One and Only

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Lisandro realmente no esperaba que todo el tema del Alma Gemela fuera… para él. Más que nada, no se veía como el complemento de nadie ni de nada.

Él era él, un individuo más, no necesitaba nada de nadie. No estaba partido al medio, no le hacía falta otra persona para estar completo.

Entonces, cuando cumplió dieciocho años y su cuerpo siguió siendo su cuerpo, no fue a parar a ningún lado, en la habitación de un desconocido, viviendo una vida que claramente no era suya, no se preocupó.

No quería un Alma Gemela.

No le hacía falta para ser feliz, no importa cuánto se lo digan los medios, las personas en la calle o su misma familia. No importaba.

Además, posta que intercambiar de cuerpos con tu "otra mitad" no sonaba en lo absoluto como algo atractivo, o algo que como mínimo quisiera experimentar. 

Seguro iba a ser molesto como la mierda.

Así que fue feliz. Todos los años que siguieron después de esa primera mañana, los vivió con calma y paz. No Alma Gemela, no problemas.

Siempre se preguntó, sin embargo, como harían las personas que vivían a una punta y otra del mundo, ¿sí no tenías guita como arreglabas lo del cuerpo?

¿Y la barrera del idioma? ¿Qué hacemo' con eso, eh?

Aaaaah, vieron que no era tan lindo. Licha siempre supo que sería una pesadilla.

Llegó en santa gloria y paz hasta los veinticuatro. 

Vivió su vida como siempre, atendiendo el café que había logrado asentar en Manchester, rodeada de parques y otras tiendas. Ser el dueño no siempre era fácil, pero a él le gustaba.

Había sido medio año tranquilo, como toda su vida. No había mucho de qué preocuparse desde que pudo irse de Argentina y empezar a mandarles plata a sus viejos. 

Todo estaba bien.

Hasta que dejó de estarlo.

Fue el primero de Julio cuando el mundo del orto decidió que quería romperle las pelotas.

Su cuerpo entero se sentía entumecido, la cabeza le daba vueltas y todo parecía deformarse. Sentarse había sido una horrible idea, pero no tenía opción.

Vivía solo, y si necesitaba algo, tenía que ir por eso él solo.

Entonces se levantó, caminando a duras penas hasta el baño. Las náuseas lo golpearon tan pronto como sus pies tocaron el cerámico frío del baño, y cayó de rodillas frente al inodoro.

Lo primero que vio fue que de repente tenía un bidet.

Piola.

Vomitó. Dejó salir todo lo que había tenido en el estómago, que ni siquiera sabía qué era. No se acordaba de haber comido.

Rari.

Estaba sudando como un cerdo, por lo que se sacó la remera que tenía encima y-

La miró.

Roja. Completamente roja.

La dejó caer al piso, asustado.

Lisandro no tenía remeras de fútbol rojas, de dónde-

¡Él ni siquiera usaba remeras para dormir!

Se tambaleó, rodillas temblorosas mientras se levantaba, mirándose en el espejo.

QUIEN CARAJOS ERA ESTE PIBE.

Quería vomitar de nuevo.

Se tocó la cara, detallandola. Ojos marrones oscuros, más que los que… bueno, que su cuerpo tenía. El pelo era rubio, ¿quién le había dejado hacerse eso? Parecían canas, Licha se quería rapar.

🐾 My puppy  🐾  Licha × GarnachoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora