único

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El silencio seprucal con un suave rechinar de amacas, la agitanción que tenía Haerin era uno de sus peores estados. Su corazón se oprimía con fuerza, le sentía casi en su garganta. Esta vez había tenido una pesadilla.

Realmente no debió hacerle caso a Hyein de ver una película de terror. Al momento de ver películas de tal género le iba genial y era libre de temores, lo suficiente como para decir que era valiente y las demás miembras no se lo refuten.

Las cosas se ponían incluso peor cuando al final de las películas salían esas cuatro palabras que hacían que a cualquiera se le vaya el alma del cuerpo; "Basada en hechos reales".

En fin, el gran problema es que las tontas películas se quedaban en su mente en la noche haciéndole sufrir hasta tenerla entre la espada y la pared.

Bueno, en éste caso el asesino y la pared, en su sueño un cruel hombre le seguía para asesinarle.

Como todo clásico cuando estás teniendo un sueño, al tratar de correr te ralentizas, como si corrieras una maratón en una caminadora física, no avanzarás y todo el esfuerzo se te va directo al caño. Justo así estaba ella, con el corazón en la garganta corriendo sin lograrlo realmente y viendo como aquel hombre se acercaba tortuosamente.

Fue cuando la alcanzó con un cuchillo en mano que su cuerpo se elevó en un espasmo, asustada abrió sus ojos de golpe encontrándose en la habitación.

Rápidamente se hizo bolita, evitando que sus pies rozaran los bordes de la cama, no creía mucho en eso... Pero por si acaso no quería que le jalaran sus pobres patas.

Bastaron pocos segundos para que se diera cuenta como sus mofletes estaban húmedos de lágrimas. Aún estaba muy asustada, demasiado.

Trató de darse la vuelta, pero vaya susto tuvo cuando se encontró con un cuerpo a su lado. Hubiera sufrido un paro cardíaco de no ser porque notó como su unnie estaba ahí durmiendo tranquilamente.

Suspiró y trató de calmarse, vamos, que era una chica grande y estaba incluso acompañada.

No fue hasta que escuchó el rechinar de alguna amaca que sintió como se le bajaba la presión.

No, no y no.

Jadeó asustada y miró de reojo a Danielle quien aún dormía muy plácidamente.

Mañana debían despertarse temprano por un entrenamiento, justo esta noche habían casualmente quedado en la misma habitación y lo que menos quería es llenar de molestias a la australiana.

— D-Danielle ... —susurró, su manita tomó la manga del pijama de su compañera de grupo pero esta parecía no reaccionar.

Trató de acomodarse, se envolvió entre las mantas y trató de ignorar el hecho de que sus emociones estaban a punto de explotar y hacer una mezcla de todos sus temores unidos en desmedida.

No había lugar en el cuarto donde no le tomara figura a algo feo que quisiera hacerle daño. La sueta en la silla le parecía alguien ahí y los adornos de las cortinas del mueble, le hacían ver repetidas caras feas.

No fue que entró en pánico cuando su propio brazo dormido (que ni había notado que estaba asi) rozó accidentalmente su cintura.

Pegó un espingo e inevitablemente chilló. Asustada agitó a Danielle con fuerza, casi tirándole de la cama. Bastaron segundos para que la australiana adormilada gruñera y abriera lentamente los ojos para mirarla.

Ahí estaba su menor, con los ojos llenos de brillos por estar repletos de lágrimas y su rostro casi demacrado. — ¿Qué pasa Haerin...? — preguntó sentándose en la cama y frotándose los ojos tratando de evitar dormirse en el proceso.

— T-tengo miedo... — a penas soltó con un hilo de voz.

— ¿Miedo? — preguntó, la pequeña asintió — ¿es por la película que viste con Hyein?

Su orgullo le dolió, pero debía admitirlo, asintió con suavidad. Esperando una estúpida burla esperando de los labios de la contraria. Pero lo único que sintió es como los brazos ajenos le envolvían en un abrazo, la australiana la acomodó de tal forma que su cabeza se recostara en su pecho.

— No veas películas que no quieras Hae... —  susurró Danielle adormilada, su voz estaba gruesa, tanto que la coreana casi pudo sentirlo como un regaño.

— ¡Quería hacerlo! — se quejó — no esperaba que me acompañara en una pesadilla...

La australiana soltó un gruñido y Haerin inconscientemente se recostó mejor en el pecho ajeno.

Fueron aproximadamente cinco minutos de silencio hasta que las palabras de la coreana hicieron presencia en la habitación.

— Unnie... Aún tengo miedo. — susurró, sin saber aún si la mayor estaba despierta o no.

Danielle la acercó más a su cuerpo y plasmó un beso en su cabeza — No tienes porque tenerlo, yo te cuidaré.

Haerin no pudo evitar escuchar como los latidos del corazón de Danielle se aceleraban. Ahí, bajo la luz tenue de la noche y de las estrellas, más que miedo y temor hubieron suaves mimos, unos que recibió Haerin hasta caer agotada en brazos de la contraria. Danielle no pudo evitar sonreír con dulzura viendo como la coreana poco a poco se dormía.

Porque más que esa fea pesadilla, tuvo de recuerdo el suave y repetido sonido de los latidos de la chica de la cual estaba tan enamorada.













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Si ven algún error en los nombres me dicen pls

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案 : 𝗣𝗘𝗦𝗔𝗗𝗜𝗟𝗟𝗔﹙𝖽𝖺𝖾𝗋𝗂𝗇﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora