¡Solo quédate quieto!

PARTE 1

Un sábado por la mañana la luz del sol entraba por una pequeña abertura entre las cortinas de la oscura habitación de un chico que sufría de su primera resaca. Akito comenzaba su vida como un adulto al beber alcohol para olvidar sus sentimientos, no podía dejar de pensar en lo enojado que se encontraba. El día anterior, poco antes de la nueva presentación de WonderlandsxShowtime, observó de lejos como Tsukasa perdía la cabeza por el nuevo piercing de Rui. Tsukasa se acercaba a su amigo para ver la pieza de metal con mayor detalle ¡Es increíble! ¡Te hace ver tan genial! decía mientras no apartaba la vista de la oreja izquierda de Rui. Akito pensó que no tenía nada de especial, puesto que él tenía las orejas perforadas desde hace un tiempo y Tsukasa nunca lo había adulado de tal forma. Al finalizar del show Akito decidió irse enojado arrojando a la basura el girasol que había estado buscando como loco por toda la ciudad.

Más tarde, terminó en una tienda de conveniencia coqueteando con la encargada para que le permitiese comprar dos latas de cerveza y una de licor de dudosa procedencia. No llevaba mucho dinero consigo y no quería llamar la atención, así que abrió la lata de licor que pasaba por una de soda en la calle y bebió un sorbo camino a casa. El sabor era tan amargo que provocó una mueca de desagrado y que se vertiera un poco en su ropa, pero no podía desperdiciar el valioso líquido que lo haría olvidar su enojo. Entonces, respiró profundo y se tomó toda la lata de golpe, sus mejillas se pusieron rojas y procedió a aplastar la casa mientras maldecía el nuevo piercing de Rui. A la mañana siguiente la irritante luz del sol y el ruidoso sonido de los pájaros lo despertaron. Sentía que su cabeza daba vueltas, se levantó de la cama y por accidente tiró la lata de cerveza que había dejado a la mitad la noche anterior, así que se apresuró a limpiar. Había un penetrante olor a huevo y tocino por toda la habitación, Ena se encontraba haciendo el desayuno, pero por alguna razón el olor era insoportable, así que abrió la ventana. La luz del sol lo molestaba, pero el cielo era tan hermoso ese día que por un momento olvidó su malestar. Luego de ello buscó su celular debajo de las sábanas sin éxito, así que mejor se apresuró a bajar y comer algo antes de salir, quedó de verse con Toya a medio día para comprar zapatillas juntos y armar el nuevo vestuario de su grupo.

Al bajar Ena lo esperaba con el desayuno listo y con una taza de café, le indicó cuál era la suya, pero su rostro reflejó desagrado.

–¿Has estado bebiendo? –preguntó.

–Un poco... no creí que despertaría tan...

–¿Devastado?, ¿demacrado?, ¿sin ganas de existir?

–Ya entendí...

–No hagas cosas irresponsables sin que nadie sepa, además si un policía te hubiera atrapado...

–Pero no pasó nada, ¿por qué no solo comes y me dejas en paz? - dijo enojado.

–¿Qué hizo Tsukasa esta vez?

–¿Qué quieres decir?

–Ayer no dejabas de decir su nombre mientras dormías, se escuchaba hasta mi habitación, además que me llamó en cuanto amaneció. Estaba preocupado por ti, dijiste que irías a verlo, pero no apareciste ¿ocurrió algo?

–Si fui a verlo, estuvieron excelentes, él y Emu hicieron un trabajo increíble con el vestuario... solo no quise quedarme al final.

–Está bien. – lo miró preocupada- Deberías llamarlo, tu teléfono está en el sillón.

Ena se levantó de la barra y se fue a su habitación, ella también tenía compromisos con Mizuki, el día de hoy terminarían de componer la nueva canción con la que debutarían como sub-unidad después de haber anunciado su relación, así que ella fue la primera en marcharse. Cuando Akito revisó su teléfono la bandeja estaba repleta de mensajes de Tsukasa preguntando por él Tch...estaba justo frente a ti, tú eras el idiota que no podía dejar de mirar a Rui, pensó. Entonces, se dio cuenta que durante la noche había enviado un mensaje a Toya diciendo que Tsukasa era un idiota por alabar el piercing de Rui, Toya lo había dejado en visto. La hora de salir se acercaba así que fue a tomar una ducha y a arreglarse para salir, debía vestir algo sencillo para poder trabajar mejor con los accesorios que quería probarse, así que se puso unos pantalones y zapatillas negras con una camisa blanca y una chaqueta de cuero. También se colocó todos los piercings que tenía y unos guantes negros que An le había obsequiado, se peinó hacia atrás y salió de su casa media hora antes de los previsto. Su plan de vestir con algo simple claramente había fracasado y llamaba la atención por todas partes, una vez llegó al lugar le llegó un mensaje de Toya que decía: