ese pocotón de cosas que pone afuera que tenemos, realmente solo hacemos encebollado y por ahí, cuando mi cucho esta de humor, chifle y hasta canguil pa esos que disque le ponen al encebollado.
Hasta ahora no me tocaba ningún adefecioso que dijera "encebollado sin cebolla" porque si no le sacaba del restaurante, llegue a la tercera mesa donde justamente estaba el man que se había golpeado con el marco de la puerta.

-Buenas tardes, bienvenidos- empecé a decir distraídamente mientras sacaba la libreta de mi mandil- ¿ya saben que van a ordenar o les doy un momento más?- en ese momento levanté la cara y mi mirada cayó en el grandote guapísimo que estaba sentado al filo de la mesa.

...
...
...

Yo a este lo ví en un partido de la Tri.

Espera... ¿En un partido de la Tri?

-Buenas tardes, eh verás, queremos cuatro encebollados y ayúdame con un arroz marinero para llevar por favor- dijo el man.

Esa voz...

Hp este es Piero Hincapié.

En ese momento me fijé en el resto de manes que estaban sentados con el y me di cuenta que era nada más y nada menos que Gonzalo Plata, Enner Valencia y Angelo Preciado.

Obviamente cuando mire a mi alrededor me encontré con el resto de la Tri.

-Ey amiga ¿Estás bien?- Hablo Plata.

-  Y-yo... Estem...- en ese momento sentí que tenía los ojos más abiertos que que y tenía calor en las mejillas- Enseguida... Yo... Ajá- Oh no, empecé a sonreír como psicópata a la vez que asentía frenéticamente con la cabeza y caminaba de espaldas sin apartar la vista de ellos.

Llegué a lado de la Vanesa y la jale del brazo hasta que estuvimos agachadas atrás del mostrador.

-¡¿Que carajos te pasa?! - grito susurrando por más raro que suene.

-Chucha ¡mira a quienes estamos atendiendo!- saco un poco la cabeza para ver mejor.

-Se ve borroso- dijo la miope esa.

-La que me parió...- suspiré frustrada- ¡Es la Tri enterita!

- Chch, si claro, ¿como van a ser? Esos manes de almorzar en el Marriott no bajan.

-En la mesa 10 está tu chamo el Sarmiento- señale la mesa con la cabeza y ella achino los ojos para ver mejor.

-¡No jodas, no jodas, no jodas! ¡Y yo en estás fachas! ¡Creo que ni si quiera me bañe hoy!- la castaña empezó a cepillar su cabello con las manos frenéticamente.

- ¿Y ahora?- pregunté.

-¿Cuál "y ahora"? toca atenderles pues, como gente civilizada, ya más tarde les pedimos fotos.

-Jaaaaaaa pedirasles vos yo acabo de agregar otra anécdota más a mi lista de momentos que me mantienen humildes- me cruce de brazos sonrojándome, recordando lo que había pasado.

-Loca no podemos dejar que se vayan sin tomarnos una foto, vamos a ser las únicas dos giles del país que dejan pasar una oportunidad así...oye ¿A qué crees que huela Jeremy? Yo digo que a perfume fino de Avon.

-Primero que nada; psicópata, segundo que nada; Avon dice, el man debe usar, no se, Hugo Boss algo así- Vanesa me miró haciendo puchero por descartar su idea.- Tengo una idea.

-No.

-¡Ni si quiera sabes que iba a decir!- la mire indignada

-Pero ya se cómo eres.

-Come vrga ¿simon?, Veras Piero tiene su teléfono encima de la mesa y lo está usando- dije viendo hacia la mesa del 3- yo voy, les entrego la orden, los distraigo y hasta eso tú coge su teléfono desbloqueado y agrega nuestros números a sus contactos

-¿¡Que eres loca o tu mamá te peina!? Es una idea estúpida, además, ¿como crees que nos va a escribir? ¿De la nada ve dos números desconocidos y les habla? Lo dudo.

-Pues fija tu chat y el mío en la página principal de WhatsApp o mándate un punto en nuestros chats para que estén ahí primeritos- dije como si fuera obvio.

- No no no no no, ni loca, andas mal mija- la castaña comenzó a negar repetidas veces con la cabeza.

-¿No lo vas a hacer?- la mire alzando la ceja.

-Ni de chiste.

NARRA LA VANESA

No sé como carajo termine accediendo pero cuando me di cuenta ya estaba deslizando el celular convenientemente desbloqueado del Piero en mis manos mientras la Gutti les entregaba su comida y los distraía.

Enseguida me fui hasta la parte más alejada del restaurante y me puse a buscar la aplicación de contactos del teléfono para ejecutar el "maravilloso" plan, lastimosamente este era un iPhone y yo era Android lover entonces nomas no daba con la aplicación.

Terminé aplastando accidentalmente la opción de la cámara que no tardó nada en abrirse mostrando mi cara de pánico en la pantalla, trate de salir de la aplicación lo más rápido que pude pero se escuchó un "click" como si se hubiese tomado una foto.

Tsss. No creo que se haya tomado.

Al otro lado Gutti empezó a hacer un trend de tiktok y supe que mi tiempo se estaba terminando.

De puro milagro encontre los contactos y agregue nuestros dos números en ellos y como dijo Gutti mandé un mensaje rápido a nuestros chats para que estén en la página principal. En el chat de la Gutti escribí "Piero llámame" y en mi chat puse "Dile al Jeremy que dije Hola".

Regrese rápidamente a la mesa del 3 y  devolví su teléfono al lugar que estaba .

-Perdonen a mi compañera- dije brindando una sonrisa dulce- El gerente nos sugirió probar una especie de entretenimiento para mejorar las ventas- me inventé- uhmm supongo que no está funcionando así que lo dejaremos de hacer ¿Verdad?

-Deley- dijo la Gutti después de la tremenda humillada que se pego. Pero bueno, en el amor y en la guerra todo se vale.

-¡Vanesa, Deibi! ¡Vengan a la cocina!- grito la mamá de la Gutti y no nos demoramos nada en desaparecer de la vista de los de la selección.

Las Meseras de la Tri (Hincapié/Sarmiento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora