O5

185 15 6
                                    

O5; ¿Why?
" ¿Porque? "


TW: Cantidad de sangre mínima, Violencia.

Cuando tocó el timbre, Jon vaciló a la hora de salir de el salón y se quedó en su pupitre viendo el techo, presenciando y escuchando el caminar de sus compañeros de aula salir para disfrutar de el receso, no se sentía con ganas de salir, menos de ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Cuando tocó el timbre, Jon vaciló a la hora de salir de el salón y se quedó en su pupitre viendo el techo, presenciando y escuchando el caminar de sus compañeros de aula salir para disfrutar de el receso, no se sentía con ganas de salir, menos de acercarse a su casillero que tanto lo avergonzaba tan solo para sacar su libro de fisica.


Suspiro y una vez ya no había nadie más dentro, salió de el aula con el cuaderno de la clase anterior solo para encontrarse lo común, gente caminando, mayoritariamente en dirección a el patio o grupitos hablando de quien sabe que cosa. Sus pasos se encaminaron rápidos hacia su casillero, sintiendo las punzantes miradas sobre su nuca, tan agudas como las espinas de una rosa.


Al llegar, notó la puerta semi abierta de el casillero y curiosamente se acerco para inspeccionar si habrían robado alguna de sus pertenencias, pero todo estaba en su lugar, no había nada por lo que alarmarse hasta que vío encima de los libros algo nuevo, algo que no había puesto él. Lo miró de reojo, era un papel de diseño cuadriculado doblado.


Se sintió extrañado, ¿Porque alguien le mandaría una carta?, a menos de que sea una amenaza donde le estén diciendo que lo van a golpear en equis lugar de la preparatoria y lo van a dejar de equis forma en tal estado. Tomó la carta entre sus manos y dejó su cuaderno dentro con los demás, la examinó una última vez antes de que su curiosidad le ganase y abriera el papel para ver su contenido.


Al terminar de leer, quedo en blanco, ¿como se suponía que debía reaccionar ante ello?, nunca se imagino en una situación así, leyendo una carta de un desconocido que parecía hablar con tanta confianza en una hoja de papel como si lo conociera.


No entendió porque alguien se tomaría el tiempo de detallar el cómo sentía con él, su opinión honesta de cómo se vestía, algo que le hizo sentir halagado, más aún sabiendo que era cumplidos hacía su ropa, algo que mayormente era usado como una burla, no le importo el cómo supo que le gustaba la vainilla, o aquellos bellos árboles de el jardín, porque se sintió especial, alegre, incluso importante.


Se sintió algo interesado cuando termino de leer la hoja, pues la curiosidad le pico fuerte al leer la firma y no poder reconocerla. Algo irrumpió sus pensamientos, ruido, pisadas cercanas hacia él, haciéndolo doblar aquel papel que le hizo sentir feliz internamente por unos segundos, cierra la puerta de el casillero con la carta dentro para encontrarse a su lado -a pocos centímetros de él- a un grupo de chicos.


Pantalones anchos, camisetas holgadas, aquella imagen le recordó a los amigos de Fred -además de a él-, porque eran ellos, aunque solo faltaba él.


Se pregunto porque estarían aquí, frente a él, mirándolo como si hubiese hecho cualquier cosa menos algo bueno, sus pasos se encaminaron hacia él y en poco tiempo lo acorralaron contra los casilleros, sin mucha oportunidad de escapar.


—¿Que? —Trataría de alzar su voz, mirando a uno de los 4 chicos, quien no le despegaba la mirada y parecía ser quien estaba a cargo de aquel ataque. La mirada de Jonathan giro de lado a lado y al ver como los pasos de aquel chico antes mencionado se aproximaban a él, se sintió una presa del pánico.


—Me alegra muchisimo que Fred se haya alejado de tí. —Su voz sonó como si fuese el único sonido presente, como si aquel pasillo estuviese vació y sin ninguna presencia de un ajena a lo que estaba pasando, deseo que sus palabras no hubiesen dolido y que no le hubieran recordado aquel relativamente reciente suceso, desvío la mirada hacía el suelo, con algo de verguenza de sí mismo.


—¿No vas a hablar?, Marica de mierda, ¿porque no mejor me la chupas? —Su voz se alzó, haciendo que Jon se imaginase lo peor en un par de instantes, sus ojos siguieron centrados en los de el mientras el único procedente de él era el de su respiración, que pareció alterarse un poco ante el alzar de la voz de su contrario.


