única parte.

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New York, 1925.


La tetera está temblando en la mesa, otra vez.

Se supone que, hay un intervalo de 1 a 2 minutos donde la tetera se detiene, lo que, consta que el tren se ha ido. Dos minutos más tarde, él se está levantado hacia la habitación de los niños. En cinco minutos, ellos estarán marchando a su escuela. Si tiene suerte encontrará un trabajo decente antes de la fecha de Navidad, así que debe estar pendiente del teléfono. Compra fruta y pan en la tienda dos cuadras lejos a su casa, porque a su familia le encanta comerlo en la cena. Sutilmente se mezcla entre la gente americana, el dinero y sus largos abrigos negros. América, se lo debe todo América. Pero él es otro asiático inmigrante en América, así que la barrera del lenguaje es innegablemente su peor enemigo. Los americanos son quisquillosos, siempre están buscando el sentido a lo que les parece ajeno a sus pareceres. Entonces, cuando llega a la frutería, intenta comunicarse en su romántico dialecto.

- Mi scusi... Vorrei arance fresche (Discúlpeme quisiera naranjas frescas). - Dice con la esperanza que la mujer entiendese su italiano tembloroso. Ella niega levemente. - Questo per favore (Éste por favor). - Señala con sutileza. De nuevo : la mujer no ha entendido. Nadie allí parece hablar su idioma. Es 1925, debería ser un mundo mejor.

Lee Taeyong no es un americano.

Hace un esfuerzo extra por recordar las palabras que su esposo suele repetir a diario. Intenta y esta vez cuando menciona "Quiero naranjas frescas por favor", el rostro de la mujer se ilumina, le ha comprendido, y como le ha comprendido, va por una bolsa de papel y coloca 6 naranjas perfectamente redondas en ella. Se las entrega a Taeyong y Taeyong vuelve a casa contento.

La morada está fría cuando comienza anochecer. La chimenea se enciende siempre porque a los niños les gusta jugar ahí. Ha hecho una temporada de invierno catastrófica, que esta seguro que no son los únicos que sufren en silencio. La casa, incluso con la chimenea, es fría. Están bien con eso, pero aconteció un problema. Entonces, Lee Taeyong y Jeong Jaehyun tuvieron a su último hijo, un varón, Jeong Jeno; pero éste enfermó de neumonia y padecieron a gran escala por ello. Es un milagro que el niño sobreviva por lo que ahora Taeyong es cuidadoso.

A las 9 de la noche, el niño llora reclamando la presencia de su padre al mismo tiempo que la puerta principal se abre. Taeyong no puede atender dos asuntos a la vez, así que deja sus quehaceres por atender a su hijo. Y desde la puerta, está el jefe, Jeong Jaehyun. Los niños miran a su padre y corren hacia él, ellos envuelven sus delgados brazos alrededor de su cadera. Jaehyun termina por quitarse el abrigo para comentar:

- Dichoso soy que los veo. ¿Cómo están mis niños?

Sungchan y Mark, de 7 y 5 años respectivamente, son el vivo retrato de su padre Jaehyun. ¿Y Taeyong? Bueno, ambos están convencidos que Jeno es parecido a él.
Los niños le cuentan sus aventuras a su padre, Jaehyun tiene un humor selecto para reír a carcajadas cuando es el momento. Se sientan en la mesa, juegan, charlan y comen de la cena. Para Jeong Jaehyun la familia es lo más importante. Él siempre lo repite "Un hombre que no comparte con su familia, no es un auténtico hombre" No tendrían los mejores lujos, pero intenta hacer la vida de sus pequeños y su esposo todo un ensueño.

Cuando Taeyong regresa, él está haciendo dormir a los dos muchachos, pero están inquietos, alegando que desean estar más tiempo con su padre, que no pueden verlo en las mañanas, que no pueden despedirse de él, porque el momento que despiertan, él ya se ha ido a trabajar, y regresa muy tarde, lo suficiente para encontrarles dormidos, así que eso les molesta. Taeyong ablanda su corazón unos segundos. Él comprende a sus hijos porque es exactamente el mismo sentimiento que nace en su pecho cada día.

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