☆ ; cuatro.

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Debía ser una puta broma. Aunque pensándolo mejor... ¡aquello era claramente planeado!

Jungkook tomó el puesto a un lado de Yoongi como estaba planeado. El pálido estaba enfurecido. ¿Creían que era estúpido o algo? Todos los días le guardan el lugar a Jeon, y Yoongi solo era sordo, pero no ciego.

Su ceño estaba fruncido en señal de enfado.

«¿Por qué a mí, señor Jesús? Juro que no hice nada, y si mi yo del pasado hizo algo malo, castíguelo pero déjeme en paz y quíteme al maníaco popular de encima.»

Su vista se fijó en el bloc de notas que se acercaba a él.

"Te ves molesto..."

Yoongi jadeó con ironía.

"Porque lo estoy, ¿qué demonios haces sentado conmigo?"

"Pues... tengo derecho a sentarme donde quiera. No eres el dueño de la escuela ni de los asientos, Hyung."

Yoongi lo fulminó con la mirada, y Jungkook simplemente optó por sonreír. Soyeon, a un lado de ambos, pensaba que si un día la muerte enfrentaba a Jungkook, este iba a sonreír como lo está haciendo frente a Min Yoongi.

Yoongi, enojado, parecía a punto de estallar. ¿Por qué no podía simplemente dejarlo en paz? Todos se alejaban, ¿por qué él no?

«¿Por qué tú no?»

Jungkook sintió sus mejillas colorear de rojo cuando sus ojos se toparon con los felinos de su mayor. Le gustaban mucho, pero mirarlos directamente le daba nervios, tanto que no podía mantener la vista por más de dos segundos.

Cambió su mirada al bloc y escribió:

"¿Quieres que me vaya?"

El pálido suspiró. Este niño le iba a sacar canas verdes, y en el momento que encontrara una, juraba que lo ahorcaba. Levantó sus manos, y el menor creyó que Min lo empujaría del asiento o algo, pero solo tomó de sus manos el bloc en un movimiento algo brusco.

"Vete, quédate, aquí o en la esquina. No me importa, solo no me molestes, maníaco popular."

Jungkook sonrió aún más. Otro avance, muy pronto estaría teniendo pijamadas con el mayor.

—Yoongi hyung es adorable cuando tiene esa expresión de querer clavarme un cuchillo.

Yoongi levantó un poco un lado de su labio en una pequeña risa silenciosa.

«Imagínate lo lindo que me vería clavándote el cuchillo. ¿Estás idiota, Jeon?»

Jungkook le pareció muy extraño que Yoongi riera al terminar de decir eso, aunque decidió no darle vueltas al asunto.

El castaño tomó el bloc y escribió en él con el lápiz que había perdido.

"Hablamos de la redacción en el descanso. Hoy no hay filosofía."

Jungkook simplemente movió la cabeza con una sonrisita de victoria.

"¿Cambiar de tema otra vez?"

Jungkook había sugerido cambiar el tema de la redacción. Hablar de la Segunda Guerra Mundial sería un fastidio y es muy usado, no quería eso.

"¿Y qué sugieres, genio?"

"No lo sé, pero Segunda Guerra no, Hyung."

Yoongi suspiró y movió sus manos en señal de frustración.

Jungkook, sin querer enfadar a su mayor y que este lo mande al carajo por quién sabe cuál vez, pensó en un tema diferente. Aunque... pensaba hacer una redacción única.

«Yoongi, Yoongi... alguien callado que no le agrada a nadie... hum...»

El sordo se puso un poco nervioso con la forma en que Jeon lo miraba. Una mirada centrada y sin intención de mirar a otro lado. ¿Lo estaba analizando o es que así piensa mejor?

—Lo tengo.

Yoongi suspiró al confirmar que Jungkook sí pensaba mejor mirando un punto fijo. Aunque parecía perdido, sus ojos de ciervo parecían opacos.

Qué miedo.

"¿Qué te parece el alcoholismo?"

"¿Por qué algo tan serio?"

"Por exactamente eso, es un asunto serio. Muchas cosas pasan cuando una persona alcoholizada anda por ahí. Mata a alguien o muere. Golpea a alguien o es golpeado para ser robado. Y si tiene un auto, peor aún, porque las personas mueren o salen heridas, con suerte."

Yoongi apretó los labios con eso último. Su expresión era de entre temor y tristeza al mismo tiempo.

El menor no tardó en notar el cambio en su rostro. Era fácil, siempre tenía el ceño fruncido en enojo y frialdad. Verlo así, casi vulnerable, era preocupante.

No quería invadir su espacio y que lo más probable fuera que lo golpeara y se fuera. Así que, optó por tomar sus manos y acariciarlas con sus pulgares.

El mayor le miró aturdido por su repentina acción. Admitía que le parecía un gesto muy lindo, aunque también caritativo. Apartó las manos de Jeon con los ojos temerosos y enojados, entrelazándolas para que no las tocara nuevamente.

Jungkook le sonrió tierno y las volvió a tomar, entrelazando rápidamente una de ellas y quedando encima de la otra contraria, imposibilitando que se soltara.

El mayor lo miró más enfurecido. Jungkook siempre con su cara serena y alegre.

El peliazul quería decirle cosas bonitas, pero no lo escucharía... la única forma era darle apoyo físicamente.

Si recordar lo que pasó hace dos años le alteró un poco, que Jeon lo siguiera tocando por pena lo ponía peor.

«Suéltame, Jeon... no quiero tu caridad, suéltame, por favor.»

—No sabes cuánto daría para que me escuches... —llevó las manos del pálido a sus labios y plantó un besito en el dorso. —No sé qué es lo que te pone triste, pero... me preocupas. Siempre estás serio y muy infeliz. Yo podría ser tu amigo y darte un poquito de diversión y alegría. Hyung, quisiera conocerte para ser amigos y verte sonreír, darte apoyo como ahora. Sé que no me escuchas, pero vale la pena dejar que el viento se lleve mis palabras.

Yoongi sintió su corazón acelerar. No podía darle su amistad a ese muchacho que siempre estaba detrás de él como un pollito sigue a su madre.

Pero una cosa sí podía.

«Puedo confiar en ti.»

El timbre sonó y Jungkook lo liberó. Yoongi desenlazó sus manos y sujetó la mano de Jeon.

Jungkook le sonrió e hizo señas para que le dijera qué pasaba.

"Mira, maníaco popular, lo pensé y... concuerdo con el tema del alcoholismo."

El peliazul dio unos brincos en su lugar. Eso era otro avance, estaba seguro de que lo era. Y si no, estaba el hecho de que no lo golpeó.

Yoongi se aguantó la sonrisa. Jungkook era definitivamente un conejito no solo por los dientes, sino también por dar saltitos.

El castaño le tomó de la muñeca y empezó a guiarlo de vuelta a clase.

El menor sonrió enternecido. Adoraba este Yoongi... hoy lo había visto con otra cara, una que nadie había visto. Esperaba ver otras, especialmente una en la que sonriera.

redacción ୨୧ kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora