Capítulo 3 - Premoniciones II

14 0 0
                                    

Las clases sucedieron con normalidad durante el primer periodo; no eran especialmente pesadas. Agradecí enormemente que no tuviéramos una gran carga de trabajo durante la primera semana.

Hoy era día de deportes y era una dicha que nos tocara antes del segundo periodo. Tener deportes siempre me ayudaba a deshacerme de cualquier preocupación que llegara a tener y a distenderme del estrés; me hacía sentir más animada, aunado al hecho de que usar el pants era más cómodo que la falda. Aunque, por otra parte, a Ana no le agradaba demasiado la idea de agotarse físicamente sin necesidad.

—Ya no puedo más, ¿cómo pueden hacer eso sin cansarse? —Acompañaba a mi amiga hasta el final de la línea en la pista de atletismo, quien no dejaba de jadear entre líneas.

—Solo un poco más, después puedes tomar un descanso. —Intentaba animarla un poco porque sabía que no le gustaba la clase para nada.

—No, sigue sin mí, en un momento te alcanzo. Si sigo corriendo así podría morir —mencionó tumbándose sobre el suelo, tomando respiraciones profundas.

—No vas a morirte por eso —aseguré, ya acostumbrada a la actitud de mi amiga—. Camina despacio si no puedes correr.

—¿Estás bien? —Kenneth apareció tras nosotras, tendiéndole una mano a Ana.

—No... sí.

—Lo que pasa es que Ana no está acostumbrada a hacer demasiado ejercicio porque le resulta pesado.

—¿Tienes problemas de salud?

—No es así, es que yo simplemente no le puedo seguir el ritmo a los demás —articuló mientras volvía de pie con la ayuda de Kenneth, recobrando poco a poco su respiración.

Para mí sorpresa Kenneth decidió acompañar a Ana siguiéndole el ritmo durante toda la clase de atletismo, tal parecía que ambos tenían una buena conexión para llevarse bastante bien, así que yo también decidí recuperar mi ritmo y darles un poco de espacio, pensando que tal vez sería algo bueno para Ana y nuestro nuevo amigo.

Durante el descanso nos dirigimos hacia la cafetería para recobrar las energías que necesitaríamos en el segundo periodo, en especial Ana que estaba casi pálida después de la práctica de deportes a la vez que yo también moría de hambre. Nos situamos en una pequeña mesa vacía que se encontraba en la esquina, tratando de evitar a todo el trafico de transeúntes que confluía en cada rincón.

—¿Has escuchado las noticias? —Logré oír la conversación de una compañera que se encontraba muy próxima a nuestra mesa.

—¿Las noticias? ¿Pasó algo importante?

—¿Cómo no puedes saber nada después de todo el escándalo que ha habido en los alrededores...

—Disculpen, ¿sucedió algo? —intervino Kenneth en aquella conversación que no entendía, un poco asombrada por su valentía para incorporarse públicamente en un asunto que parecía no tener relación directa con nosotros.

—Oh, eso, no es algo realmente importante. —Una compañera de cabello corto, que reconocí se encontraba en un grado mayor que yo, fue la primera en dar respuesta, un poco incómoda por la intromisión.

—¿En serio?, a mí me interesa conocer la noticia, soy nuevo y me gustaría saber más de este lugar —agregó mi amigo, esbozando una sonrisa con carácter amigable, aunque tal vez simplemente se debiera a una estrategia por su curiosidad.

—Ah, lo siento, lo que pasa es que no queríamos alarmarte. No queremos que te asustes por una noticia así —anexó la que parecía ser la amiga de mi compañera.

—¿Realmente es algo grave? —esta vez inquirí yo, girándome hacía la mesa de mis compañeras; ya me había envuelto la curiosidad en su diálogo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 05, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora