Kai gruñó cuando las tostadas que debían salir perfectas estaban quemadas de un lado y todavía blandas del otro, juraba que se había distraído un segundo con el café en la cafetera, pero después recordó que se quedó como diez minutos buscando la mermelada de durazno y también se entusiasmó con la idea de ponerle fresas al desayuno... con desgano tiró el primer intento de lo que podría haber sido algo medianamente exquisito, agarró otros seis panes y puso cuatro en la tostadora, se merecía un sandwich de durazno después de pasar por ese martirio.
Se devoró su improvisado bocadillo, saboreando los pequeños trozos de la fruta entre el sabor dulzón y el pan. Cuando tuvo las tostadas listas unto cantidades generosas en las tostadas, cortó los fresas en pequeños cuadrados y decorando su obra. Sirvió el café en dos tazas, una con la fecha de cuando su país ganó el mundial 2014- totalmente a propósito - y la otra de un color azul pálido. Puso todo en la bandeja con patitas que su madre le regaló pensando que jamás la usaría y observo su obra.
Considerando que es poco para dos personas buscó algo más en el refrigerador, había un pedazo de pastel de chocolate que Joao le rogó que se lo guarde hasta que él pueda pasar a buscarlo, Kai considero que como estaba en su propiedad pasaba a ser automáticamente suyo, así que lo sacó, era bastante generoso y no comprendía como Félix lo pudo olvidar siendo este alguien con el diente muy dulce - probablemente estaba ocupado charlando con su novia como para darse cuenta que se lo dejó -, agarró un tenedor con la idea de alimentar a su acompañante.
Caminó a paso tranquilo a su habitación, todo seguía oscuro y tranquila, la otra silueta en su cama se movía ligeramente cada que tomaba una respiración, con cuidado dejó todo en su mesita de noche. Enzo seguía en un profundo sueño, todo estaba bastante caliente aún y el corazón no le daba para despertarlo aún, así que tomó asiento en su lugar y esperó con una paciencia digna de un monje hasta que el argentino despierte.
Para su suerte, no tuvo que esperar demasiado. Primero se movió un poco, como negándose a despertar, luego ya fue un movimiento más consciente y tuvo que obligarse a abrir los ojos, el pelo le estaba creciendo de manera desprolija, parte del cabello negro le tapaba la frente y creaba una sutil corona alrededor de su cabeza cuando se apoyaba en la almohada.
Enzo se lo quería volver a cortar y Kai le dijo que jamás se lo perdonaría si lo hiciera.
──Good morning, my little star. ── Agarró uno de sus mechones de pelo nuevo, haciéndolo rulo con su dedo en una acción de cariño, luego su mano se deslizó hasta el rostro ajeno y Enzo se inclinó contra el contacto, frotando levemente su cara contra su palma.
──Es muy temprano para el inglés... ── Ronroneo las palabras, una sonrisa pequeña y llena de sueño se instaló en su boca rosada.
Se incorporó con lentitud, sentándose sobre el colchón, las mantas sobre su cuerpo se deslizaron con pereza, pareciendo que acariciaban su ser. Enzo usaba de pijama una de sus remeras del club, más específicamente la amarilla, dice que es más cómoda que la suya, a Kai realmente no le importa, lo toma como un gesto romántico y, siendo sincero con él mismo, algo lo calienta ver a Fernández por toda la casa sin nada que cubra sus piernas y una sola prenda suya cubriendo su torso.
Fernández es hermoso en todo lo que vista, sea poniéndose un pijama de una pieza entera, teniendo únicamente la bandera de su país amarrada a su cintura o con nada. También es hermoso corriendo en la cancha, es bellísimo ver su expresión cuando marca un gol o su sonrisa de victoria al ganar.
Pero a Kai personalmente le gusta un poco más su estado matutino, porque es más natural y sin nadie alrededor con quien compartir esa versión de su Enzo.
El argentino bostezó, estirando sus brazos y soltando un quejido cuando sus huesos tronaron. ──Me voy a preparar el mate. ── Hizo el amague de salir de la cama, el alemán rápidamente lo detuvo.
──Lo siento, little star, pero ya me ocupe de nuestro desayuno. ── Dijo con orgullo.
Alzó una ceja, extrañado, porque Kai no es alguien que le guste la cocina. ──¿Qué hiciste?
Agarró la bandeja de madera y la puso en medio de ambos. El café soltaba un riquísimo olor, el pastel de chocolate creaba presencia entre las tostadas con frutas y los cubiertos plateados brillaban como estrellas.
Esperó cualquier reacción, un insulto por faltar al respeto a su tradicional bebida como desayuno, indignación porque esto no es lo que se debería comer en una mañana o incluso la típica pregunta de "¿qué?, ¿me veo más flaco?", todo eso y más, pero no. Una boca suave se posó sobre la suya, fue un besito dulce y amoroso que lo agarró desprevenido, aunque pudo responder correcta tomando con cariño su nuca con su mano izquierda, devolviendo el cariño.
──No tenías que porqué molestarte, bolu, hubiera estado chocho con unas tostadas sencillas noma'. ── Fingió que el gesto no le había movido ni un pelo, pero Enzo es un niño consentido no importa qué y le encanta cualquier gesto grande que se centra únicamente en su persona.
──Sí tenía, con tal de ver tu linda sonrisa. ── Besó la punta de su nariz. ──Ah, qué mal, me olvide un tenedor, bueno, Little Star, abre tu boca. ── No hace falta mencionar la emoción de Havertz con la idea de alimentar a su pareja.
──Sos un vivo de mierda. ── Se rió unos segundos hasta que lo obedeció. ──... ¿esto no era de Joa?
──¿Te soy sincero? no lo recuerdo. ── No era sincero, pero Enzo no debía saberlo.
Ignorando esa pequeña mentira, el desayuno se pasó lento pero no aburrido, charlaron sobre alguna anécdota graciosa, luego sobre los partidos que se veían o los ya perdidos y ganados. Kai en ningún momento despegó los ojos de Enzo, ¿cómo hacerlo? se veía tan hermoso esa mañana.
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Stern | KaiEnzo
FanfictionKai encuentra un atractivo peculiar en un Enzo recién levantado.