UNA MUJER

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Un regalo a su rey, protector de los nueve mundos. Cómo muestra de buena voluntad con los mundos, entre ambas especies; el ofrecimiento de diversos tipos de regalos se habían realizado desde la antigüedad y en ésta ocasión no pasaría desapercibido, por más que la petición del actual rey de Asgard había causado controversias, principal y únicamente entre ellos.

     —Una mujer —había dicho el pelinegro—, una mujer capaz de ser mi esposa, capaz de amarme —añadió únicamente para su hermano, quién le había reclamado tremendo 'obsequio' que deseaba de midgar—; alguien fuerte que se someta por voluntad propia, a quien no le enloquezca (igual que a mí) —pensó— el poder; que venga bajo su voluntad, no obligada por su especie o moral. De nada serviría de ser así —fueron sus últimas palabras, causando revuelo entre los representantes de los nueve mundos y más ante aquellos humanos que había intentado conquistar no hacía mucho tiempo.

     Dio fin a la junta y luego de que todos desaparecieran de sus alrededores el rubio Dios del trueno se acercó a él con un aura agresiva.

     —Lo que quieres es una sierva hermano —recrimino Thor—, una perspectiva de tu deseo frustrado de gobernarlos.

     —¡No! —El volumen usado por Loki lo sorprendió luego de haberlo visto actuar tan calmadamente frente a los invitados— Tu no lo entenderías —Le dijo y se dispuso a salir de la habitación.

     —Explícame hermano, para entenderlo —El tono usado por Thor lo hizo detenerse, voltear brevemente sobre su hombro y responder rápidamente antes de al fin salir.

     —Tienes a Jane…

     Las puertas del palacio se cerraron a su espalda y con un chasquido se deshizo de la capa que llevaba en sus hombros para luego masajear suavemente su cabeza mientras seguía caminando.

     Que cansado era ser rey siendo él mismo, a pesar de que contaba con el apoyo de Odín y Thor, y seguramente de su madre en el Valhalla, seguía pensando que hacerse pasar por su padre hubiera sido una mejor y más sencilla idea que le evitaría los actuales acuerdos entre mundos. Si no fuera por Thor que descubrió casi al instante que no había muerto y su trampa por suplantar a su viejo ésto no estaría pasando, ni siquiera esa molesta sensación en su pecho, aseguraba.

***

Sucedió poco después de ser coronado, nuevamente, como gobernante de Asgard. Thor había obtenido el permiso de llevar a la ceremonia a la que era su actual pareja y durante toda la visita no pudo más que voltear los ojos con molestia y sacar la lengua como un crío en una mueca de desagrado, representación a un asco fingido que sentía ante cada muestra de afecto, romance y cursilerías que hacían en pareja los enamorados. Mas internamente había otra sensación apareciendo en su pecho y cuando Thor volvió a la tierra y se descubrió sintiéndolo frente a cada pareja con que se cruzaba, teorizó que más que desagraderle lo que veía, una pequeña espinita de anhelo se acrecentaba en su ser ante aquellas muestras.

     ¿El gran Loki, hijo de Odín,  rey de Asgard, y legítimo heredero de Jotunheim anhelaba una relación, más allá que sexual, amorosa?

     A él mismo le costaba aceptarlo y le tomó meses admitirlo, pero era así. De manera que, siendo consciente de sus deseos y sabiéndose gobernador del lugar, salió un día de esos a pasear por las calles de su pueblo, a visitar los lugares en los que estudiaba y se divertía, pasando de silenciosas bibliotecas a oscuras tabernas y hermosos jardines; y si bien no obtuvo miedo u ofensa hacia él de los ciudadanos con los que se cruzó, sí que se encontró con algo, de hecho, no tan nuevo. Rechazo.

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