Los sueños son una cosa muy bella, nuestro querido Izuku lo sabe muy bien. Pero. También sabe lo doloroso que se siente perder tus sueños, que te los arrebaten, que los destrocen y te hagan perder la esperanza. Por eso el aprecia cada sueño que encu...
La escena era simple, Izuku estaba en su cama sentado mientras que al frente suyo, se enconraba el desconocido sentado en una silla mientras que sus extremidades se encontraban amarradas.
—. . . ¿En que momento despertará?— preguntó al aire como si quisiese recibir una respuesta.
Como si fuese por arte de magia, el desconocido comenzó a recobrar la conciencia, lo primero que hizo fue tratar de escapar pero fue inutil debido a los amarres.
—No te esfuerces, va a ser dificil salir de aquí— comentó viendo a la nada al notar el sonido de los forcejeos—. Respondeme, ¿Quien eres tu?— Continuó Izuku.
El objetivo era simple, a ojos de Izuku, la misión era acabar con él, sin embargo, no sabia quien le dio esa mision o por que.
El desconocido seguía intentando de encontrar una forma de escapar. Observada a los alrededores viendo el depa de Izuku.
—¿Te niegas a hablar?
Izuku ya harto decidio levantarse acercándose lentamente a él. Mientras más cerca estaba, más cerca colocaba su mano al rostro de el rehén. Hasta que toco su cara.
— 30 voltios
Un destello verde surgió al pronunciar esas palabras, el desconocido simplemente era electrocutado con un amperaje de 30 voltios, haciéndolo gritar en el suceso.
—¿Ya estás listo para hablar?— preguntó con su mano separada del rostro del desconocido.
—. . . ¡Tch!
—Dime, ¿Quién eres?
—¿Ni a tu compañero reconoces?— preguntó el desconocido con clara molestia—. Maldito mentiroso— susurró en continuación.
—¿Mi. . . Compañero?
Estar confundido era más que obvio cono se sentía Izuku, pero algo le resultaba familiar del desconocido. Algo le decía que no debería ignorarlo.
—¿Así que me olvidaste así de facil? Dejame refrescarte la memoria. «Te prometo estar a tu lado». . . ¿«Solo a ti te confiaria mi vida»? ¿¡Nada!?— preguntó con molestia y frustración.
—. . .
—Eres un maldito mentiroso. ¡Soy yo, Nathaniel!
—Ni te conozco, pero ahora, ¿Qué haces aquí? Nathaniel
—Queria comprobar si era cierto. . . El hecho de que te habias olvidado de las 13 sombras. . . Parece que si.
—13. . . Sombras. ¿Sabes que? Tienes que irte, es mi ultima advertencia. Si no haces caso. Te daré una pequeña lección
Nathaniel se fue a regañadientes, mientras que se iba, Izuku no le quitaba la vista de encima. Algo le decía que no lo dejara ir, a tal modo que sin darse cuenta, extendió su brazo derecho apuntando hacia él, como si quisiera alcanzarlo.
Después de esa pequeña visita, se retiró a su cama y se durmió hasta al día siguiente.
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