El mundo presento un gran cambio; desde que se dio a conocer la existencia de las sub especies hace 10 años, las personas y los gobiernos del mundo tuvieron que adaptarse para vivir en armonía lo cual fue un rotundo éxito.
Uesugi Futaro, un adulto c...
Hace ya 10 años, los gobiernos del mundo dieron a conocer la existencia de las sub especies.
Seres que se creían mitológicos y de cuentos de hadas, desde sirenas, centauros, lamias y arpías, asta limos, demonios, dragones y una gran lista más de sub especies que se integraban a la sociedad.
Fue difícil integrar a las sub especies a la sociedad? Si, si lo fue, pero no imposible.
Tras un par de tratados, la implementación de nuevas leyes y la aceptación de la población, las sub especies fueron bien recibidas hasta el punto de que parecía un recuerdo distante el solo ver humanos por las calles.
El sistema de inclusión era simple, una familia podía acoger a uno o más de estos seres y vivir como familia.
Incluso había casos donde surgía el amor y gracias a esto se legalizó el poder contraer matrimonio con las sub especies.
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Un nuevo día se hacia presente, los primeros rayos de sol empezaban a tocar las casas y edificios de varios vecindarios y con ello el inicio de un nuevo día.
A orillas de la ciudad, una casa de dos pisos y algo grande se hacia notar entre las demás pues, sus colores simples pero bonitos resaltaban cuando la luz tocaba las paredes.
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Cuando los rayos de sol finalmente alcanzaron la ventana del segundo piso, estos pasaron por el cristal.
La luz quedó alumbrando el rostro del propietario de la casa, por la molestia de la luz en sus ojos este no tardo en despertarse.
—Mmmmm—se quejo mientras abría de a poco los ojos— Con que ya es de día he...Bueno, es hora de levantarse y empezar un nuevo dia— Dicho y echo, aquel señor de no más de 25 años se levantaría de su cama y dirigiéndose al baño.
Lo primero que haría sería lavar su cara con agua y con jabón como pin pon. Luego de haberse enjuagado el rostro este miraría al espejo para ver si rostro.
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—Valla, algunas veces siento que a pesar de los años mi rostro no cambia— se dijo así mismo el hombre para luego secarse el rostro con una toalla y regresar a su habitación para ponerme una ropa deportiva.
