El príncipe azul

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¿Quién no ha soñado con vivir en un palacio? ¿Quién no ha pensado acudir al baile y dejar caer un teléfono, unas llaves, un celular o el típico caso, un zapato? ¿Quién no quisiera una historia de cuento? Sí, con el cuento de que vendrá aquel hombre a rescatarnos de la torre o aquel que nos despertará con un beso para vivir felices el resto de nuestros días, vivir con un hombre al que acabas de conocer pero que de cierta forma es tan atractivo para complacerte en todos los aspectos que resulta tentador ¿no? pero, ¿por qué hemos llegado a ese punto dónde no se necesita conocer a alguien a fondo mientras su físico sea despampanante? Ya sé que no suena mal, pero a fin de cuentas es algo que desde chicas solemos aprender.

No me desagradan las historias de princesas, de hecho me encantan, mi favorita: La bella y la bestia. Esa película sí que sabe influenciar a las niñas, tanto a leer como a enamorarte de alguien por su forma de ser, aunque de cierta forma todas esperamos que al besar a nuestra pareja se convierta en un güero multimillonario estilo Brad Pitt, pero no, la realidad es que si andas con un güero multimillonario y tu ser una simple mortal habrá ciertas consecuencias; como tal vez, que muchas anden detrás de él como perritos buscando un hueso o quizá que el sea un engreído al que le importe más su estatus social, es lo más común, pero confío en que por ahí ha de andar uno gentil y buena onda.

Una vez iba caminando por la calle y de pura casualidad me topé con una pareja que estaba peleando, el hombre era alto de buen ver y la mujer no parecía llegarle más allá del hombro, se gritaban a morir.

-¡ERES UN CABRÓN! Ella era mi amiga, y la quería como a una hermana. ¡IMBECIL! ¡GASTEROPEDO, MENTECATO! - La mujer no dejaba de gritarle, todos volteaban a ver que sucedía, más que en esta ciudad casi nadie es chismoso. Yo iba caminando lento, quizá la mujer iba a necesitar ayuda en cualquier momento, así que preferible sí me esperaba un poco.
- Yo no fui mi amor, escúchame - "Buaj, basura" no puedo creer que no acepte sus acciones.
-Vete, no quiero verte nunca más. - Quizá al hombre sí le dolía y estaba juzgando sin saber la historia, <<perdón>> le dije en mi mente. De repente el chavo se fue y ella quedó sola, lloraba como si se fuera a acabar el mundo. ¿Cómo es que se puede llorar por un hombre? Athena, me dije, el día en que tu llores por alguien, mejor ¡mátate! En fin, me animé a acercarme, a muchas les gusta que las consuelen o que les pregunten al menos si están bien.
-¿Está todo en orden? -, le pregunté indecisa.
- Sí, gracias por preguntar. - respondió limpiándose las lágrimas, pero no dejaban de salir una tras otra, sí que estaba destrozada, realmente me conmovió.
- Perdón por ser entrometida, pero no me gusta ver a las mujeres llorar por un hombre, me resulta un poco jocoso y frustrante a la vez. Si puedo ayudarte en algo... Lo que sea, realmente puedes confiar en mi. - Ya se, ¿cómo puedes confiar en alguien que se te acerca de la nada? Con la expresión que me hizo debió de haber pensado en que quería raptarla o algo por el estilo, pero ahí estaba yo, esperando respuesta. Debería de controlar ese sentido feminista o de caridad hacia otras personas.
- ¿Eres especialista o algo así?-, preguntó extrañada.
-Realmente no, pero tengo amigas que han pasado por este tipo de situaciones, no quiero decir que sé por lo que estás pasando, pero créeme que sí de chicos se trata lo he visto a través de ellas mil veces y bueno, como ya sabrás, a mi me toca la verborrea, los llantos y la gordura; siempre las animo con comida, ¡sí que funciona!
- Eres muy dulce, ya hasta me caes bien, pero no necesitaré ese tipo de cosas. Mañana se arreglará todo, el es así. Así que no hay de qué preocuparse. Lo conozco. Solo fue un resbalón. Ya sabía que mi amiga sentía celos por mi, porque... si no lo notaste es el chico más guapo de mi escuela y yo me lo gané... - ¿qué rayos con esta tipa? ¿Acaso una persona puede ganarse? Me puse a pensar si todas son así, ya se notaba que venía de esas escuelas bien, pero ¿tan fea era la mentalidad que les inculcaban? No podía ser posible lo que escuchaban mis hermosos oídos, y yo que creí que mis amigas estaban fuera de sus casillas. Ella siguió hablando -. En fin, me tenía envidia, no podía resistirse a que el me hubiera elegido sobre ella, pero bueno, no conseguirá lo que realmente quiere. Separarnos.
- ¡Vaya! -, no sabía como actuar sin "lastimarla" así que únicamente articulé las palabras que me sabía de memoria -, mira, no soy quien para decirte esto y lo sabes, pero <<valórate>>, ¿entiendes? el ya te tiene medida, quiero decir, que ya sabe que siempre lo perdonarás, no importa cuantas veces haga lo mismo, pero si no pones fin al juego que traen los dos, créeme que la que saldrá perdiendo más, eres tú. Si ahora lo hace y tú estás consiente de ello, ¿crees que dejará de hacerlo? ¡No, por Dios! No dejará de hacerlo, quizá en un futuro se aplaque y decida cambiar, pero mientras tanto ¿Qué? El tiene en mente que es joven y puede tener a quien sea a sus pies, simplemente por lo mismo que me haz dicho tú. Eres joven, no creo que valga la pena para que estés así por él. - suspiré-, mira, no espero que mis palabras hagan que cambies de opinión, pero sí espero que al menos... Al menos te detengas a pensar más en ti, que en él.
Me impresioné al ver que realmente me escuchaba, me sentía aliviada, creía que por lo menos algo de lo que le dije le estará retumbando en su oído los próximos días. Me erguí y le indiqué que era hora de irme.
- ¡Espera! - me detuvo antes de que lograra avanzar más de cinco pasos. - perdón, pero no me dijiste tu nombre -, yo le sonreí.
- Me llamo Athena, ¿y tú?
- Soy Mónica, muchas gracias por tus palabras, no me esperaba eso de una extraña, pero creo que me servirá. - Nos pasamos el contacto y me retiré, me dijo que prometía hablarme si algo pasaba en su relación, pero hasta ahora no he recibido llamada alguna.

Desde entonces me he puesto a pensar que una mujer, cuanto mas enamorada esté menos posible será que se de cuenta que su príncipe azul no resulta ser tan azul como lo aparenta, ese azul se volverá cada vez más obscuro hasta que parezca negro, asimilando ser el primer color. Yo solo digo: ¡Abramos los ojos! Cualquiera puede ser nuestro príncipe, pero muy pocos darán honor a ese nombre. ¿Dónde puede estar? Bueno, donde nadie se lo espera.

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⏰ Última actualización: May 25, 2015 ⏰

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