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[Si hay un error de nombres ignorarlo porfa]

Un suspiró salió de sus labios, era la veinteava vez en el día y apenas llevaba dos horas en el trabajo, el azabache se hizo hacia atrás recargándose en el respaldo del asiento, giró un poco la silla para toparse con el enorme ventanal donde tenía la vista de todo Tokio.

Ser el dueño de tu propia empresa no era fácil, más cuando eres un omega y tienes que soportar a alfas arrogantes que se creían superior solo por ser de la jerarquía más alta. Su cuerpo se encontraba tenso ya un con algunos espasmos de nerviosismo, odiaba sentirse tan débil y sumiso cuando él realmente no lo era. Niragi Suguru era la persona menos sumisa que pudiera existir, él fácilmente podría pasar como un Alfa si no fuera por su aroma tan dulce y aquella marca que poseía en su cuello que lo delataba fácilmente.

A pesar de no ser tan alto y musculoso poseía un aura dominante que fácilmente podía doblegar hasta al Alfa más temible del planeta. Pero claro, había algo que él no poseía y le afectaba sobremanera cuando lo usaban en su contra.

La voz de mando.

Realmente odiaba esa voz, nunca había encontrado la manera de resistir a la voz de mando de un alfa, no importa cuántas veces lo intentara era simplemente inútil, terminaba de afectarlo de una u otra forma. Justamente como hace rato cuando un alfa usó la voz para obligarlo a contratarlo. Agradecía que había instalado el botón de emergencias bajo su escritorio así los de seguridad podrían venir y sacar todo aquel que no era bienvenido en su oficina.

Por esa razón cuando tenía citas para contratar a gente nueva, principalmente a alfas, prefería tener a su vicepresidenta y mejor amiga alfa Ann Rizuna. Lamentablemente no pudo estar presente ya que había recibido una llamada de su omega, al parecer su hijo menor tuvo un accidente y tuvieron que llevarlo a urgencias. Solo esperaba que su sobrino se encontrara bien.

El pequeño timbre proveniente de su celular le hizo regresar a la tierra, sin muchos ánimos agarró el aparato viendo el identificador de llamada que era numero desconocido, Suguru frunció el ceño, comúnmente no contesta llamadas no registradas pero algo le hizo contestar su llamada.

-¿Bueno?

-¿Señor Chishiya? Le habla Takeru Danma, director de la institución de adopción de Tokio.-Tragó duro y se acomodó en su asiento un tanto incómodo y nervioso. De repente un mal presentimiento invadió su ser.

- ¿Si? ¿Qué se le ofrece?

- Acabo de ver los papeles que nos dejó hace unos días con su pareja, los revisamos a detalle y debo informarle que lamentablemente su solicitud ha sido denegada.-Al momento de escuchar esas palabras Suguru sintió como su garganta empezaba a cerrarse, su pecho a oprimirse y sus lágrimas no tardaron en salirse.

-¿Qué? pero...¿Porque? Tenemos una buena estabilidad económica, estamos casados, nuestra casa es espaciosa, hasta he quitado todo lo que puede ser peligroso para la cachorra o el cachorro.

- Señor Chishiya, en sus análisis y los de su pareja demuestran que ambos son fértiles.

- Sí, pero... ¿Eso que tiene que ver?

- Señor Chishiya, en nuestra institución las parejas fértiles no pueden adoptar, quitan oportunidad a parejas infértiles a tener un hijo.

- Pero le quitan oportunidad a más niños de ser adoptados.- eso era una regla estúpida, todos tenían derecho a adoptar a un bebé aún si son fértiles o no, si son madre o padre soltero a nadie le pueden quitar el derecho a ser padre y de los niños a tener padres.

- Lo siento señor, pero reglas son reglas, si tanto quiere un hijo dígale a su alfa que le de uno.- Y sin más, colgó.

Furioso tiró su celular a la mesa y paso sus manos por su rostro frustrado y un grito salió de su garganta. Era la quinta institución que rechazaba la solicitud y todo por el simple hecho de que Shuntarō y él podían concebir sus propios cachorros.

𝐀𝐜𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐄𝐦𝐛𝐚𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐨 ⁿⁱʳᵃˢʰⁱʸᵃ/ᶜʰⁱˢʰⁱʳᵃᵍⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora