Hyunjin no sabía cuánto tiempo había pasado, tal vez unos 10 minutos, pero no podía parar de mirar a aquel rubio que lloraba, parecía un ángel, un triste ángel en ese frío invierno. Hyunjin tampoco sabía en qué momento, pero ya se encontraba frente al chico.
-¿Estás bien?- una pregunta tonta, pero Hyunjin de todas formas quería saber la respuesta.
Aquel chico levantó la mirada sorprendido, luego se secó las lágrimas y sorbió su nariz rápidamente.- Sí, estoy... Bien.
-¿Por qué lloras?- volvió a preguntar el pelinegro, poniéndose de cuclillas frente al contrario.
Al rubio le pareció un poco entrometido y lindo por parte del chico frente a él.- Ah... Tuve una pelea con mi novio.- se detuvo soltando una suave y amarga risa- Y ahora estoy soltero...
-Carajo...- susurró Hyunjin bajando la mirada un segundo-¿Que tal si...- captó la atención del chico de cabellera dorada.-¿Que tal si vamos por un chocolate caliente y un postre? Tal vez puedas distraerte. Además, hace mucho frío.
El más bajo lo pensó unos segundos, pero el chico frente a él no parecía ser mala persona, todo lo contrario, así que aceptó ir con él.
☆
Y como mencionó el pelinegro, el chico, el cuál su nombre era Felix, se había olvidado de lo que había pasado, habían comido pasteles, tomaron chocolate caliente, jugaron en un arcade, y ahora caminaban por las calles de Seoul, Hyunjin insistió en acompañar a Felix a su casa, llegando en pocos minutos.
--Bueno, aquí vivo, gracias por acompañarme, Hyunjin-ah.- Felix hizo una pequeña reverencia y le sonrió.
-No hay de qué, Felix. ¿Que tal si intercambiamos números? Podríamos salir algún otro día.
Y así intercambiaron números y se despidieron.
—Joo🥟