Diez

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—¿Aun te duele? —pregunté, cuando su juguetona mano empezó a recorrer mi pecho

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—¿Aun te duele? —pregunté, cuando su juguetona mano empezó a recorrer mi pecho.

—Me dolió sí, pero fue una sensación de dolor y placer muy excitante.

Respondió, mirando directamente mi parte baja, mientras sacaba mi pene, de los pantalones cortos que estaba usando. Jimin lo vio y le brillaron los ojos de deseo por ponerlo en su boca.

—Es todo tuyo —le dije, cuando lo noté.

Sus labios suaves empezaron a chupar mi miembro y sus manos a frotarlo para ponerlo completamente erecto, fue una sensación muy buena, intensa, no creí que pudiera haber mejorado tanto, en tan solo unas horas, pero al darme tanto placer, me empecé a empujar en su boca, simulando pequeñas embestidas y las ganas de penetrarlo una vez más, me fueron inundando.

Ambos estábamos excitados, él abandonó mi erección, se acercó hasta mis labios, me besó y contra ellos me dijo:

—Se dulce... Tu pene es muy grande, pero mi culo desea sentirlo una, dos, tres... y mil veces más.

Lo hice rodar en la cama, nos besamos con ganas, con deseo ardiendo en nuestro interior, con premura y necesidad. Jimin, no llevaba ropa interior así que solo lo despojé de su camiseta y mis manos viajaron por todo su cuerpo, mientras mis labios se deleitaban recorriendo cada milímetro de su nívea y sedosa piel.

Acariciamos nuestros cuerpos, yo su parte delantera y él mi espalda. Mis manos sostenían sus nalgas bien paraditas, su pene estaba erecto, al igual que el mío, pero no me dejó hacerle una mamada, cambió nuestras posiciones y tomó mi pene en sus manos, lo acarició, se deleitó en él y lentamente se acercó, cubriéndolo de besos con sus suaves y cálidos labios, luego lo introdujo en su boca y empezó a subir y bajar, recorriendo todo el tronco de mi pene.

Pensé que no se atrevería a metérselo por completo en la boca, porque lo miraba como si fuera un monstruo, pero pudo tragárselo todo, completo, y sin sentir arcadas, cuando sus labios descansaron en la base, tocando mis testículos suavemente y luego los introdujo, también, suavemente en su boca y era una sensación indescriptible.

Eso definitivamente, terminó por excitarnos a ambos y soltando un estruendoso gemido, dejó mi erección y me pidió que lo follara.

Capturé sus labios para besarlo un poco más y con caricias, lo acomodé en la cama.

—Abre un poco las pi-

—No —se apresuró a decir— sobre mis rodillas —concluyó.

Y no tuvo que repetirlo, su trasero es delicioso y respingón, esa vista era exquisita.

Nos acomodamos al borde de la cama, su culito se veía hermoso. No tenía más lubricante, pero si una lengua deseosa de pasearse por esa abertura. Lamí y humedecí su entrada, durante varios minutos, antes de llevar mis dedos a su orificio y empezar a introducirlos uno a uno, mientras los gemidos escapaban de su boca.

Mi pene estaba ansioso por entrar, y él, se empujaba hacia atrás, buscando auto penetración.

Llevé entonces mi pene hasta su entrada, luego de acariciarlo unas cuantas veces y empaparlo con el pre semen que estaba goteando desde hacía buen rato, y empecé a empujar, despacio.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Nuestro Secreto 🔥 (+18) - HP15Donde viven las historias. Descúbrelo ahora