Día 1. All Blue.

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Las manos le temblaban cuando levantó el encendedor para prender su sexto cigarro del día

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Las manos le temblaban cuando levantó el encendedor para prender su sexto cigarro del día. Estaba cansado, no había dormido la noche anterior, en realidad, no había dormido bien toda la semana. 

Hasta Zoro lo había notado.

El horno se hizo sonar anunciando que la comida ya estaba en su punto. Tomó los guantes de la mesa y saco una charola enorme. La puso en la mesa con todo lo demás y tomó otra que aún estaba cruda para reemplazarla. 

La puerta de su cocina se abrió con lentitud y pudo ver a su capitán de sombrero de paja. Se quitó los guantes y los dejó donde antes.

- Se ve delicioso, Sanji.

- Si... - Sanji se encaminó al refrigerador y de ahí sacó un pequeño bento. Se lo extendió al muchacho de goma.- Toma, puedes comerte esto.

Dio media vuelta hacia la barra, tomó un cuchillo y se dedico a picar zanahoria. Mucha zanahoria.

- Gracias...-Luffy lo tomó, lo abrió y sonrió, pero no se lo comió.- Nami quiere que sepas que ya casi llegamos.

- Bien. - Sanji parecía seguro. Pero su mano tembló lo suficiente como para cortar la dichosa zanahoria de la manera más horrible que jamás había hecho. Se la extendió también a Luffy.- Toma, comete esto también.

El capitán lo miró y el cocinero no tuvo más opción que darle la espalda de nuevo.

El muchacho salió de la cocina y se volvió a quedar en silencio. Uno que no era muy habitual. 

No supo cuanto tiempo siguió cocinando. Robin-chan se había encargado de hacerle saber que ya habían llegado a su destino. Estaba un poco desconectado, pero bajó y le pidió a todos los demás que le ayudaron a bajar la comida.

La repartió, a todos a quienes se encontró. Niños, jóvenes, adultos y ancianos. Cómo había hecho toda la semana anterior en cada isla que pisaban. 

Para ese punto ya había perdido la cuenta de los cigarrillos que había encendido a lo largo del día. Chopper estaba preocupado.

Todos. Podía sentirlo.

Guardó un platillo para él. Uno al que había dedicado mucho tiempo. Lo había hecho una y otra vez hasta que creyó que no podía hacerlo mejor.

Se lo llevó lejos de todos los demás. Subió las escaleras que había subido incontables veces cuando era un chiquillo maleducado. Abrió la puerta que abría paso a unos de sus lugares favoritos. Dos sillas, un escritorio y él. Cuando era un mocoso iba solamente para dos cosas. Ser regañado o ser mimado. Y las dos las disfrutaba.

Recorrió con la vista la habitación, era algo diferente. En una pared que solía tener un póster de una sirena ahora se encontraban carteles de "Se busca" de diez personas diferentes, aunque pudo observar más de uno de él mismo con diferentes recompensas por su cabeza.

Azul de amanecer (Sanji Week 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora