Capitulo 10

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Capitulo 10

Había tenido un día inverosímil, con el cascarrabias bibliotecario, pero había estado tan concentrado en sus expresiones faciales a lo largo de las horas que olvide por completo pedirle su número. Lo recordé, cuando llegue a mi casa y no tenia como decirle buenas noches.

Al siguiente día, no pude buscarlo, no solo porque no estaría en la escuela y no sabía su casa, sino también porque debía cumplir el capricho de mi princesa. Había pasado, las primeras horas del día entre vestidos y zapatos, desconocía a mi pequeña. Finalizamos el día en el cine, con una película de superheroes en la que no me quedo duda de que era ella, solo creciendo un poco y queriendo lucir un lado femenino; al parecer la niña estaba enamorándose, pero nada me ha querido contar, solo sus ojitos brillantes al verse con el vestido me han dicho que esperaba que alguien especial la viera así. En lo personal, me gustaría conocer al afortunado, solo para poder castrarlo y prevenir, pero no es legal para mi pesar.

La niña tiene pudor de contar sus sentimientos, pero no tiene pudor para preguntar sobre mi vida amorosa. Le he contado, sobre todas esas expresiones fascinantes que he creado en el rostro del hombre más hermoso y gruñón, le he asegurado que su sonrisa es la más hermosa que he visto, y por más serio que sean sus ojos, trasmiten una tranquilidad difícil de explicar, que en su presencia uno comienza a sentir paz.

Solo conseguí a cambio, una estruendosa risa y la acusación de estar completamente enamorado, la cual no negué. Me pidió ver una foto suya, al menos la de WhatsApp, se rio más de mi cuando le confesé que no tenía su número, me dijo:"de seguro ni un beso has podido tener", y era cierto. En mi defensa, quiero actuar como un caballero y el chico parece apreciarlo, ya que se ve tan serio y conservador.

Dejando los dos últimos días a un lado, tengo el mejor de los humores este día, no soy de aquellos que odia los lunes, nunca lo fui, pero en las últimas semanas, el lunes se ha significado el primer día de cinco que puedo compartir un café con Severus. Debo comenzar a llamarlo por su nombre y no siempre "bibliotecario gruñón", su nombre mencionado el sábado me hizo ver una de sus sonrisas más disimuladas y tímidas. Tengo toda la confianza en que, cumpliré mis metas semanales en cuanto a él y mi trabajo, porque el lunes es como una nueva oportunidad.

— Severus, buen día—saludo entrando a la biblioteca, lo busco y encuentro su cabeza saliendo de entre los instantes, lleva unos lentes de marco negro, por un segundo creo que tiene el ceño fruncido, ya que no lo veo por los lentes, pero esa hipótesis muere cuando veo una sonrisa en sus labios.

— Buenos días, ¿me esperas un minuto?—pide y yo asiento.

Dejo un café sobre su escritorio y haciendo algo de lugar me siento sobre este mirando hacia el pasillo por donde visualice su cabeza. Cuando camina hacia mí, lo veo con una carpeta entre las manos y un bolígrafo, con los lentes se ve diferente, casi otra persona, igualmente atractivo, me gusta.

— Hay más de una silla que ocupar—me comenta, dejando a un lado lo que sostenía y tomando asiento para beber el café.

— Es más cómodo aquí.

— ¿En serio?—pregunta con ironía.

— Si, ya que estoy más cerca de ti—respondo ignorando su sorna, no contesta y solo bebe del café—. Tengo poco tiempo, vine a ver la noticia de un robo que ocurrió ayer en un local del centro, que está a unas calles de aquí, pero es tan temprano que los negocios están cerrados y tengo que entrevistar a los locales vecinos, al parecer abren los domingos hasta medio día y en ese tiempo ocurrió.

— O sea que, milagrosamente, tienes trabajo que hacer, no puedes estar jugando aquí.

— ¡Hey! Cada día tengo trabajo, algunos, a suerte mía, me quedan de paso aquí.

— Okey, pero ¿no debes irte ya?

— Tengo el suficiente tiempo como para terminar de compartir mi tiempo de café mañanero contigo.

— Y yo aprecio eso, pero también tengo trabajo—señala la carpeta—debo rehacer el inventario de libros y es lo mas odioso en mi trabajo.

— Entiendo porque—comento, viendo cada repisa inmensamente alta de libros—. Al parecer, ambos estaremos ocupado y posiblemente no pueda pasar por aquí uno que otro día— comienzó sin mirarlo—. Pensé que entonces, podrías darme tu número—lo miro—digo, por si no puedo venir una mañana y me esperas—no dice nada—solo digo, tal vez, te avise un día antes por mensaje y así compres tu café y...—lo escucho reír—. ¿Qué?—pregunto, sintiéndome avergonzado, no ha salido como esperaba, soy un fiasco en esto del coqueteo.

— He visto a tantos estudiantes ser patéticos al coquetear, sobretodo aquí, pero ninguno te gana a ti.

— ¿Qué quiere decir eso?—cuestiono confundido y abochornado.

— Que hablas tanto y diciendo infinidades de cosas innecesarias, que si mandas un audio de más de un minuto, te juro que no solo no lo escucho, sino que te bloqueo—sonrió como idiota mientras toma un bolígrafo y un pedazo de papel donde anota su número—no lo pierdas, porque no te lo vuelvo a dar—asiento energéticamente.

— No lo hare, y...

— ¿Y?—muerdo mi labio inferior cuando me mira esperando—vamos, no seas un adolescente—exige.

— ¿Odias tanto a los adolescentes?

— No, solo a ti cuando actúas como uno de catorce.

— ¿Sabes? Realmente eres gracioso—rueda los ojos—. Okey, de todas maneras te lo diré por mensaje. Tengo que irme—bajo de su escritorio y me encamino a la puerta, antes de salir me doy la vuelta y lo observo caminar con la carpeta hacia los instantes, le silbo y se gira mirándome con la ceja arqueada detrás de sus lentes.

— ¿No te ibas?

— Esos vaqueros te quedan muy bien, tan provocativo que es peligroso para los alumnos—le guiño el ojo y al ver el rojo en sus mejillas me siento satisfecho—. ¿Quién es el niño de catorce ahora?—me retiro sin esperar respuesta.

No cruzo siquiera la puerta de la escuela que agendo su número, temiendo el perderlo. Lo agendo como "sexi bibliotecario", lo busco entre mis contactos de WhatsApp, lo encuentro con una foto en blanco y negro donde se ve un nubloso cielo y solo la mitad de su rostro luciendo una sonrisa.

En verdad, te quedan bien esos vaqueros.

¿Puedo pasar por ti a la hora que termines? Eso quería decir.
Por cierto, soy Sirius, puedes agendarme como "periodista guapo".

Sé quién eres, no todos los días doy mi número a un loco que de foto de perfil está sacando su enorme lengua. Y te agendare como "periodista insoportable/molesto".

Eso dolió.

Te avisare a qué hora salgo
.

No lo moleste mas, principalmente por miedo a que me bloquee por hablar tanto, siendo que tiene ese gran inventario que hacer. Me siento culpable por mentirle, ya que lo que realmente quería decir era si podía tener un beso, pero considere lo patético que sonaría. Debo buscar, o mejor crear, el momento indicado.

Continuara...

¿Cuando sera ese primer beso?

¿Me creen si les digo que no recuerdo del todo la historia cuando yo misma la escribir? (es que he escrito tantas y esta ha sido hace unos años), por lo que casi la voy leyendo a la par de ustedes al adaptarla, recuerdo algunas cosas, otras están en blanco.

¡Gracias por leer!

El chico detrás de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora