Capitulo 16

112 25 8
                                    

Capitulo 16

Deseaba tanto poder decirle "buenas noches" a Sirius, mirándolo y acariciándolo tanto como lo había imaginado a lo largo del día, en cambio, aquí estoy. Semi-recostado en mi sofá, enviando las dos palabras por mensaje de Whats App a las 23pm.

Todavía no salido del trabajo y me había enviado hace unas horas que no lo espere, que lo disculpe y otro día podríamos vernos, porque no tenía horario de salida. Había pensado ofrecerle que nos encontremos en la madrugada, para mí no sería dilema a las 2am, pero no lo hice, porque era forzar el encuentro y me vería demasiado desesperado, molesto.

Sé que en algún momento, no lejano, encontraremos el tiempo para estar juntos, sin cansancio o limite, solo tengo que manejar la ansiedad que cosquillea en mi bajo vientre durante la transición de la esperar. El recuerdo del toque de sus labios, la aspereza de su lengua y la suavidad del tibio toque de sus dedos, toda sensación, está grabado a fuego en mis sentidos, mi vientre burbujea de excitación al recordarlo.

No solo estoy sintiendo las cosquillas de ansiedad, que posiblemente sea excitación retenida, sino que también tengo ese leve latido en el fondo de mi cabeza que me repite una y otra vez "otro día, otro día, otro día", era lo que Sirius escribió en el mensaje, dejo abiertamente cerrada la posibilidad de encuentro, es decir, no la cerro, pero tampoco puso un día, solo lo dejo allí.

Yo soy comprensible, se la situación en la que se encuentra en su trabajo, no le exijo su presencia, su situación es entendible, el momento llegara y no tendremos que preocuparnos por los horarios, lo sé. Sin embargo, mi repentino insomnio me mantiene despierto repitiendo "otro día, otro día, otro día", y esas palabras no me dejan escapar, es como caer en espiral. Ese conocido espiral nocturno, llamado ¿insomnio?, ¿intranquilidad? No, más exactamente llamado... falta de confianza.

Él dijo "otro día", pero ¿realmente llegara? No lo confirmó, pero tampoco lo aclaró. Su respuesta no fue como en otras ocasiones y esas palabras se que las he escuchado en otro sitio.

Suena mucho a lo que escucho decir a los adolescentes en la biblioteca, a esa chica tímida o a ese chico algo nerd, luego de haber sido ayudados en la tarea que les era necesario, les suelen decir "otro día nos juntamos", y jamás ocurre, pero Sirius no es así.

Y ahora, sueno como esas niñas de quince años, cuando sus amigas le dicen a los gritos que ese chico no la quiere y ellas aseguran que si, para luego encontrarlo con otra. Me siento como esos chicos, que siguen volviendo cada tarde a la biblioteca, porque la chica jamás dijo un día y ellos pasan sus días de estudiantes sin tener citas, viendo de lejos a la chica, que ayudaron a aprobar, besarse con el mas idiota de la escuela, si, aquel que utilizó a la otra chica tímida.

Es una situación diferente la nuestra, tenemos alrededor de treinta y trabajos que nos impiden coordinar horarios, ¿cierto? No fue demasiado mojigato ir a su casa solo para dormir, ¿verdad? Tampoco fue patéticamente nerd hablar de alguno de mis libros favoritos con él.

Quizás lo aburrí, él había tardado en contestar el día que conversamos por mensajes de ello. Los lentes pudieron asesinar sus intenciones, no a todos se le ven sexi los lentes. No pareció molestarle el hecho de tener el hobby de andar en skate, a pesar de mi edad. No le he comentado nada sobre mi gusto a los animes, solo de los mangas. Puedo derretir a fuego lento mi cerebro, pesando toda la noche las posibles razones, o solo dejarlo ir, que fluya como debe ser.

Ocupar mi mente leyendo, hasta que el sueño surja, no surtirá efecto, he aprendido que en esas ocasiones no disfruto la historia. He aprendido, a lo largo de los años, que hacer ejercicio me da más resultados beneficiosos en estas ocasiones. Algunas flexiones, sentadillas, abdominales, estiramientos, hasta quedar con mi cuerpo agotado y dolorido, hará a mi mente apagarse.

Mientras comienzo con los estiramientos, mi mente continúa su tren de pensamientos. No tengo porque comenzar la conversación mañana, a pesar de obtener respuesta esta noche, fue él quien cancelo de una manera tan poco abierta a otra oportunidad, tendrá que ser él quien de otro primer paso para demostrar su interés, cuando tenga el tiempo para citas. Y si no lo hace, si no demuestra su interés, entonces dejare ir la situación, no lo convertiré en un problema para mi, solo soltare sin preocupación, así será. No soy de quienes necesita el "porque no", soy de quienes solo deja ir, porque mi vida no se levanta ni se mueve por el pensamiento y el "porque" del otro.

En la mañana, cuando despierto, me encuentro con un mensaje que dice:"descansa", enviado a las 3am, no doy una respuesta. No solo porque me dije que no lo haría, sino porque tampoco hay que responderle a esa única palabra desinteresada.

