La mañana estaba aclarando cuando el joven logró despertar del todo. Para su sorpresa, el reloj de la mesa de luz apenas marcaba las seis de la mañana. Volvió a taparse. Un sábado otoñal como aquel, no merecía otra cosa que no sea aprovecharlo para descansar. En pocos segundos, sintió como su cuerpo volvía a relajarse, cómo el sueño le ganaba por el peso de los párpados; y cuando podía ya vislumbrar un nuevo sueño que estaba formándose...
-¡Reeeeei-chan!
¿Cómo pudo haberlo olvidado?
-¡Hasta que te despiertas! Estoy despierto desde hace una hora, o más... -rezongaba el rubio, sacudiendo al pobre chico una y otra vez.
La noche anterior, habían entrenado hasta muy tarde en la noche. Rei y Nagisa fueron a cenar a la casa del primero, pero cuando el peliazul fue a buscar frutas para el postre... se encontró con el muchacho profundamente dormido, con la cabeza apoyada sobre la mesa, roncando suave. Y como un buen fan y protector de la belleza, no le pareció despertarlo; por lo que en su lugar preparó un colchón inflable al lado de su cama, y acomodó a su invitado en ella. Se veía tan pacífico y tranquilo: nunca estaba así despierto. Era la primera vez que Rei lo veía de esa manera tan apacible.
A la mitad de la noche, Rei no pudo con la angustia de que a su pobre y pequeño invitado le resultara incómodo dormir en el inflable, por lo que lo trasladó y al final fue el dueño de casa el que terminó durmiendo en el suelo. Le sorprendía como le podía mover tanto y el rubio permaneciera tan dormido: realmente tenía el sueño muy pesado, y ese día estaba agotado.
Ahora se encontraba llevándole a su invitado un café con galletas como desayuno, para él también. Su casa se encontraba en total silencio, ya que nadie más que él la estaba habitando durante ese fin de semana. Se podía adivinar a qué miembro del club pertenecía esa casa, totalmente: el orden reinaba en absoluto, en cualquier rincón.
En especial, en la habitación de Rei, donde las libros estaba acomodados temática y alfabéticamente. O lo estaban, porque para cuando él llegó, con la bandeja del desayuno, encontró a Nagisa rodeado de libros, todos desparramados por la cama.
Sólo lo había dejado escasos minutos solo, ¿cómo pudo hacer todo eso en tan poco tiempo?
-Oh, volviste -sonrió ampliamente, mirándolo. Rei sentí como una de las venas de su frente se iba a hinchar.
-¿¡Pero qué hiciste?!
-Supongo que los desordené un poco... lo siento. ¡Pero tienes libros realmente interesantes aquí!
El mayor arrebató los libros al rubio y comenzó a colocarlos en su anterior orden sobre la biblioteca. "Obviamente no tiene noción alguna de la belleza del orden. Sé paciente, Rei".
-No sabía que te gustaba tanto leer, Rei-chan. ¿Leíste todos los libros que tienes?
-Claro que sí, por algo los compré: para leerlos.
-¡Eso es admirable! Yo realmente no podría leer tanto nunca, y menos sobre temas tan variados como tú -se frotaba la nuca, riendo algo apenado de sí mismo. Un leve sonrojo de orgullo apareció fugazmente en las mejillas de Ryugazaki.
-No es para tanto, a decir verdad... ¡pero sí que es un logro leer tanto! -acomodó sus lentes, con aires orgullosos, como solía hacer cuando presumía de sí mismo -. Hasta tengo libros sobre técnicas de deporte: podría ser excelente en cualquiera que me propusiera practicar.
Nagisa no pudo retener una sonora carcajada.
-Rei-chan, tampoco mientas... no me hagas recordarte cómo nadabas cuando entraste al club.
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Delete It! (ReiGisa) {OS}
RomanceNagisa y Rei conocen los sentimientos de uno por el otro, pero sin embargo, aún actúan como amigos, y la vergüenza del peliazul no lo deja avanzar, cortándole aún más los caminos y las oportunidades. ¿Qué es lo que ocurrirá entre ellos, una noche en...