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-¿Uh?¿amigos?- preguntó Take aguantando las ganas de llorar por el dolor en sus pompis y Fuyu asintió, los humanos veían cómo el perro y el gato interactuaban de forma pacífica.

-Oh, él es Fuyu, el dueño lo rescató de la calle hace un año y desde entonces es la mascota del lugar, es tranquilo la mayor parte del tiempo y suele distraer a los otros animales- Kazutora explicaba mientras anotaba en un cuaderno.

Mikey solo veía preocupado a Take.- tranquilo, Take, veré que mejores- pensó.

-Aquí les dejo una lista de las cosas que deben comprar para que mejore, deberán bañarlo con un jabón para la sarna y deberán usarlo también en caso de haberlo tocado, les daré unas gotitas para los parásitos y tienen que darle comida para cachorros- les explicó mientras les daba el papel en el que había anotado antes, ahí estaban las indicaciones y los precios.

-Eso sería todo, traiganlo en una o dos semanas para ver si mejora-

-Bien,¿acepta tarjeta o solo efectivo?-preguntó Kakucho.

-parece que ya tienes que irte, espero verte en unos días- dijo animado el minino.

-y yo espero que no vuelvan a lastimar mis pompis-

Salieron de la veterinaria y fueron directo al auto, Kakucho ya había comprado en la veterinaria las cosas para ayudar a Take a mejorar su salud, un collar, una correa, unos juguetes y dulces a petición de Mikey. Take se relamía contento,"Fuyu tenía razón, si estaban muy ricos" pensaba.

El camino a la mansión fue tranquilo, Kakucho regañó a Mikey para que no le dé tantos dulces para perros a Take diciendo que luego le causaría dolor de panza. Al llegar las encargadas de la limpieza ya habían limpiado todo, la sangre de Mikey en la entrada, barro, pelos y lavaron las sabanas y ropas que estuvieron en contacto con el perro.

-Tenemos mucho trabajo por hacer, pero sé que Take no se quedará quieto en algún lugar- dijo Mikey y Kakucho pareció pensar un poco antes de contestar.

-Podrías dejarlo recorrer la mansión y el patio, así se mantendrá entretenido conociendo el lugar, ya los empleados están avisados sobre Take así que nadie le hará daño sabiendo que es tuyo- explicó calmado.

-¿Les avisaste a todos?¿cuándo?-

-Por la mañana antes de hacer el desayuno-

-De acuerdo, lo dejaré suelto- dicho esto, se agachó y soltó la correa de Take, éste lo miró dudoso un momento.

-Vámos, puedes recorrer libremente, ahora también es tu casa- le dijo Mikey con una sonrisa. Dicho esto, Take salió corriendo emocionado por un pasillo hasta que lo perdieron de vista, Mikey y Kakucho se fuerona sus respectivas oficinas a terminar sus trabajos pendientes.

-Wao, éste lugar es enorme- comenzó a oler todo a su paso, también se detubo a oler a unas mujeres bien vestidas que cargaban escobas, trapeadores y botellas, normalmente las personas que tenían esas cosas las usaban para golpearlo y le gritaban cosas feas, pero ellas no hicieron nada malo, solo se quedaron ahí esperando a que él termine de olfatearlas y cuando las veía a los ojos ellas le sonreían y le decían cosas lindas para luego irse.

No se dió cuenta de que había estado una hora y media dando vueltas en los mismos dos pisos hasta que se topó con una popó que él mismo había hecho, se asustó, pero pensó que podría encontrar al peliblanco llamado Mikey o al tipo de cicatríz llamado Kakucho si volvía en sus pasos, así que empezó a caminar lentamente en reverza con la esperanza de que ellos lo estarían esperando o buscando.

Nada, casi dos horas llendo en reverza y nada, se topó una y otra vez con su popó hasta que ésta también desapareció, nadie lo esperaba ni buscaba, estaba solo, eso le dolió mucho, creyó que ya no estaría solito nunca más pero ahora lo está y duele, estár solito duele mucho.

Empezó a llorar desesperado mientras corría buscando a alguien que lo ayude y consuele, luego de unos minutos dando vueltas una puerta se abrió dejando ver al tipo de pelo corto y morado.

-¿Qué ocurre aquí?- miró por todos lados hasta notar que Take corrió hacia él en busca de mimos y consuelo, pensó en cargarlo pero recordó que éste podía contagiarlo de sarna, entonces solo lo dejó pasar a su oficina mientras buscaba guantes de látex, siempre tenían varios guardados en caso de tener que ser ellos mísmos los encargados de eliminar "ratas" sin dejar rastros.

-Ya está, ahora sí- dijo acercándose a Take con los guantes ya puestos, comenzó acariciando con cuidado su cabeza, luego su lomo y finalmente su barriguita, se sintió morir de dulzura cuando lo vió mover su patita al razcar cerca de sus costillitas. Le parecía triste ver que éstas estaban muy marcadas, que le faltaba mucho pelo y estaba lastimado, pero estaba decidido a lograr que se vea rechonchito y peludito.

-Oye, ya terminé mi trabajo,¿vamos a jugar al patio?, ¿si?, ¿eso quieres?- le preguntó con un tono de voz dulce, se levantó y abrió la puerta, Take dudó un poco por miedo a perderse otra vez pero decidió confiar en él. Caminaron un poco hasta llegar a una de las puertas brillantes que había visto varias veces en el tiempo que estuvo perdido, entraron y vió que el tipo amable tocó algo en la pared, provocando que la puerta se cerrara y el piso temblara, se asustó y se escondió entre sus piernas.

-Tranquilo, tesoro, ya casi llegamos- luego de decir eso la puerta se abrió, Take vió con asombro el exterior, notando que no era el mismo exterior que hace unos momentos.

-¿Eeeehhh?, ¡imposible!- el humano salió esperando que el perro lo siguiera y así lo hizo, lo siguió hasta el enorme patio donde estuvieron más de una hora corretiandose el uno al otro, poco le importaba a Ran ensuciarse su traje con tierra, cesped y pelos,¡ESTO ERA REALMENTE DIVERTIDO Y DESESTRESANTE!.

Luego de tanto corretear se hecharon a descansar debajo de uno de los arboles, Ran tirado en el suelo y Take dormido arriba suyo, se levantó cuando sintió que también se estaba por dormír y cargó a Take en brazos nuevamente hacia el interior de la mansión, sin ser conciente de que alguien lo estaba viendo molesto desde una ventana.

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Ojalá les haya gustado, disculpen las faltas de ortografía.

Bye bye.

Patitas al rescateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora