La séptima estrella más brillante

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Notas de autor: 


Fanfic participante en la actividad AOIKI VALENTINE DAY del grupo "EL ATAQUE DE LOS MULTISHIPPERS".

Mi palabra es "acurrucar" que va implícita en algunas partes del texto, como en el final dando una moraleja al historia del protagonista.

En este caso, es la primera vez que escribo de esta pareja, no les haré mayor spoiler de lo que han visto en el resumen, para que disfruten de la historia.

Es de fantasía, con bastante romance y un muy profundo análisis del protagonista, espero la disfruten tanto como yo al escribirla.



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"Por mi parte, no sé nada con certeza, pero la vista de las estrellas me hace soñar".


Vincent Van Gogh



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Crecí, creyendo que las estrellas en algún momento descenderían del cielo. Mi padre contaba desde que yo era un niño, que su abuelo pidió un deseo a la luna, cuando su desesperación fue tal que la oscuridad llenaba cada rincón de su alma, se sintió emborrachado por la desdicha, su soledad le habría transformado en un ser sumamente huraño que vomitaba palabras crudas a cada persona que estuviera a un radio menor de dos metros, por lo que cada día su tormentoso individualismo solo crecía más y más.

Era un hombre joven que había perdido a un ser amado, decía que, quienes aman tienden a ganar muchas cosas hermosas, pero si no tenían cuidado, podían perder mucho más de lo que obtenían. En algún momento, mi bisabuelo comenzó a hablar con la luna, de día la observaba dormir en el cielo, con su rostro pálido y muchas veces imperceptible, mientras de noche, establecía una cita de encuentro a la misma hora, sin cambiar, aunque la luna no se viera en ese momento.

Se sentaba sin importar el frío, el calor, la enfermedad o dolencia, simplemente se acomodaba en un mullido sofá de madera en su terraza, muchas veces envuelto en una manta, y comenzaba a hablar, le contaba como había sido su vida desde que tenía memoria hasta lo que le sucedía ese mismo día por la mañana.

Muchas veces olvidaba cosas, pero al día siguiente, tomaba el hilo de su conversación y retornaba a esos recuerdos de juegos, llantos, risas y amor, mucho amor, hasta que sus ojos iniciaban el llanto; cuando el desconsuelo tomaba el poder de su juicio, decía que el viento comenzaba a soplar cálidamente, sin importar que estuviera recién nevado, —un abrazo de Selene para consolar su triste corazón— eso era lo que él siempre afirmaba con mucha seguridad.

Día tras día, noches tras noche, le rogó a Selene devolverle su amor, por largos años, lloró rogando por aquel deseo, hasta que una noche nevada, del cielo cayó Selene con la forma de su ser amado, todo era idéntico a lo que él recordaba, todo, excepto su cabello. Las hebras de Selene eran plateadas y relucientes con si la plata estuviera envuelta en un hermoso cristal, su belleza era tan impresionante que mi bisabuelo supo que no era real con solo verlo.

Valle stella quae descenditDonde viven las historias. Descúbrelo ahora