Toys.

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La suavidad de la cama abrazaba al castaño tras un día agotador.
Su estado emocional estaba por los suelos. La idea de ser psicólogo forense siempre cruzó en su adolescencia: el cómo se enlanzaba una cosa con otra. Ahora, siendo un adulto, el cruzar con cualquier cadáver hacía que sus entrañas se retorcieran del asco y ansiedad que en segundos lo abrumaban. había sido más de una vez el haber abandonado su puesto para terminar cansado y con la garganta lastimada sobre la tapa del inodoro.

Abrazó la almohada más cercana tras el cumulo de estrés en su cabeza, arrebatando un suspiro largo... quería llamar a sus amigos para poder planear algo de última hora. El día siguiente tenía trabajo, recordó, siendo aún más presente la frustración en él.

La pantalla de su teléfono golpeó a propósito y con cuidado su frente tras no encontrar algo entretenido que lo estimule. Más, el picor se hacía más presente, inquieto en aquella cama que empezaba hacerle arder su pellejo.
El estrés le había guiado a ciertas partes en ocasiones: beber hasta no recordar su nombre, viajar a último momento bajo cualquier circunstancia sin cuidar su estado económico, hablarle a personas que alguna vez juró no volver hacerlo...cosas que en sus treinta y cinco años le avergonzaban, más, a sus veinticuatro no era lo mismo. Poco o nada le importaba.

Las orbes rubí se sirvieron de atender un lugar específico. Un cajón entre los tres de un pequeño mueble.
Madera liza tintada de blanco era adornada por una lámpara, pastillas, cuadros con fotos y una pequeña libreta junto un lápiz. Era importante para las noches llenas de preguntas que no hallaban respuesta de inmediato.

Su falange atrapó del tirador, jalando un poco, avergonzándose de inmediato cuando los objetos en el fondo asomaban y reflejaban la luz artificial de la habitación.

How needy are you, Borja?

Regañó para sus adentros, cerrando de golpe el mismo cajón luego de apoyar sus yemas en el doble frente.
Quería dormir...
Despojó prenda por prenda de su cuerpo, frunciendo su ceño, lo haría por lo que más quería. Y vaya que dormiría como bebé, sino la cara de culo que tendría próximamente no se la iba a quitar ni los mismos dioses.
Su camisa quedó tirada junto sus zapatos, así con la demás ropa hasta dejar sus medias. Estaba lo suficientemente determinado como para terminar de desnudarse.

La calma volvió a los pocos segundos. Ansioso, removió su mano entre los cajones ya abiertos entremedio de la desesperación, sacando una pequeña botella de lubricante.
Pop. Un temblor emocionante corrió por su columna.

⸻ Nh...-

Aquellos pliegues arrugados fueron amasados después de hacer contacto con el frío aceite, apretando su labio inferior, amenazándose a si mismo de entrar.

Dos dedos ingresaron, robándose el respingar de sus sentidos. La yemas empezaron a profanar toda pared anal, percibiendo su propia temperatura interna y el cómo se abrazaba sus dígitos. Buscando y removiendo ciertos lugares, haciendo flojear sus muslos.
Las estocadas avanzaron tras ya estar mejor; un tercer dígito invadió, yendo lo más profundo que se lo permitía su dorso.

He wanted more.

La dura punta del juguete acariciando su ano provocó un escalofrío más, un suspiro grato y duradero. Ingresó con cuidado, siendo ahora las pequeñas estocadas que daba la punta.

Su mano fue a la base del objeto, empujando cada vez más hasta poder ingresar todo. Cerrando sus cristalizados ojos, sintiendo lleno su estómago. No se había fijado realmente el tamaño...

Su espalda arqueada daba el toque en la postura que mantenía

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Su espalda arqueada daba el toque en la postura que mantenía.

Las caderas elevadas, sus brazos sirviendo de almohada para su cabeza y rostro escondidos, los dedos de sus pies apretándose entre si por debajo del calcetín. Era un platillo justo de mirar, tomar fotos y presumir que eso iba ser comido con codicia.

Pensar que alguien se tomaría esa molestia lo hacía jadear, más de lo que el juguete en su interior lograba. Quería pertenecer a alguien, claro, sanamente.

⸻ Mhg...¡Hic!

Abrió los párpados con asombro, ¿Desde cuando hipaba en sus propios momentos íntimos? era inmoral..., hacía que la sangre escale a sus mejillas, tintando de carmín.

Las vibraciones eran suaves entre el estrecho recto de Luzu. Algo que se acostumbraba hacer, se conocía demasiado.

Estrechó la almohada antes de apoyar y hacer un desliz sutil del control, siendo ahora, más que un deleite personal.

Su rostro mostró lo más lascivo que podía ser. Los ojos en blanco fueron la respuesta de olas electrizantes que elevaban cada nervio de su cuerpo, apretando sus muslos entre sí, mordiendo la almohada para no alertar a vecinos entrometidos. Su diestra se encargaba hacer que el juguete profundizara su interior, golpeando repetidas veces su próstata, haciendo la misma temblar bruscamente.

⸻ ¡Ah, ngh!

Sollozaba entre sus clamores, sentía el cosquillear de su vientre ir bajando a su masculinidad, ahora, soltando la única mano que aún abrazaba la almohada. Masturbando su falo, simulando las embestidas torpemente por el fallo de sentidos que estaba obteniendo. No podía soportar todo y estimularse al mismo tiempo, era mucho.

Más, la imagen de un colega cruzó.

Alto, con una barba que a lo lejos se podía percibir el picor que lograría si entrabas en contacto con él, orbes heterocromicos, piel morena, robusto, cabello castaño y que era únicamente peinado para obtener forma de pico ( como mango chupado ), espalda ancha. Suponía que tenían la misma compostura física. Ambos iban al mismo gym después del trabajo...eso siempre lo aliviaba.

Las grandes manos ásperas por los mismos ejercicios rodear su cintura, tener el pecho adverso junto su espalda, sus hombros contraídos por el acurrucar ajeno, sintiendo sus befos acariciar su lóbulo al escucharlo hablar.

La suave, pero profunda voz lo derretía. No diferenciaba si su cerebro o corazón lo estaban haciendo. Lástima que solo era su imaginación y no estaba acompañándolo en dicha habitación.

⸻ ¡Nh– fu–fuck..!

Cesó las vibraciones.

El orgasmo había llegado, la semilla manchó su sábana y sin darle atención a ello, se dejó caer. Sus costillas se elevaban a causa de sus pulmones que buscaban aire entre los titubeos de sus labios. Ahora, la pregunta...

¿Qué hacía Raúl en su cabeza en ese momento?

Sus párpados se cerraban sin su permiso, permitiéndose descansar. Era temprano, entonces, su horario de sueño no se vería arruinado.

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2023 ⏰

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𝐋𝐔𝐙𝐔'𝐬 𝐒𝐌𝐔𝐓 𝐛𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora