Después que decidí hacer un pacto con Cupido, en el cual nunca más me volvería a flechar, fui traicionado por el y de nuevo caí en el juego del amor. Pero esta vez pensé q sería distinto, porque era una chica de la cual todo hombre se enamoraría. Sus tatuajes en cada centímetro de su cuerpo, su pelo se movía como la olas del mar, su olor era como el de las flores en primavera. Recuerdo conocerla justo el mismo día de mi cumpleaños, la primera vez que mi mirada hizo contacto con la de ella, fue como si yo no fuera dueño de mi cuerpo, si mirada se quedó fija, no me salían las palabras, mi mente se iluminó de muchos colores. No se si era miedo a cometer algún error o si solo era que me quede atrapado entre tanta belleza. Pasaron los días y me sentía tan bien con ella sin todavía ser novios. Poco a poco din saber nos distancia mos, aproximadamente dos años. Quise reconstruir ese momento y justamente la invite a mi casa el mismo día q nos conocimos, pero tal vez tendría más suerte para bien o para mal. En mi cama fue algo mágico tenerla sin ropa, ver su cuerpo desnudo con esa tinta que la hacia ver diosa, pero siempre fue un demonio que se entró a mi corazón y le hizo más daño del que ya tenía.
