Saciedad

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Como te explico ese sentimiento de saciedad que siento cada vez que te veo, esa atracción natural, ese deseo, placer que lo venimos experimento a lo largo del tiempo. Dado en diferentes formas y contemplado en ensambles procurando esa reciprocidad en el deseo de la unión. 

Te vi pasar un domingo ocho de la mañana salí a recoger el periódico y te vi pasar, el cruce de miradas fue repentino. El perfume que llevabas ese día impregno el vecindario, aroma dulce con suaves notas de vainilla, me quedaría todo el día oliéndote la ropa y sentir ese sentimiento de placer al oler aquellas notas.

Esto se volvió matutino, todos los domingos a las siete y cincuenta salía al porche de casa a veces con un café, otras veces con un cigarro y otras veces sin nada, lo único que quería era solo verte. Te diste cuenta rápido de mi accionar, así que siempre que pasabas me saludabas, tú voz era tan dulce.  

Pasaron treinta y ocho semanas y esto se repetía en bucle, salía, me saludabas, te saludaba y entraba a casa. Pero ya estaba cansado de esto, quería algo más, quería verte más de cerca, conocerte, salir tomar algo. Pero el solo hecho de pensarlo me obstaculizaba, me ponía nervioso y se me hacía un nudo en el estómago.

Miércoles siete de la tarde, me encontraba en la sala de casa tomando una cerveza, cuando escucho el timbre abro la puerta y ahí estabas. Tenías una remera blanca sin escote, una medalla de oro con un dije, pollera hasta las rodillas y mocasines negros. Me quede paralizado por unos segundos, un zumbido penetro mis oídos así que no sabía lo que me estabas diciendo, solo podía ver como tus labios, tus dulces y carnosos labios, se movían. Te hice entrar.

Nos sentamos juntos en la sala de estar, el zumbido seguía así que prácticamente no oía nada de lo que decías, pero yo asentía firmemente con la cabeza. No podía creer lo hermosa que eras, ¿Como el arquitecto del universo se tomó el tiempo de crear un ser tan hermoso?  Y a mí lo único que me otorgo fue un órgano cuyo objetivo era amar, amarte.

Mire con detalle cada parte de tu cuerpo, pero cada que hablabas note que te tocabas mucho la mano derecha, al prestar atención me di cuenta que tenías una sortija. Te diste cuenta de inmediato.

Al final te callaste.

Era obvio que no te podía preguntar – ¿Estas comprometida? Así que decidí entablar una conversación, fue la conversación más común de todas, pero parece que lo común estaba de moda hoy en día. Fuimos a la cocina a preparar café, sinceramente no lo podía creer, estabas en mi casa, preparando café, juntos.

Llego la hora de irte, ya era tarde, te acompañe hasta el porche de la casa y a la hora de despedirnos mientras te miraba con el corazón latiendo, con tantas palabras en la punta de la lengua y mientras vos me mirabas con tus ojos de almíbar, con tu sonrisa me dijiste entre susurros ¿Por qué no me das un beso y acabamos con esta espera?...... me derretí por completo

¿Qué te costaba decirme eso? ¿Por qué me obligaste a hacerlo? Era un simple beso, nada más. Pero, al contrario, te negaste. Los pensamientos sombríos teñidos de maldad se apoderaron de mi cuerpo.
En mi habita ese lobo estepario que quería salir desde la ultima  victima.
Ese animal salvaje.!ese animal hambriento! que mueve los hilos de los cuales soy prisionero.

Luz de luna llena,

Rasguñando el pasto te encuentras,

Pidiendo auxilio estas,

La sangre derramaba dejando vas.

Que linda que te vas a ver con las otras que tengo atrás.

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⏰ Última actualización: Mar 17, 2023 ⏰

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