Cap. 1

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La primera impresión

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Respiraba nerviosa hace una semana que vivía en este pequeño pueblo y que hoy era la presentación para entrar en el grupo de porristas, en mi antiguo colegio era la capitana, pero aquí era la chica nueva, en el poco tiempo que estado aquí puede notar que era igual que en la ciudad, todos criticaban a las personas, y no sólo por su físico, sino sus gustos, si supieran varias cosas de mi sería un bicho raro.


— Sara, es tu turno. —vi a una chica rubia que me sonreía con amabilidad, seguro era la líder, me levante de las gradas y me dirigí a las chicas, hice mi prestación, mi cuerpo dolía un poco y sentia mi cara sudar, la rubia que me había hablado se hacerco a mi totalmente feliz.


— Eso fue increíble Sara.

— Gracias, en mi antiguo colegio era la capitana.

— Y ya veo el porque, y sabes. —estira su mano hacia a mi y yo la resivo.

— Bienvenida al grupo de animadoras. —yo sonrei y la abrace feliz y dando las mil gracias, ella me indicó los vestidores donde podía bañarme y cambiarme, fui hasta allí y tome una breve ducha, pero al darme cuenta que había olvidado la toalla, me maldige. Tapó como puedo mis pechos con mis manos, y busco la toalla con siguilo pero en eso escucho como alguien entra a las duchas y cierra con fuerza la puerta.

— Malditos imbéciles. —mi cuerpo se paralizó al escuchar la voz de un chico, al girarme él me veía impresionado, trate de gritar pero él fue más rápido y me tapó la boca y me abrazo por la cintura. En eso se escucha las voces de varias personas que trataban de entrar y yo más forcejeaba. Pero el chico era más fuerte donde me llevo a una de las duchas y me acorralo allí mismo. — Por favor has silencio, o no sería bien visto para los dos. —el chico tenía razón trate de mirarlo pero su larga cabellera me lo impedía. — Te soltare pero no has ningún ruido. —yo asenti y por primera vez lo mire a los ojos, unos lindos ojos color café, el soltó mis labios, estábamos tan cerca que sentía su cálido cuerpo a pesar de que el estuviera con ropa.

La puerta se abrió y el chico no dejaba de verme lo cual me ponía nerviosa.

— Carajo mis zapatos se verán. — el saca a la fuerza sus zapatos y medias me los entrega mientras yo los recibía, sube sus pantalones y me mira. — Lo siento por esto. —y sin poder responder el toma mis glúteos y me alza donde por inercia lo rodeó con mis pierna y me pega más a la pared, mis mejillas estaban rojas a más no poder.

— ¿Quien está alli?. —se escuchaba la voz del otro lado.

— ¿Que mierdas haces aquí, eres un acosador?, si no te vas le diré a la Directora, maldito pervertido. —hable con fuerza y el se disculpó y se escuchó la puerta cerrase de nuevo.

Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora