Calma.

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Después de la cuarta guerra ninja, con la paz reinstaurada en todo el, ahora unificado, mundo Shinobi. Muchas cosas comenzaban a mejorar después de la pasada tormenta.

La aldea de la hoja se recuperaba aún de sus pérdidas y trataban de mantenerse optimistas ante la falta de tantos seres queridos.

Las demás naciones simplemente habían llegado a un acuerdo mutuo de paz y cooperación.

Los días eran soleados y el clima húmedo y agradable.

Bueno, nada podía ser tan agradable para cierto rubio hiperactivo.

Nunca le gustaron mucho los hospitales, mucho menos quedarse quieto. Era muy aburrido todo, no toleraba lo blanco y simple que se veía todo en su cuarto.

Aún así, faltó de mejores opciones, pensaba en las cosas que habían pasado, pensaba en cierta pelirosa. Lo había logrado, al fin había conseguido cumplir su promesa de por vida.

Después de lo acontecido en el valle del fin, su batalla con Sasuke y su posterior victoria a costa de su brazo derecho. El Uchiha había sido llevado a la aldea por voluntad propia, no hacía más de un par de semanas después de la última vez que lo vió, ambos fueron llevados al hospital central de Konoha para atender sus heridas, ambos estaban estables, aunque Sasuke aún se encontraba relativamente mal comparado con él. Suponía que tenía sentido sin una bestia con colas ayudando a su amigo a sanar. Sin embargo, ambos dejaron de estar en peligro bastante rápido.

De pronto vió la puerta de su habitación abrirse lentamente.

Naruto veía, atentamente, él esperaba ver a su amiga pelirosa pasar por la puerta y ayudarlo como lleva haciendo de rutina desde que llegó al hospital.

Desgraciadamente no fué el caso.

Vió a su abuela Tsunade, entrando a la habitación, llevaba la forma de chequeo que había visto usar a Sakura-Chan cuando lo iba a revisar.

-¡Hola abuela, me alegra verte de veras!- Exclamó Naruto con un gran entusiasmo.

-¡MALDITO MOCOSO! ¡Deja de llamarme así!- Exclamó Tsunade con una vena hinchada y un puño apretado.

-Jejeje, ya perdón.- Decía Naruto con una zorruna sonrisa.

-Ah... No puedo molestarme contigo verdaderamente. Bien mocoso, éste es tu último chequeo y si todo está bien, te daremos de alta hoy mismo.- Dijo Tsunade mientras veía el papeleo que indicaba el estado de salud de Naruto.

-¡Genial! ¡Ya me estaba aburriendo horriblemente aquí y la comida es horrible, de veras!- Exclamó el rubio.

Inmediatamente Tsunade empezó a revisar al chico frente a ella. Naruto era cooperativo, acataba los pedidos de la Hokage y solo dejaba que se le revisara. Después de todo eso ya era rutina desde hace ya casi dos semanas.

Aunque siendo honesto, el preferiría que fuera su amiga pelirosa la que lo checaba.

-Bien, terminé, oficialmente Naruto Uzumaki, te doy el alta médica, deberás volver aquí en poco tiempo para darte seguimiento y para hacer algo con respecto a tu brazo.- Dijo la Hokage.

Naruto asintió a lo que le dijo la rubia.

-Gracias abuela. ¿Te puedo preguntar cómo está Sasuke? Ya está más estable?- Preguntó Naruto.

Tsunade dudo si darle información acerca del estado del azabache, tenía que asegurarse de algo primero.

-¿Naruto, cuál es la razón detrás de tu pregunta?- Cuestionó ella.

Naruto no entendía a éste punto por qué no le daban información sobre Sasuke, las veces que le preguntó a Sakura-Chan, ella le decía que no podía compartir la información por ética profesional. Y ahora su abuela le cuestionaba la razón.

-Sólo quiero saber cómo está, es mi amigo.- Decía Naruto, no tan seguro de sus palabras.

-Ay mocoso... La primera regla para saber mentir, es no mentirle a un mentiroso... Así que dime. ¿Por qué?-

Naruto bajó la mirada un segundo, no ganaba nada con ocultar sus razones, entonces decidió decirle.

-Es por la promesa que le hice a Sakura-Chan... Mi promesa no estaría cumplida si Sasuke acaba mal por mi culpa... No la podrá hacer feliz si ése es el caso.- Dijo el rubio con total honestidad.

Tsunade chasqueo la boca al darse cuenta de que lo que creía estaba en lo correcto.

-Mocoso... Naruto... Sasuke será llevado a juicio ante los clanes de la aldea, se determinará su destino en función de su apoyo en la guerra, pero también basado en sus decisiones. Pero él no es la primera razón de tu preocupación... - Dijo Tsunade sintiendo pena por quién ella considera su nieto.

Naruto sólo se quedó viendo a la nada mientras pensaba las palabras de la Hokage.

-¿Hay algo que pueda hacer?- Preguntó Naruto.

-Si... Habría algo que podría hacerse, puedes declarar a su favor. Después de todo eres el gran héroe de la guerra ninja ahora, estoy segura que tu palabra vale mucho para los líderes de clan, ahora más que nunca.- Respondió la rubia, conteniendo sus  ganas de decirle que no lo haga.

Ella conocía el trasfondo del equipo 7, sabía que Naruto haría el tonto sacrificio de su propia felicidad para poder ver a sus amigos felices.

-¡Lo haré! ¡Conseguiré la libertad de Sasuke para que pueda corresponder a los sentimientos de Sakura-Chan!- Exclamó Naruto.

Tsunade sintió algo en su interior apretarse... Dentro de ella, muchos recuerdos de su difunto amigo Jiraiya salían a flote. Ella recordó que una vez el peliblanco hizo lo mismo que su nieto estaba pensando hacer, el dejar sus sentimientos de lado por la felicidad de la mujer que amaban.

Quería decirle que no lo hiciera, joder, quería ordenarle como Hokage que no apelara a favor del Uchiha.

Pero cuando trató de decir algo no pudo, un nudo en la garganta, ella creía que ya había pasado por la peor parte del duelo, pero realmente, el ver reflejado a Jiraiya en Naruto, la hizo quedarse sin palabras.

No pudo decirlo, ni lo haría, dejaría a Naruto tomar sus decisiones. Si bien lo pensaba, si se lo prohibía, Naruto lo haría con más ganas.

-Yo... Solo... No tomes decisiones de las que te puedas arrepentir mocoso.- Dijo ella conteniendo el nudo.

-¡No te preocupes abuela de veras!-

Mientras ellos dos hablaban, ignoraban que en la puerta de la habitación se encontraba una pelirosa escuchando la conversación.

Is There Still Anything That Love Can Do?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora