Epílogo

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¿Alguna vez pensaste qué había más allá? Ya sabes, más allá de donde tus ojos no pueden ver, ¿no?

Algo extraño me está sucediendo, he cambiado. Ahora veo cosas que nadie más puede ver, aparecen y me susurran, me susurran que haga cosas que no debo, aunque si quiero, como matar. A veces les hago caso y aquí estoy, jugando con las tripas de mi gato, suena asqueroso, pero me resulta realmente divertido.

Pensaréis que estoy loca, hasta yo misma lo pienso, pero desear la sed de sangre no es algo malo, pienso que es excitante ver como algo tan delicado chilla y desea no ser torturado, me pone, no sé como, pero lo hace, no juzguéis, mentes enfermas.

He guardado los cuchillos debajo de una trampilla, los hay de diferentes tamaños, mientras, mi madre ha ido a por pastillas anticonceptivas, la pobre. Y aquí sigo, sentada, viendo el cuerpo de lo que un día fue un gato.

La verdad me siento bien, satisfecha con lo que hago, da un gusto. Mi madre acaba de llegar a casa, a montado un escándalo al ver lo que ha pasado, ha empezado a gritar y está apunto de echarse a llorar, le he dicho que es algo natural, que no se peocupase, por eso ahora vamos camino al psicólogo, dice que esto ha llegado demasiado lejos, ella que coño sabrá...

Al llegar al psicólogo:

- Samantha, ¿escuchas voces o sientes algo en ti qué no anda bien?

(DILE QUE NO)

+ No, me encuentro perfectamente.

La puerta de atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora