Hollywood

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El guardia de seguridad los frenó con su propio cuerpo a pesar de que sus identidades habían sido corroboradas y habían hablado con todos los miembros de secretaría como marcaba el procedimiento normal.

La situación no había mejorado y no era novedad para nadie, había periodistas inundando la entrada principal y muchos guardias haciendo grandes esfuerzos por controlarlos y hacer que retrocedieran sin usar la violencia.

Resultaba ser un momento crítico, de mucha angustia y, sobre todo, incertidumbre. Los medios estaban hambrientos de noticias nuevas sobre Angel Dust y no importaba que tan pequeña fuera, cualquier mínima señal era perfecta para lanzar breves artículos e informar al mundo entero sobre el paradero actual de la súper estrella.

Su verdadero nombre era Anthony D'Angelo, quien debutó en el mundo del espectáculo desde muy joven. Con sus actuales veintidós años, se había convertido en un músico, bailarín y modelo sobresaliente para la industria de Estados Unidos, especialmente en Hollywood. Era una promesa llamativa y excelente... Pero como cualquier joven artista de su edad, había sucumbido a los excesos, a las fiestas y a la mala junta. Su último cambio de representante había sido el principio del fin para él.

Habían pasado algunos largos días desde que se encontraba en coma por una sobredosis de cocaína.

Los titulares extravagantes, amarillistas y falsos eran los que más vendían y circulaban en internet, fuera cual fuera el país o región. No les importaba despedazar a una empresa, desprestigiar y arruinar a un hombre o destrozar una familia, eso quedaba en segundo plano para todos ellos y para muchísimas personas de cualquier nacionalidad que querían saber más sobre el declive prematuro de un artista.

Al final del pasillo de la clínica, tanto Husk como Alastor podían visualizar a la hermana de Anthony, sentada en una de las filas de asientos rústicos que les proporcionaba el lugar. Ambos se infiltraron desde las puertas traseras con la ayuda de Molly, ya que era casi imposible ingresar por la cantidad de prensa y paparazzis que abarrotaban la entrada.

Sin embargo, el guardia de seguridad acababa de bloquearles el paso a los dos con una expresión demasiado helada y sobre todo muy seria, la cual podría intimidar a cualquiera. Tanto Husk como Alastor se miraron entre si de una forma impenetrable, lo comprendían, de seguro muchas personas habrían querido pasar a ver a Anthony y, a pesar de que eran parte de su círculo íntimo, la seguridad restringida debía ser lo más estricta posible.

Husk solo apretó los puños, observó de reojo a Molly a lo lejos y frunció el ceño sintiendo que se le iba a explotar una vena de la cabeza de la rabia. Pero eso no era nada a comparación de lo que sentía Alastor...

El moreno realizó una leve visión periférica. No era de extrañarse, el representante de Anthony brillaba por su ausencia. Valentino solo estaba con el rubio cuando se trataba de billetes y entrevistas que lo dejaban bien. No obstante, si se trataba de algún escándalo... Se borraba. Descuidar a su mayor estrella y dejarlo caer en un abismo de depresión, ansiedad y locura era absolutamente su culpa por sobreexplotarlo de trabajo y no cuidar su calidad de vida.

—Únicamente familiares pueden pasar —marcó con voz aspera y severa aquel guardia. No tenía intenciones de retroceder ni de dialogar, era una sentencia dolorosa que al parecer no se podía negociar, ordenes directas de sus superiores—. Tengo ordenes estrictas de no dejar entrar a nadie que no sea familia directa.

Alastor amplió sus ojos rojizos y cristalinos más jodidamente enojado que nunca. No sabía si sería capaz de controlarse... No en una situación así.

Él era su familia, incluso más que su familia de sangre.

—Escuche. Entiendo su postura, entiendo sus ordenes —dijo Husk rápidamente. Intervino antes de que Alastor hiciera algo irremediable—. Pero él es de la familia de Anthony, debe dejarlo entrar. Usted no quiere tener problemas, ¿o si?

Hollywood [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora