Yo soy Monkey D. Luffy

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Había sido un buen día, hasta que me morí.

¿El como?

No importa.

Desperté aturdida y había una bola de luz blanca flotando frente a mi.

- Ya era hora, tardas mucho. - se quejó la bola de luz.

- ¿Eh? - emitió confundida.

- Rápido, ya te la sabes, elije un mundo, poderes, habilidades, cualquier mamada que quieras para hacer desmadre en otro lado. No tengo todo el día. - resumió rápidamente sonando apurado.

Le tomó un segundo a la otra entidad que le cayera el 20 pero una sonrisa partió su cara. - One Piece, como Luffy, ¡pero Luffy niña!, que nada ni nadie evite que me coma la "Gomu Gomu", suerte, facilidad para acceder a los 3 tipos de haki, facilidad para el Rokushiki, un gato psíquico, oh ¡y un collar que brille en la obscuridad y me deje guardar cualquier cosa dentro mágicamente y me de 3 deseos! - decidió con entusiasmo.

- ¿Sólo eso? - parecía desconcertado.

- ¿Sólo eso? Y yo pensé que me estaba excediendo. - sudo nerviosa. Luffy ya tenia suerte de prota y genética monstruosa.

- Es que normalmente piden todo tipo de mamadas. - lo sacudió. - Que te valla bien, hay mucha más gente en la lista. - la esfera de luz brilló aún más de golpe y la otra entidad se fue.

○○○○○

Una niña de como 6-7 años despertó en el bosque algo desorientada pero se le pasó rápidamente.

Se puso de pié y se miró en un pequeño lago viendo su reflejo y no pudo evitar saltar con emoción.

Era una míni Luffy. Tenía un vestido con la parte de arriba blanca y la falda roja ¡con bolsillos!, sus chanclas y aún no tenía su sombrero ni su cicatriz.

Se miró a sí misma y revisó sus bolsillos para ver si tenia lo que había pedido.

Miró alrededor en busca de sus cosas cuando no las encontró.
Casi se le sale el alma de la boca cuando un gato calló en su espalda y casi se cae de cara.

- *Mucho gusto, Luffy. Soy Akiro, tu compañero desde hoy.* - la voz de lo que debe ser el gato resonó con entusiasmo en la cabeza de Luffy.

- ¡Genial! - chilló con emoción tomando al gato en sus brazos.

- *Me parece que esto es tuyo.* - Akiro señaló con su pata el colgante que traía atado a su collar.

Era una piedra con forma de trapecio color verde azulado atado a una cuerda de cuero que brillaba bajo las sombras de los árboles.

- Gracias. - sonrió y lo tomó luego de bajar al gato para poder ponerlo en su cuello.

Miró el bosque que lo rodeaba algo pensativa. No sabía en qué parte de la infancia estaba, claramente antes de que Shanks se fuera, más no sabía si era incluso antes de conocerlo, antes o después de lo de Uta o...

Dejó escapar un grito cuando una fuerte migraña llegó sin aviso junto una avalancha de recuerdos desde que es capaz de abrir los ojos hasta ahora.

Tomó profundas respiraciones cuando finalmente el shock se fue pero hizo un puchero. Había descubierto muchas cosas, al parecer la gente habla mucho de cosas que no deberían cerca de los bebés ya que "no entienden" pero casi se derrite de alivio cuando se dió cuenta que era antes de Uta.

Miró a Akiro y se preocupó cuando vió la cara de asustada que tenía y no pudo evitar tragar duro cuando notó que estaba viendo detrás de ella y justo notó los profundos gruñidos que se oían.

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