3. CLASES, EL PICNIC, QUIDDITCH Y EL DUELO

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La primera semana de clases de Harry fue de lo más caótica, rápidamente se dio cuenta qué asignaturas le gustaban y cuáles no. Su parte menos favorita del día era el trayecto de ir de clase en clase intentando no morir en alguna de las escaleras mortales que cambiaban de lugar cada que les apetecía. Para su buena suerte, Ronald Weasley lo acompañó desde el primer día, así que no fue tan difícil como lo habría sido ir solo.


Potter hizo un recuento de los hechos ocurridos en Hogwarts mientras estaba acostado en su cama un viernes por la noche, escuchando los ronquidos de Ron y Seamus (un chico que tenía una manía por explotar cosas).

Sus clases de Historia de la Magia se podrían clasificar como... exhaustivas, el profesor Binns era un fantasma que hablaba con una voz monótona y pausada, que acompañada con la aburrida historia de la guerra de los duendes, se convertía en un potente somnífero.

Luego estaba la clase de Encantamientos, con el profesor Flitwick, era bajito y necesitaba subirse a una pila de libros para dar su clase. Ignorando el hecho de que el profesor chilló y se escondió como una fanática en edad escolar al verlo, era muy bueno dando su clase, rápidamente tomó el ritmo de la clase y Flitwick le otorgó 20 puntos a Gryffindor por hacer su encantamiento "Lumos" primero, ganándose una mirada venenosa por parte de Granger.

La profesora McGonagall de Transformaciones era siempre diferente. Harry había tenido razón al pensar que no era una profesora con quien se pudiera tener problemas. Estricta e inteligente, su presencia y voz potentes ponían en orden a todo el aula. Al igual que con Encantamientos, Harry demostró mucho dominio y ganó algunos puntos para su casa convirtiendo su cerilla en aguja después de Granger, esta vez ella parecía satisfecha.

La clase que todos esperaban era Defensa Contra las Artes Oscuras, pero las lecciones de Quirrell resultaron ser casi una broma. Su aula tenía un fuerte olor a ajo, y todos decían que era para protegerse de un vampiro que había conocido en Rumania y del que tenía miedo de que volviera a buscarlo.

Su turbante, les dijo, era un regalo de un príncipe africano como agradecimiento por haberlo liberado de un molesto zombi, pero ninguno creía demasiado en su historia. Por un lado, porque cuando Seamus Finnigan se mostró deseoso de saber cómo había derrotado al zombi, el profesor Quirrell se ruborizó y comenzó a hablar del tiempo, y por el otro, porque habían notado que el curioso olor salía del turbante, y los gemelos Weasley insistían en que estaba lleno de ajo, para proteger a Quirrell cuando el vampiro apareciera.

Y luego estaba el día de hoy, había logrado llegar al Gran Comedor sin perderse ni una vez.

—¿Qué tenemos hoy? —preguntó Harry a Ron, mientras echaba azúcar en sus cereales.

—Pociones Dobles con los de Slytherin —respondió Ron—. Snape es el jefe de la casa Slytherin. 

Dicen que siempre los favorece a ellos... Ahora veremos si es verdad.

—Ojalá McGonagall nos favoreciera a nosotros —dijo Harry. La profesora McGonagall era la jefa de la casa Gryffindor, pero eso no le había impedido darles una gran cantidad de deberes el día anterior.

En medio de aquella conversación, las lechuzas hicieron su habitual aparición. Harry se sorprendió un poco al ver que Hedwig volaba hacia él con una carta y que junto a ella un búho pardo que también llevaba una carta. El pequeño Gryffindor recibió las cartas y observó a ambas aves posarse junto a él mientras sentía que alguien lo observaba desde una de las mesas de las demás casas.

Abrió primero la carta que Hedwig le había traído.

Querido Harry (decía con letra desigual),

Inches in Between  -  Cedric X Harry (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora