𝐺𝑜𝑟𝑑𝑖𝑡𝑜 [𝑀𝑒𝑐𝘩𝑜𝑎 𝑂.𝑆]

𝐓𝐮́ 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐠𝐨𝐫𝐝𝐢𝐭𝐨

En serio necesitaba un fic de Lionel cuando estaba más gordito.
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2012

El calor en Barcelona era abrasador, algunos de los jugadores se deshacían de sus playeras tratando de encontrar alivio a la sensación sofocante que se aferraba a sus cuerpos.

Aún cuando sentía la incómoda humedad del sudor, Lionel se negaba a quitarse la camisa de entrenamiento; nunca se había considerado una persona insegura respecto a su físico, pero una pequeña vocecita en su cabeza se encargaba de recordarle los comentarios más recientes de su drástico cambio.

Había aumentado un par de kilos después de su última temporada. Las camisas le quedaban un poco más pegadas, sus muslos se veían más gruesos y los shorts se ceñian con fuerza sobre su trasero.

- ¿No te vas a quitar la camisa?

El tono burlón en la voz de Piqué junto con las risas de algunos de sus compañeros lo hizo sentir humillado. Trataba de cubrir su ligero abdomen inflamado de la mirada llena de apatía de los demás.

- Anda Lio, quítate la camisa. -

Lionel sintió un duro tirón en la parte trasera de su uniforme, el sonido de la tela rasgándose con fuerza lo hizo sentir vulnerable.

Piqué solo silbó llamando la atención de los demás, quienes rodearon al más pequeño del equipo. Sin piedad jalaban y empujaban el cuerpo de Lionel, deleitándose de la humillación ajena.

- Vamos Messi, solo una oportunidad más. -

Una fuerte nalgada lo regresó a su realidad, detestaba tanto el toque del español sobre su cuerpo. Piqué era una persona detestable,su relación se había ido a la mierda cuando el argentino se enteró de las frecuentes infidelidades por parte del español.

Cuando le puso fin a todo, el español solo se esforzaba por atormentar al joven que a su propia moral aún le pertenecía.

- No seas tímido, gordito. - Murmuró el español en su oído.

Odiaba tanto que él lo llamara por ese apodo.

- Tu novio es un naco de primera, deja que un hombre con clase te lleve a la cama.-

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Una lágrima recorrió su mejilla, al cruzar la puerta de su departamento se derrumbó por completo. Sollozos desesperados solo salían de entre sus labios, miró su camisa completamente destrozada recordando cada vocablo repleto de veneno.

Todos sus pensamientos se detuvieron al abrir la puerta de su habitación y escuchar un silbido coqueto, su corazón se aceleró con fuerza al verlo ahí. Guillermo se encontraba semi recostado en medio de la cama, una sonrisa deslumbrante sobre su rostro que poco a poco desapareció al ver los ojos de su amado repleto de lágrimas.

- ¿Lio?

No pudo evitar correr hasta sus brazos, ocultando su rostro en el duro pecho del mexicano.

- ¿Quieres hablar de lo que pasó?

Lionel solo negó, aferrándose con fuerza a la camiseta de su novio. No quería crear problemas entre sus compañeros y Memo; conocía muy bien el temperamento del mexicano, esa bonita sonrisa ocultaba una bestia repleta de furia.

Guillermo no tardó en notar la camisa algo rasgada que cubría el cuerpo de su amado. Aún cuando Lionel insistía que nada pasaba, sus ojos lo delataban por completo.