Caminaba lentamente por la neblina, era invierno, por lo que las calles se encontraban
desoladas. El único sonido que se divisaba era el sonoro viento.A pesar de la soledad de la ciudad, Richard se encontraba tranquilo, con el rostro en
dirección al cielo, y con el viento desordenando su cabello, con la mente despejada, solo
dejándose llevar por el silencio. Pero esa tranquilidad se iría al escuchar a una persona
sollozando a lo lejos.Al divisar a aquella persona se fue acercando a paso lento, cuando pudo ver mejor notó de
que se trataba de una mujer mayor de vestimenta blanca y un tanto desalineada. – ¿Se
encuentra bien? – Preguntó de forma sutil, pero al no recibir respuesta de aquella mujer,
decidió tomarla del hombro cuidadosamente.La mujer al sentir el tacto alzó la mirada hacia esa dirección. Cuando Richard pudo ver bien
la cara de la mujer, esta se encontraba con la boca cortada de forma recta. Por instinto,
Richard soltó a aquella mujer perplejo por la situación, al retroceder, chocó con una
presencia a sus espaldas, se dio la vuelta encontrándose a una criatura de aproximadamente
dos metros de largo, con una sonrisa de par en par mostrando así sus dientes afilados y
amarillentos, con los ojos en un total negro chorreando sangre.La mirada de aquel espectro no se dirigía a él, si no a la mujer que se encontraba ahora a
sus espaldas. La creatura pasó de largo para dirigirse hacia la mujer que continuaba
sollozando. Estando detrás de ella, Richard pudo ver como aquella creatura despojó los ojos
de la mujer de un solo tirón, para posteriormente guardarlos en su saco de un rojo cobrizo.Lo último que Richard pudo ver fue a la creatura yendo hacia el con una sonrisa macabra.