Jeon Jungkook, quien por muchos años sufrió las atrocidades mas perversas dentro de una secta, quien fue traicionado por aquel que consideraba su refugio, a quien no le importó sacrificar a otros por su propio beneficio. Jungkook un joven corrompido...
Todo comienza desde el momento en que fui concebido.
Mi familia sin ningún atisbo de arrepentimiento o pena, siempre me recordaba que había sido un hijo no deseado. Mis tíos siempre encontraban la oportunidad de contarme como mi madre tomaba remedios y medicamentos para provocarse el aborto, como se lanzaba desde el closet hacia la cama cayendo boca abajo con la esperanza de perderme... pero sea por suerte o infortunio llegué a nacer sin complicación aparente.
Soy el menor de tres hijos. Jihoon; el mayor, quien murió al momento de nacer. Junghyun; el del medio, quien pasó a cargar con las responsabilidades del hermano mayor. Y yo; el menor repudiado.
Siempre me pregunté; ¿Por qué yo? ¿Por qué me tocó sufrir tanto? ¿Qué fue lo que hice mal?... pero nunca recibí respuesta. Nunca encontré ese Dios benevolente que escuchara mis plegarias y ayudara a encontrar una luz en el camino. Mi infancia siempre estuvo llena de sufrimiento, mi madre nos disciplinaba duramente a mi hermano y a mi desde que tengo memoria. Los golpes, los maltratos y los insultos eran nuestro día a día.
A la edad de 5 años, mis padres finalmente deciden divorciarse. Desde ese momento, mi hermano y yo, comenzamos una vida nómada. Vagando entre los hogares, tanto de la familia de mi padre, como de la familia de mi madre. Ninguna de ellas era diferente a la nuestra. Todas estaban corrompidas por los excesos, la ira, la codicia... la podredumbre. Después de un tiempo llegamos a vivir con una familia de parte de mi madre. Mis tíos; un matrimonio aparentemente normal, ambos no mayores a 40 años, dos hijos de 17 y 18 años respectivamente y una mujer mayor que se hacia llamar nuestra abuela. Nunca supe si realmente lo era, pero si hubiese cuestionado algo en ese entonces seguramente me habría ganado una golpiza.
Mi madre dormía en una habitación pequeña, cerca del baño. Mi hermano Junghyun, dormía con la "abuela" en la habitación junto a la de mis tíos y a mi me tocaba dormir junto a mis primos, compartiendo un futón en la habitación que quedaba al final del segundo piso. Ahí fue donde mi vida comenzó su declive.
Por las noches, cuando mis primos me creían dormido, tomaban mis manos y comenzaban a tocarse con ellas, cuando despertaba a mitad de la madrugada estos descaradamente se masturbaban con mis extremidades.
Te recuerdo que esto sucedía cuando yo apenas tenia 5 años de edad.
Noche tras noche sucedía lo mismo, hasta que pasado el tiempo el nivel de abuso comenzó a empeorar. Me ataban de pies y manos, y metían un trapo en mi boca para callar mis gritos, mientras ambos se turnadan para violarme. Una, dos... hasta 5 veces en una sola noche.
Ahora te cuento esto sin mayor problema, pero en ese momento mi infancia quedó completamente destruida. Mis sueños, esperanzas y mi inocencia quedaron totalmente corrompidos.
Mientras iba creciendo la ira y la sed de venganza, me llenaban más y más. Comencé a odiarlos a todos. A mi madre por tenerme, a mi padre por abandonarnos con ella, incluso llegué a guardarle rencor a mi hermano por no darse cuenta de lo que me pasaba, a pesar de que nunca le dije. Mis primos me amenazaban constantemente y me intimidaban diciendo que él me odiaría si se enteraba. En ese entonces mi hermano era mi adoración, me defendía de mi madre cuando los regaños pasaban de palabras a golpes, llegando a recibir las brutales golpizas por mi... que él me aborreciera era por mucho lo peor para mi "yo" de tan corta edad.
Pero por sobre todo, odiaba a aquella familia... A ellos por mancillarme y convertirme en lo que soy ahora.
Odiaba a todos y me odiaba a mi mismo.
...y en estos momentos te odio a ti, por sentir pena por mí.
No sé quién te crees que eres pero te aseguro que no deberías sertirte así por alguien como yo, no se me puede clasificar como una pobre alma que sufrió y no consiguió justicia... Porque lo hice. Quizá no de la manera que crees, quizá no por los mejores medios, pero logré que pagarán por todo lo que me hicieron. Logré que se arrepintieran de haber abusado de mí, logré que me rogaran piedad y suplicaran estar muertos.
Como el ser misericordioso que soy, accedí a sus plegarias.
No me arrepiento de nada. De absolutamente nada. La satisfacción llenando mi cuerpo al oír sus gritos de dolor no la puedo comparar con nada, el olor de los jugos saliendo de distintas partes de su cuerpo, por orificios existentes por naturaleza y por unos cuantos que yo mismo les dí, los colores rojo y marrón combinados en las diferentes texturas de piel, órganos y...
En fin. El resto lo sabrás más tarde.
Pero recuerda, me importa una mierda lo que creas de mí. No espero que me psicoanalices, que me compadezcas, que empatices o que justifiques lo que hice.
Mucho menos que me juzgues.
No eres nadie para hacerlo, nadie puede juzgarme. No hay ley divina que pueda condenarme, ni mucho menos el hombre con sus leyes de tinta y papel.
.
.
.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si Dios no responde a tus plegarias... Quizá estás rezando al Dios equivocado. .