Se sintió ofendido, además de insultado en aquel momento, no era la primera vez que aquellos chicos lo molestaban, pero en esos segundos se sintió cansado de todo como para hacer una locura sin pensarlo, solo quiso apretar su puño tan fuerte como fuese posible y estamparlo en su cara, estaba harto, furioso de aquellas burlas, tanto que no puedo pensar dos veces lo que de su boca escapo.


—¿¡Y porque no mejor se lo pides a tus amigitos, puto payaso hijo de puta!? —Su voz resonó fuerte, y su puño lleno de tensión y ira fue llevado a el rostro de aquel despreciable muchacho, que tenía una sonrisa esbozada en sus labios y que tan rápido como el duro puño le impactó la nariz, se borro para ser remplazada con una expresión adolorida.


La mano de el chico fue llevada a su rostro, para tapar su roja nariz tras el golpe, entre sus dedos escurrió la sangre, tiñendo sus dedos de la escarlata escurriente de su nariz como un grifo abierto, pronto adopto una pose diferente y quitó su mano de su nariz manchada de la cual no paraba de escurrir la sangre, dispuesto a golpear a aquel chico que lo llamó "payaso hijo de puta", dispuesto a desahogar su ira en el cuerpo y piel de el castaño para dejarle marcas, para marcar lo que era, un maricón.


El matón les lanzó una mirada a ambos chicos detrás de él por encima del hombro y luego dirigió su mirada hacia Jonathan, que tenía la vista perdida, lleno de adrenalina y miedo a la vez con la mínima pizca de satisfacción corriéndole de arriba a abajo. Escuchó pasos nuevos, y ahora los tres chicos, quienes no habían intervenido anteriormente, ahora dos de ellos se acercaban a él.


Su mirada surfeo sus alrededores, cada posible escape, pero cada uno de ellos no eran buenas rutas, y cuando sintió el tacto ajeno tomarle fuerte, cuando ambos chicos lo tomaron de cada uno de sus brazos para que no pudiese moverse, trató de escapar, de zafarse como un pájaro que revolotea sus alas por sus jaula sin entrada ni salida, como una presa; sin oportunidad de escape.


—Rhys, vigila y avísanos si es que escuchas a algún profesor. —Le hablo el chico a uno de sus acompañante, quien no ayudo a mantener a Jonathan quieto y si quedo en su lugar. Palabras marcadas que denotaban lo que iba a pasar, que respondían a las preguntas temerosas de el castaño y que hacían que el miedo se le subiera a la garganta, la cual estaba llena de palabras por decir que por la cobardía de el momento no dijo y también porque lo calló un golpe.


Un golpe en el rostro, pómulo derecho, bastante cerca de el ojo, la intensidad hizo su cara girarse de manera brusca, no tenía escape y solo le quedaba aceptar lo que quedaba de tortura, apretó los dientes, mientras la frustración le hacía un nudo en la garganta, deseo golpearlo de nuevo, con sus puños cerrados se clavo las uñas en su piel tras la fuerza y sus manos temblaron de rabia, tras no poder ser capaz de escapar.


—Con esto te marcare, para recordarte bien de nuevo y una y otra vez, quien es el payaso aquí —Habló el atacante, tomando de la barbilla a Jon para alzar su cabeza y verlo a la cara, solo para después clavar su dedo en donde había golpeado a el castaño, que de su boca dejo escapar un quejido adolorido tras esto, solo pudo escuchar las risas y presenciar sus sonrisas, que tanto desprecio en ese momento.


—Ah, ¿entonces estás admitiendo que eres un puto payaso sin educación?, ¡asqueroso de mierda! —A pesar de no tener la capacidad de moverse a libertad propia, tenía la libertad de hablar, y también tuvo la libertad de escupirle en la cara a aquel chico, quien pareció asqueado en cuanto la saliva ajena le llego a la cara, echándose para atrás.


Trató de abandonar el miedo, pero miro que en los ojos de el chico parecía verse el mismo infierno, llameantes en ira, se acercaron a el castaño y plantó su puño en su estomago, fuerte, duro, que le dejo seca la garganta de Jon en unos instantes y que hizo que sus pulmones salieran el aire para dejarlo mareado, con la vista en negro por un breve exhalar forzado.

[CANCELADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora