Estando en una cafetería

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Recuerdo la primera vez que conversamos, tu no sabías quién era yo y yo no sabía quién eras tú.

Era una mañana fría y yo de pura curiosidad exploraba la ciudad, era la primera vez que llegaba a Yakohama y apenas podía formular palabras en inglés por lo que debía adivinar de qué eran las tiendas, solo pude reconocer una, "café socialisant " un cartel con letras francesas que casi no destacaba por sus aburridas maderas de épocas de antaño.

Cuando entre, solo habían cinco personas, tu y una niña rubia eran uno de ellos.

Me senté en la mesa que estaba a tu lado y ordene un té de jazmín y un libro de habla japonesa.

Mi mente divagaba sobre por qué existimos, cuales son nuestros propósitos de vida y por qué cada que mataba a alguien su sangre me salpicaba, eso hasta que escuche un pequeño grito de la niña, llamando mi atención voltee y me la encontré pataleando en el suelo y a ti observándola con una mano en la cabeza, mis ganas de exterminar a esa niña ruidosa eran altas y tentadoras pero me contuve a observar, no quería llamar la atención tan temprano por la mañana.

-Elise por favor, estas dejándonos en ridículo por un pastel- dijiste mientras sostenías un pastel a medio comer.

-Yo quería el de fresa! Me dieron el de Frambuesa! Mira!- apuntaba al pastel que ella estaba comiendo, era de gusto Frambuesa con chispas de chocolates encimas, realmente una estupidez.

-Voy a hacerte un pastel gigante de fresas, deja ya de molestar a los demás- me sorprendió un poco la paciencia que le tenias y el tono blanco que usabas.

La niña se había levantando, agarro el pastel junto al plato y salió del Caffe como si nada, tu suspiraste y ordenaste otro té, ni siquiera volteaste para seguirla sabiendo que una niña no debe ir por ahí sola.

-Lamento si te has incomodado- escuche que me dijiste con una pequeña sonrisa, simplemente voltee a mirarte con indiferencia.

-No te preocupes- dijo cortante y tomando un sorbo de mi té - no eres de por aquí?- pregunte por su inglés, me hablaste con un inglés bastante fluido y perfecto que jamás escuche.

-Vivo aquí desde hace muchos años, tu eres un extranjero, verdad?- me preguntaste apuntando el libro en mi mano "Japonés básico".

No entiendo como pero terminamos sentados manteniendo nuestras distancias, me ayudaste en mi pronunciacion sin preguntar nada o pedir algo a cambio, solo me había quedado por que eras mi único entretenimiento y por que tu ayuda me beneficio de forma rápida a leer el japonés.

Incluso planee terminar con tu vida una ves te dije mi nombre "Fyodor", no me moleste en decirte mi apellido por que lo creía innecesario.

Pero te levantaste de repente y pediste la cuenta, pagaste mi té y tus cosas, hiba a comentar al respecto pero te inclínaste un poco hacia mi y susurraste "No te recomiendo quedarte aquí en los próximos dos minutos" y saliste de forma rápida del caffe con una sonrisa.

Mi cuerpo se movió por decisión e instinto, salí del lugar y mire a ambos lados, desapareciste, como si nunca hubieras estado allí en primer lugar, un poco confundido y con una sonrisa, me aleje del lugar para que a los pocos segundos se escuchara una gran explosión y gritos provenientes de ese caffe, me gire lentamente y observe como dos personas se arrastraban para salir aunque ya técnicamente estaban muertos.

-Oh...- Solté sonriendo y dándome la vuelta de nuevo para continuar mi caminata, realmente fue mi primer día interesante.

Nuestros encuentros no terminaron allí, unos cuatro días después, volví a encontrarte caminar con obvio cansancio y ojeras pero tenias una sonrisa en tu cara y bolsas en tus manos, la niña rubia caminaba enfrente de ti, guiándote el camino hacia quién sabe donde.

Hasta que ella se detuvo y de forma tétrica volteo su cabeza a mi dirección y me apunto con su dedo.

Tu giraste la cabeza en mi dirección y sonreíste levantándo un poco tu mano en señal de saludo, yo correspondi de forma inconsciente, quise golpearme en ese momento al notar como la niña también levantaba la mano y cruzaba la calle como si nada en mi dirección, los autos tocaban las bocinas y se detenían de golpe para evitar hacerle daño.

Tu te quedaste al otro lado de la calle esperando a que los autos pasarán y luego te acercaste sonriendo de forma cansada, como puede ser posible que alguien tuviera esas ojeras y esos ojos tan hermosos, aunque los tuviéramos del mismo color, los tuyos parecían joyas mientras que los míos cuencas vacías.

-Buenos días, Fyodor, que casualidad encontrarte aquí- me saludaste con un extraño tono que hacía que mi sangre helada cual muerto comenzará a calentarse un poco y mis ojos se concentrarán en ti, fue como si me estuvieras controlando o algo hiciera que mi atención quedara en ti y no en la niña que me había saludado con un grito.

-Buenos dias...- no utilice tu nombre por que no me lo habías dicho y parecía que no tenias planeado decírmelo -Gracias por...la pequeña tutoria de la vez pasada- dije eso de forma inconsciente, se suponía que solo te saludaria y seguiría mi camino, pero al verte solo no pude moverme por completo.

-Mhm? Esta bien, veo que en pocos días ya manejas el japonés- soltaste una risa pequeña y dejaste las bolsas en el suelo, tu mano se levantó y quedó quieta en el aire -Mori...solo Mori- me quedé unos segundos en silencio, podía agarrar tu mano y matarte, eliminarte para que mi nombre no estuviera en tu vocabulario y poder ver sangre derramada luego de tanto tiempo, terminar con tu vida que se notaba a distancia que era muy molesta y cansadora.

Entonces, teniendo esa oportunidad, por que simplemente estreche nuestras manos por unos segundos antes de separarlas? Por qué seguías parado enfrente de mi con una sonrisa y no tirado en el suelo en un charco cubierto de sangre?

-Debo irme, aunque fue un placer saludarlo, espero encontrarnos en un futuro para almorzar algo- esa petición sonaba vacía pero aun así asentí de forma automática, no pude despedirme, solo me quede quieto viéndote alejarte sosteniendo la mano de la niña que parecía querer matarlo por sus gritos.

Realmente...Realmente me das tanto asco que quiero romperte el cuello y partirte en dos de la forma más doloroso posible por haberme cautivado de esa forma tan interesante y malditamente elegante.

Solo yo se por que debes ser tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora