Floreciendo

3 0 0
                                    

Narra Evelyn

Aún recuerdo ese día, el primer día de clases, la primera vez que con ella tuve contacto visual.
Estaba hundida en lo más profundo de mi soledad, despues de todo el silencio era hermoso y bueno para soñar despierta, cómo siempre sueño hacer.
Solo me pregunto... ¿En qué momento llegué a tenerla a ella siempre tras de mi?
Sería prudente buscarlo en mis recuerdos.

Mi lugar favorito era la azotea, solitaria, normalmente solo había gente cuando llegaba tarde, y las parejas subían a besarse, o incluso a mantener relaciones. Completamente asqueroso.
Uno de esos días en los que una pareja feliz ganó mi lugar, bajé a buscar un lugar para descansar plácidamente, encontré un sitio bajo un árbol detrás de los salones, podría ser una segunda opción de no ser por el desorden que a veces abunda en los salones. Cerré mis ojos para olvidarme de todo aquello que parecía atormentarme... Cuando derrepente, escuché los pasos de alguien, seguido de una fija mirada.
Era una chica... Tenía ojos verdes y un cabello largo y rubio, parecía el mismo sol, nada comparado con mi demacrada apareciencia.

Rápidamente al ver sus ojos, sin pensarlo me levanté súbitamente, para darme la vuelta, buscando irme cuando algo evitó que lo hiciera, era su mano que había pasado en su hombro, gire un poco para verle, me sonreía con tanta brillantez que sentí que me encandilaba. Le escuché hablar

— ¡Hola! ¿Cómo estás? — Me saludó como si fuéramos amigas de toda la vida, eso sinceramente me repelió bastante, a lo que simplemente respondí, quitando su mano de mi hombro y alejándome unos cuantos pasos, para ver por completo su cuerpo, de verdad su figura era envidiable.
— Eh... Bien, supongo... ¿Te conozco? — Fui directo al grano, sinceramente lo único que quería era estar sola - ¡Claro que no, tonta! Vengo a eso, a conocerte - me dijo con una gran sonrisa, ¿A qué se refería?
Está chica definitivamente buscaba algo, nadie se acercaba a la rara del salón solo para "Conocerle", raro cuánto menos.

— Así que... ¿Conocerme? Buscas algo, ¿Verdad? Si quieres la tarea solo pídemela y ya, no necesitas fingir querer ser mi amiga, me repugna eso. — dije con mi frialdad y poco tacto al hablar de siempre, las relaciones nunca me gustaron aunque, quizás muy en el fondo quise una siempre.
— ¡Vamos! No pienses así de mi, es solo que... Pensé que quizás podría entablar contigo una agradable conversación, o una amistad, es todo —
Sigo sin creerle una sola palabra de la que dice, solo suspiré y tome el almuerzo que mi madre hizo, pero que nunca comía, para disponer a marcharme, cuando escuché sus pasos acelerados alcanzarme para estar a la par — ¿Puedo saber por qué me sigues? — pregunté con un poco de molestia — ¡Por qué quiero ser tu amiga! Vamos, no muerdo, a menos que lo quieras~... — ¿A qué se refiere? Tomo un tono "sexy", supongo que pensaba el seducirme... O algo así.

— Oooh, tienes almuerzo, ¿Me acompañarias a comprar algo yo? — Me miró con sus ojos brillando, giré mi rostro para verla y solo suspiré extendiendo mi mano para darle mi almuerzo — Toma, no lo quiero — ella con confusión lo tomo en sus manos con cuidado, acto seguido me miró desconcertada — ¿Uh? Pero si es tuyo, ¿Lo hizo tu madre? — Sí, ella lo hizo, y por eso no lo quiero... Quizás este envenenado. — Ella lo hizo, no yo. Si no lo quieres entonces tíralo, no lo quiero. — Al escuchar eso, se detuvo y me tomo de la cintura, palpando mi vientre como si buscará asegurarse de algo — ¡No has comido nada! ¿Que sueles comer en casa? — ¿Comer? Ni idea — Eh... Aveces no como nada... Algunas otras solo dulces o frituras, quizás fruta o ramen instantáneo... — dije pensando que más podría comer, notando que obviamente eso era todo.

— ¡Muy mal! De ahora en adelante vas a comer cosas más saludables — Me lo dijo, pero sonaba más como una orden... ¿Quien se cree para querer cambiarme?
—¿Eh? Ni lo pienses, no voy a comer la comida de mi madre, ni tampoco voy a cocinar, mis manos terminan peor de lo que ya están. Y deja de intentar hacer cambios en mi —
Me miró con unos ojos que expresaban tristeza... ¿Que significaba todo ésto? No lo entiendo, ¿Por qué hace todo esto por alguien como yo? Ella debería estar con algún chico lindo, o con un grupo de chicas burlándose de la tipa con lentes, algo de chica popular, pero... Está aquí conmigo.
— No te entiendo, solo déjame sola —
Dije súbitamente, haciendo que su expresión triste se hiciera más notable, a lo que simplemente suspiró y volteo a verme
— ¿Tienes algún amigo? —
¿Uh? ¿Qué quiso decir? Su pregunta me dejó... Pensando, nunca me preocupe por eso pero, ¿Por qué me hace dudar de ello?
—Ninguno, las relaciones no me agradan, digamos que ya me hicieron mucho daño. —
— Así que era eso... — ¿Que quería decir con eso? Aparentemente pensativa miraba el suelo mientras caminaba, cosa que le llevo a chocarse con un poste de luz del lugar, cayendo al suelo, el almuerzo hecho por mi madre igual
— Fíjate por dónde caminas — le extendí la mano para ayudarle, y al levantarse su equilibrio se vio afectado y cayó con su rostro chocando en mi hombro, sosteniendose de mi
— ¿Todo bien? Fue un buen golpe, deberías ir a la enfermería — Le dije mientras mantenía la posición... Espera, ¿Era esto un abrazo? Su cabello olía realmente bien...
— Estoy bien, solo fue el golpe... Auch, me alegro que te preocupes por mi — me dijo sonriendo mientras se alejaba de mi y se daba la vuelta, viendo el almuerzo en el suelo, tirado por completo, ya que por la caída de había abierto — NOOOO POR QUÉ, DIABLOOOS — su grito hizo que mis oídos lloraran, así que me los tape enseguida, cuando terminó simplemente suspire pesadamente, mirándole fijamente — Es solo el almuerzo que hizo mi madre, no es nada importante, si tanto lo querías puedo darte el de mañana si vuelves a molestarme. — dije caminando lo más rápido posible para perderla, pero me alcanzó con el recipiente, dándomelo.

Narrador omnisciente

Y así, la chica rubia siguió a la pelinegra todo el tiempo, hasta la salida se fueron juntas a casa.

— Oye no me has dicho tu nombre — mencionó la rubia, curiosa, mientras giraba su cabeza para ver a la más alta — Soy Evelyn, mi apellido no importa — dijo sin dejar de mirar al frente, cómo si no le importara mucho la rubia — ¡Pues yo soy Mónica, un gusto Eve! —
— ¿Ya me pusiste apodos? Dios... —
Y así ambas siguieron hasta despedirse, bueno en realidad solo Mónica lo hizo, de esta forma termina el primer día en el que la vida de Evelyn cambió para siempre.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Nota: ¡Primer capítulo wuuu! Si les gusto, probablemente mañana suba otro, o dentro de la siguiente semana, muchas gracias por leer ><




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 04, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lo Que El Jardín Se Calló Donde viven las historias. Descúbrelo ahora