Cuando a una pieza de jabón le cubren burbujas y las dejas secar, las burbujas quedan marcadas en el jabón. Así también funcionan las personas y Choi Yeonjun no era la excepción.
El jabón es nuestra mente y alma, las burbujas son las cicatrices que cubren estas, se siente rugoso, desigual y para algunos; horrible, para otros; curioso y algunos otros las ignoran, porque ellas ya tuvieron su momento...ya no importan.
Pero Yeonjun no podía simplemente dejar ir las marcas más recientes, porque estas contenían emociones que explotaron de forma hermosa y cubrían las peores heridas de su corazón, aquellas que trato de limpiar y borrar a toda costa, pero no pasó hasta que él llegó y cambió de a poco su oscura vida.
"Poner mi nombre junto al tuyo parecía un sueño lúcido, ahora parece un trauma tallado en mi corazón"
Fingir no era su fuerte, aunque lo hiciera casi todo el tiempo; no era porque mentir fuera fácil, sino que era rápido y era más creíble decir "estuve bien, aunque ha sido un día pesado" a decir "solo deseo volver en el tiempo y dejar que eso se hubiera desenvuelto de mejor forma".
Choi Yeonjun, ¿qué crimen cometiste? ¿De qué te culpas cuando el sol se oculta? ¿Duele tanto para querer refugiarte en los brazos de tu madre tal y como lo hacías cuando eras un pequeño niño?
Choi Yeonjun, ¿vale realmente la pena mantener esas marcas?
Por más que la respuesta fuera "no, no lo vale", él diría con una sonrisa triste "si, porque supe amar".
La oscuridad de la noche y su impasible silencio parecía tragarlo casi por completo, aun así, en su mente, la voz, la risa, la sonrisa, los pucheros, las quejas, las bromas bobas, los lloriqueos infantiles por algo tonto, la forma en la que sus ojos se cerraban cuando reía, la suavidad de las manos de aquel chico, se repetían en un bucle infinito, el cual provocaba un sentimiento de paz en la abrumada alma de Choi, quitando también sus horas de sueño, en las cuales parecía retomar la energía que no tiene durante el día, la sensación que estaba vivo otra vez, aún si a en la mañana señalaban las bolsas negras que se forman bajo sus ojos, pero él no podía hacer nada, cuando prefería estar despierto a tener pesadillas en las cuales veía al chico llorar desconsolado.
Así que su única forma de huir de todo, era desvelarse recordando lo que alguna vez fue y anhelando que esa sea su verdad, su salvación, su realidad.
Pero su simple y cruel realidad en una donde Choi Soobin ya no formaba parte de su vida y quizás tampoco de este mundo.
Lo último lo aterraba tanto, temía haber perdido a esa pequeña y moribunda lucecita que había alumbrado su vida, pero tal vez él no alumbró la vida del menor.
La agonía parecía estar tatuada en su cuerpo, la agonía no se alejaría por más que quisiera, por más que hayan pasado más de dos años, pero esa agonía se había transformado en esas bellas marcas que dejaron las burbujas del menor, cubriendo las horribles cicatrices que lo adornaban antes de conocerlo.
Pensó en rendirse antes de tenerlo, no fueron tantas como las marcas que llevaba Soobin consigo, pruebas de que la vida era cruel con las mejores personas, pero Yeonjun tenía algo que el menor nunca tendría, apoyo.
Y se sentía culpable, por no haberlo conocido antes, por no haberle entregado su apoyo, por no tratar de protegerlo, por no estar ahí cuando la tormenta amenazaba con apagar la tierna luz, se sentía horrible por dejar que él se marchara diciendo "lo hago por los dos, porque debes ser feliz y yo no puedo ofrecerte eso".
Tal vez tenía la razón, estaban bien separados, no, más que bien, estaban mejor, debía apartarse de él, dejarlo crecer, pero nunca se sintió correcto lo que hacía, no le parecía justo, que todo se derrumbara repentinamente porque Soobin creía que era una mala persona, algo innecesario, inútil, aunque Yeonjun le hubiera demostrado y dicho que no era así, el menor creyó por tanto tiempo las mentiras del mundo, que se las ponía sobre sí mismo, porque sin ellas dejaba de ser Choi Soobin.
Pero Yeonjun sabía que no era así, porque cuando el mundo del castaño estaba totalmente destruido, él fue el primero en ayudarlo a reconstruir lo caído, en sonreírle cuando todo parecía ir de mal en peor, en recibirle con los brazos abiertos y no mirarlo mal o dejarlo de lado.
¿Debía el ignorarlo? ¿Era justo dejarlo ir después de todo?
Yeonjun, ¿podrás superarlo? ¿Dejar ir las marcas que te adornan?
No, él no podría, porque su pasado horrible estaba cubierto de las marcas del castaño, le gustaba más así, cuando solo él se mantiene, aunque ya no estén juntos.
«Será mejor limpiar esas marcas y empezar de nuevo».
818 palabras / 21-09-22