Es a lo que me refería, deja la conversación abiertamente cerrada. Y yo no puedo con ello, no quiero poder con ello. Le daré tiempo y espacio, él se contactara si así lo quiere y el tiempo me dirá si no lo quiere.

Comienzo mi día sin café, por levantarme sin tiempo para prepararme uno o pasar por la cafetería a comprarlo, y realmente lo necesito, tanto por el sueño, que no pasara hasta después del mediodía, como por el dolor en mis músculos sobre exigidos, claro que no hará nada con el dolor, pero haría mejor la mañana.

Es media mañana cuando veo al profesor de literatura nuevo entrado, Gilderoy, era su nombre.

— Buenos días, profesor—lo saludo mientras que acomodo mesas y sillas, examinando que debajo de los pupitres no hayan hojas o envoltura de golosinas, que obviamente si hay, así son los niños.

— Buenos días, Severus, ¿verdad?—asiento con una sonrisa de cortesía—. Recuerdo tu nombre, pero veo que tu el mío no.

—Gilderoy Lockhart , profesor de literatura—presumo saberlo, mientras regreso a mi escritorio—. Incluso, con mi cerebro dormido, recuerdo el nombre de todos los profesores y profesoras, es parte de mi trabajo. Los niños pueden venir con cada invento, tienen una gran imaginación.

— Sera que la agotan en crear las mejores mentiras, porque no la veo cuando pido la escritura de textos o cuentos—sonrió y él parece sostenerse de esa sonrisa para tomar confianza—. En serio, son increíbles las cosas con las que se encuentra uno.

— Déjeme imaginarlo, el príncipe salvando a la princesa de parte de las chicas y el héroe salvando al mundo de los chicos...

— No realmente, ahora las chicas salvan al príncipe y hablando de coherencia, ¿qué chica puede correr con tacones de 20cm y faldas ajustadas como las describen?—rio, porque es gracioso y agradable.

— Profesor Lockhart, ha alegrado mi mañana, si solo obtuviera un café, estaría genial. Dígame, ¿qué puedo hacer por usted?

— Bueno, como esta mañana tuve una interesante charla con mis alumnos en la que me han hecho el cuento de que están con el celular porque les gusta leer, he pasado a buscar unas cuantas novelas—me extendió una lista con nombres—he pensado que así, quizás reactiven esos cerebros podridos de internet.

— Profesor, que ofensa. No es el internet que pudre los cerebros... son las redes sociales.

— Muy cierto.

— Me llevara un tiempo buscarlos todos, puede ir y mandar a algún alumno por ellos en unos minutos.

— No tengo prisa, es una mañana tranquila.

— Suerte la suya, la mía ha sido tan corta de tiempo—comento, mientras tomo un libro del instante más cercano al escritorio.

— ¿Por eso la necesidad de café?

— Bebo café cada mañana, es costumbre, pero no he tenido tiempo, llegaba tarde—me alejo entre los instante.

— Ya veo, ¿sabe? Volveré en unos minutos por los libros—los escucho decir, continuo con la búsqueda.

Este profesor no es un juego como otros, tampoco es típica o aburrida la lectura que ha pedido para sus alumnos. Clásicos, no tan reconocidos y muy interesantes, que pueden adaptarse a la realidad de hoy en día. Estoy anotándolos todos una vez que los encontré, cuando lo veo regresar con un café en la mano.

— Ten—me dice extendiéndomelo—no sabía que tan dulce lo querías asique te he traído estos sobrecitos de azúcar—los deja sobre la mesa y lo observo sin palabras.

Me siento en ese mágico instante donde deseas con desesperación un café, no puedes ir por él y de pronto el café viene a ti. ¿El hombre que lo ha traído? Oh, ha ganado mi aprecio y agradecimiento, pero tampoco soy hombre que cae por un café. El periodista no cuenta.

— Gracias—le digo rápidamente tomando el café y vaciando cada sobrecito dentro del café.

— No es nada—me sonríe tomando los libros—. ¿Están todos?

— Oh, sí, por cierto, gran elección, ojala hubiera tenido un profesor con ese gusto.

— Son de mis favoritos.

— No sé si son favoritos, pero si clásicos en mi lista—ríe, tan fresco y genuino.

— Bien—dice dejando luego un segundo de silencio—. Hay, hay una película estrenándose esta semana en el cine—comienza—es basada en un clásico, ¿has oído de ella?

— Yo...—lo pienso un momento, lo único que mi mente procesa en cuanto al cine es aquella otra película de anime basada en un manga estrenada la semana pasada—creo que no.

— Me han dicho que es buena, ¿te gustaría ir a verla?—no tengo idea de que película está hablando, tampoco sé que responder ante la pregunta, pero "a dudas di sí", decía mi abuela, así que asiento.

El profesor sonríe, tan enorme y brillante, se que esa sonrisa quiere decir algo, pero mi cerebro sigue sin arrancar del todo y lo dejo pasar metiéndome de lleno en el trabajo de introducir cafeína en mi sistema.

Continuara...

Sirius ya tiene competencia...


¡Gracias por leer!

El chico detrás de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora