One shot

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Sharya

La estridente música sonaba y retumbaba en mis oídos mientras las luces de colores me cegaban de a momentos.

Estaba mareada, las ganas de vomitar se hicieron presentes en fracciones de segundos y solo quise desaparecer.

Abandoné la discoteca con discreción y sin ser advertida por Mariana, mi mejor amiga, quien me había arrastrado a la fuerza a ese lugar, todo para al final dejarme sola en medio de la pista.

En un instante sentí mis ojos empañarse por las lágrimas que había estado reteniendo toda la noche.

Me senté en un rincón a desahogarme, no hacía más que llorar cual magdalena en medio de la calle a las dos de la mañana.

Entonces no aguanté más.Tomé mi móvil y marqué el número que había borrado mil veces, pero seguía sabiendo de memoria.

Un tono

¿Por qué sigo haciéndome esto?

Dos tonos

No va a contestar

Tres

No lo hará

Y justo cuando iba a colgar completamente resignada, escuché esa voz que me volvía loca al otro lado de la línea.

-¿Diga?- cuestionó con tono somnoliento

-¿L-ledian?- pregunté entre lágrimas

-¿Qué quieres ahora Sharya?- su voz sonó enfadada

-Lo siento- lloré con más fuerza

-Dime algo que no sepa ya- dijo y me vino a la mente su sonrisa ladeada

-¿Dónde estás?- sollocé

-¿Bebé qué haces?- escuché una voz femenina y luego la suya

-¡Shhhhh, silencio!En casa Sharya

-¿Puedes, venir por mí?- pedí

-Envíame tu ubicación amor

-De acuerdo- sonreí sin fuerzas antes de colgar

Siempre era lo mismo.Ya había perdido la cuenta de todas las veces que había estado en esta situación.

Desde niña me enseñaron que el mundo está lleno de cosas a las que temer, me advirtieron sobre los peligros que existían a mi alrededor, sin embargo nadie me preparó para el daño que podía causarme una simple mirada.¿El amor?Es horrible, la sensación de incertidumbre que produce la expectativa de encontrarlo circula por tus venas y se vuelve tan adictiva y necesaria como la heroína.

En las películas y libros nos venden que el amor es bello, huele a rosas, a flores, a color, pero no es del todo cierto, es verdad que existe ese amor que hace que vueles y veas nubes y estrellas, pero no es del que hablo.

Hablo del amor que duele, del que huele a decepción, llanto, sufrimiento, noches de insomnio e inseguridades.Ese que sabe a dolor.Ese que justo estaba experimentando.

Aunque siendo realista, de nada me valía estar advertida, pues en el juego turbio del amor, nunca sabes cuando te tocará reír o llorar.Y quién sabe si para suerte o desgracia, mis lágrimas siempre llevaban el mismo nombre: Ledian, mi novio desde los trece años.Lo amaba con todo mi corazón, era capaz de entregar todo mi ser por él sin siquiera pensarlo dos veces.

Sin embargo, nuestra relación se había vuelto un círculo vicioso en donde yo era completamente dependiente de él y a pesar de que siempre rompía mi corazón de alguna u otra forma acababa perdonándolo.

¡Ya no más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora