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Los rayos del sol iluminaron la habitación avisando la llegada de un nuevo día

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Los rayos del sol iluminaron la habitación avisando la llegada de un nuevo día. El alfa gruñó molestó y se cubrió el rostro de la alegría mañanera, alegando contra la brisa que se colocaba por una esquinita de la ventana lo helada que se encontraba su habitación.

Despegó un ojo en busca de su compañero que siempre le proporcionaba un poco de calor, encontrándose con un lugar vacío y el rastro de aroma que permanecía impregnado en las sábanas desapareciendo poco a poco.

Bufó ya que ahora no podía volver a pegar sus ojos y descansar tranquilamente al saber que su omega estaba en un lugar lejos de él. Miró al reloj que se encontraba en la mesita de noche, encontrándose con que apenas eran las once. ¿Por qué su omega estaba fuera de la cama un sábado por la mañana.

Talló sus ojos y se aparto del colchón.
Sábanas cayendo por su cuerpo hasta detenerse a su cintura. Su pecho descubierto se erizo ante la brisa fresca que rodeaba la habitación. ¿Habían olvidado encender la la calefacción la noche anterior? ¿Su omega había pasado frío?
Su alfa le regaño ante aquella posibilidad y le hizo levantar en un santiamén.

Tomó la frazada y busco sus esponjosas pantuflas. las cuales habían sido perfectamente escogidas por su omega. Cubrió su cuerpo y salió de la habitación, soltando un satisfactorio suspiró cuando lo abraza la temperatura cálida proveniente de la sala de estar. Avanza despacio, persiguiendo el delicioso aroma a fresas por el que había caído hace años.

Llega a la cocina y sonríe cuando se encuentra con harina, miel, frutillas, un parde huevos y demás ingredientes para preparar unos deliciosos panqueques, pero no se encuentra a su pareja por ningún lado. Camina hasta llegar a la sala, donde encuentra a su pequeño omega durmiendo al lado de la chimenea encendida.

Sonríe para ver su pacífico rostro descansando sobre mano. Subió sus piernas hasta el sofá, no pudiendo pegarlas a su pecho debido a la prominente pancita donde cargaba a su cachorro. Se encontraba en su tercer trimestre, faltaba poco para recibir a su bebé en su hogar y estaban demasiados ansiosos y felices por ello.

Taehyung protegía su vientre hinchado con una de sus manitas, sosteniéndolo y removiéndose entre sueños. Últimamente había notado a su bebé más cansado, por lo que intentaba que el omega hiciera el menor esfuerzo posible. Se acercó hasta él, acomodando su flequillo y dejando un sonoro beso en unas de sus rosadas mejillas.

Taehyung talló sus ojitos y dejó escapar un largo bostezo, sonriendo cuando el fuerte olor a roble de su alfa lo rodeó, al igual que sus cálidos y fuertes brazos. Jungkook sentó a su lado, moviéndole hasta dejarlo sobre su regazo. Buscó su tierno cuello, donde enterró su rostro y lamió con delicadeza la marca de unión que había dejado ahí hace años.

El omega ronroneó y soltó una delicada risita, las grandes manos de Jungkook bajaron hasta el vientre de Tae y lo tomaron con delicadeza. Amaba ver a Taehyung embarazado y cargando su cachorro, amaba su pancita y podría pasar toda su vida mimándole y hablándole, o besando su delicada piel.

He's the best thing that's ever been mine. Kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora