Sala de Urgencias

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La rutina en el hospital era la misma, una que otra visita de habitación y algunas emergencias. Mire mi reloj y ya casi terminaba mi turno. Lleve algunas cartillas de pacientes y se las entregue a una de las enfermeras.

Doctor Hyuga, tiene una paciente en la cuatro - tome la cartilla con los datos de una mujer y al leer el nombre lo supe. Era la misma chica que venia con golpes y decía que se había caído, golpeado con la puerta y otras excusas. Definitivamente tenia a un animal por novio. Suspire y entre al lugar.

Señorita Haruno - dije al entrar, esta vez tenia el labio roto y se sostenía un costado muy cerca de sus costillas. Aún no entiendo porque permite esto y sigue con esa bestia.

¿Doctor Hyuga? - dijo la chica sorprendida - De nuevo me atenderá, creo que tendré que contratarlo como medico personal - dijo sonriendo.

Mas que contratarme como medico personal, deberías cambiar de pareja - Dije sin pensar. Ella bajo la mirada avergonzada.

Yo... - no encontró excusa. Era la octava vez que yo la atendía por lo mismo, pero nunca decía nada, solo la examinaba y si tenia heridas la curaba y suturaba, le entregaba su alta y listo. Pero verla tantas veces movió algo dentro de mi.

No debe excusarse, ¿puede decirme donde la golpeo esta vez? a parte del corte en el labio - dije y ella asintió avergonzada. Señalo sus costillas y movió su cabello dejando ver un hematoma en su clavícula. Mi sangre comenzó a hervir y apreté mi mandíbula - Ahora dejame examinar tus costillas - ella entendió y desabrocho su blusa al quitársela gimió de dolor "Mierda" pensé - ¿Exactamente donde te duele? - ella señalo un área debajo de su axila y a un lado del seno izquierdo justo debajo la tela del brasier donde ya se estaba formando un hematoma, pedí permiso con la mirada para tocarla y ella asintió. Comencé a examinar el área.

Ahh - tomo mi mano en un impulso para evitar el dolor - lo lamento, pero realmente me duele - dijo sonrojada.

Tendremos que hacerte un rayo x de tórax para descartar alguna fractura en las costillas - ella asintió. Se le hicieron los exámenes y los revice una vez listos y por suerte no había ni fisura ni fractura. Entre de nuevo al cubículo donde la examine y ella me miro sonrojada - Señorita Haruno, por suerte no presenta fractura ni fisura solo tiene que tomar los siguientes medicamentos analgésicos y no deberá preocuparse por el dolor - ella asintió y sonrió.

Gracias - dijo levantándose, tomo la receta y me miro - ¿Debería denunciarlo? - pregunto con temor.

Así es - dije. No era mi problema pero realmente esta chica cambia mi manera de pensar.

Necesito dejarlo ¿pero como? - dijo preocupada.

Busque ayuda con su familia - dije intentando salir del problema.

Oh - ella bajo la mirada y comenzó a caminar a la puerta. Me golpee mentalmente. No podía dejarla ir así.

Solo dile que no quieres seguir con el, pero se firme no permitas que te manipule - ella me miraba con atención.

Por mas que quiera, no puedo dejarlo - dijo mirando sus manos.

¿Porque no? Si sigues con el te matara. Solo seras una mas de las estadísticas y una mas en la prensa - dije molesto.

Lo se, pero no tengo a nadie, no tengo dinero ni a donde ir - ella fruncio el ceño y una lágrima apareció de sus hermosos ojos. Levante mi mano y limpie su lágrima acariciando su mejilla.

Puedo ayudarte - ella me miro sorprendida - Es decir, puedo ayudarte con la denuncia - me estaba poniendo nervioso por alguna razón y teniéndola así de cerca. Heche mi ética a un lado y la tome de la cintura al tiempo que la besaba, ella se sorprendió pero correspondió. No se que me llevo a besarla, tal vez sea el hecho de que la veo vulnerable al lado de ese animal o sera que de tantas veces que la atendí que comencé a verla como mujer y no como paciente. El beso de inocente se torno demandante, ella envolvió sus brazos en mi cuello, ella gimió de dolor pues el beso lastimo su labio y subir sus brazos lastimó sus costillas. Me separe de ella - lo lamento, esto no esta bien de ninguna manera - ella estaba sonrojada.

Neji - me llamo - hay una razón por la cual eres tu el que siempre me atiende - se sentó en la camilla avergonzada - yo pido que seas tu quien me atienda - la mire sorprendido.

¿Porque pides eso? - le pregunte.

Usted me gusta - dijo bajando la mirada y sus mejillas se tornaron rojas - pero tengo novio o mejor dicho un carcelero - sonrió triste. Me acerque a ella y tome su rostro, bese el corte de su labio, luego hice lo mismo con el hematoma en su clavícula acción que le saco un suspiro e hizo que se estremeciera, me puse frente a ella.

También me gustas, y no permitiré que el vuelva a tocarte - lleve mis manos a su blusa y la desabroche inclinándose al nivel de sus costillas justo donde tenia el otro golpe. Me incorpore y reclame sus labios ella correspondió y luego de un momento sentí como ella comenzó a quitarme la bata, cosa que permití, yo por mi parte termine de quitarle la blusa, ella quito mi camisa dejando mi torso desnudo. Nuestras manos viajaban por todos lados y mis labios la recorrían borrando cada marca que el pudo haber dejado. Estábamos tan concentrados en tocarnos, besarnos que no notamos cuando quedamos desnudos conmigo encima de ella - ¿estas segura? no quiero hacer algo que no quieras - acaricie si mejilla. Ella realmente es hermosa.

Nunca había estado tan segura - sonrió y me beso, me acomode y la hice mía en una estocada, Ella enterró sus uñas en mi espalda y gimió de una manera que me volvía loco, espere a que se acostumbrara, luego de unos segundos ella movió su cadera. Entendí la señal y comencé a hacerla mía, con cada estocada ella gemía, decía mi nombre y yo el de ella, la besaba, la acariciaba hasta que ambos llegamos al climax y esparciendo mi semilla en ella.

Sakura - dije mirándola aun dentro de ella - Espero no te gusten las cosas que tengas en la casa donde vives - ella me miro confundida - mejor dicho, vivías, no volverás nunca mas allá desde hoy vivirás conmigo - la bese y la volví a mirar - ¿Estas de acuerdo? - ella sonrió y me beso.

De seguro puedo vivir con algunas de tus camisas - sonrei. Nos vestimos, salimos del cubículo directo a casa. Ella es mía y yo de ella, la única vez que coloco una mano sobre ella es para amarla y entregarle placer. Quiero que sea feliz y si ella es feliz yo lo soy.

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