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*Grabación: on*

Últimamente Error estuvo deprimido, y ser verdad no se por qué así que, aprovechando la oportunidad intentaré ganar su confianza, pero agregando un piropo, solo para aligerar la tensión. Obviamente no voy a grabarlo, pues es serio y quiero arruinarlo, solo voy a contar lo que pasó en algún otro momento.

*Grabación: off*

~•~

— Hola Error... – Hablo, sentandose a un costado suyo.

— No hagas que te vote Ink, así que vete... – Dijo, sin voltear a verlo con el ceño fruncido tras la aparición contraria.

El lugar quedo en silencio por momentos, con la incomodidad y tensión del momento sintiendose en el aire, así que el plan del segundo presente se dió a andar.

— Error, si fuera un peluche, quiero ser tu favorito.

— ... *Lo mira con expresión de desaprobación*

— (Mierda, la cagué) Me refiero aque-! ... *Suspira* Mira Error, se que no fueron tus mejores días, no quiero verte así de... Deprimido! Cada uqe vienes a la institución y tienes esa cara de querer matarte; simplemente no la soporto! Me preocupas, así que, como si fuera un peluche terapeuta, cuéntame ¿Qué paso?...

El esqueleto azabache lo miro un momento con una expresión neutral, sin dar a saber que pasaba por su cabeza; pero, después de unos minutos bajo la miraba suspirando "derrotado".

— Mi hermano se desmayo por el exceso de estrés, mantener la casa, trabajar y estudiar para su universidad es demasiado, se mantuvo en cama por unos días, en los cuales pensé seriamente en dejar la escuela para trabajar y apoyarlo un poco...

Dado la confección el lugar terminó en silencio, en lo que ambos tragaban la dura verdad que pasaba uno de ellos, y sin poder aceptarlo, el azabache comenzó a soltar unas cuantas lágrimas, para después intentar pararlas bruscamente con sus manos pasandolas repetidas veces por sus cuencas con notable molestia y desesperación, ocultando la gran tristeza que cargaba por días.
Por otro lado el de huesos blancos notó la gran presión de su contrario, sintiendose tan impotente y desesperado ante la situación, la sorpresa no pasaba por su cerebro un cien por ciento congelando lo sin saber cómo reaccionar; pero tuvo que tragarse ese nudo dentro de él para enrrollar en sus brazos a aquella persona por quién mantenía sentimientos, desconocidos para él, pero que luchaba por comprender.

Y comprendía lo que necesitaba su contrario en esos momentos.

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