NTR: Ragnarok la batalla de los Traicionados

Trailer

En un lugar lejos de la realidad, el tiempo, incluso la misma existencia, un lugar que no existe y al mismo tiempo si, donde cualquier concepto no existe y si lo hace no es nada ahí adentro se encontraba un Hombre, rodeado de otras Diecinueve figuras y dos de ellas eran femeninas.

-"Están listos para esto muchachos"- la voz del hombre se escucho con fuerza, una pregunta o una orden, no sabían que decir o siquiera responder.

-"Tsk ¿Solo eso estúpido?, te olvidas que aquí también hay un "Ella" esa no es forma de tratar a tu emperatriz, Hum...eso sonó feminista, muy feminista sabes que olvídalo ¿Quieren? - la única mujer del grupo hablo mientras se recostaba en el sillón donde estaba, siendo acompañado de un hombre vestido de la época victoria, el cual solo le serbia una taza de Té, ambos se llevaban muy bien habían tenido pasados si bien no familiares, habían descubierto que las personas a las que querían y confiaron nunca fueron lo que pensaron en un principio.

-"Ya, ya no hay que gritar niños" - esta vez hablo un hombre rubio, el cual estaba vestido con unos pantalones de mezclilla blancos y un camuesa desabrochada del mismo color, no tenia zapatos y estaba masticando una manzana roja, dándole un pequeño mordisco esculpiéndola enseguida por el agria sabor. Solo para después tomar otra y volver a repetir el mismo proceso.

-"Me alegro que te hayas puesto pantalones..." - la mujer hablo, tenia un pequeño sonrojo en su cara, no por lujuria si no por vergüenza.

-"Si...supongo..."

El hombre rubio solo suspiro grandemente antes de levantarse y darle unas palmadas en su cabeza, cosa que ella no evito se sentía muy bien.

-"Lamento que ellos te usaran como un....no se como describirlo" - el rubio solo se inclino arrodillándose, haciendo que tos en la habitación solo abrieran los ojos en sorpresa, el estaba arrodillándose frente a alguien, el hombre original se inclinaba ante una de sus hijas, una que sufrió siendo el juguete que se obsesiono con ellos y que solo la usaron para saciar sus deseos mundanos, solo para después ser una vagabunda, y morir en un baño publico por una sobredosis, pero sin duda lo que más le dolía era el hecho de no haber podido ser una buena Madre... -"¡¿EH?! no hace f-falta padre no es tu culpa que ellos..."

El la interrumpió.

-"No es mi culpa si tan solo hubiera educado mejor a mis hijos, ellos no lo hubieran hecho esto, me siento mal de haberlos criado haci, se supone que una pareja debe ser duradera hasta el final yo soy el más grande ejemplo viví 900 años con la mujer que amo y nada cambio, pero con ellos."

El rubio solo miro al techo se sentía mal, los errores de sus hijos asolo eran el reflejo de el mismo, ellos cometieron un pecado muy grande, el abandono el Edén por amor mientras ellos solos usaban a sus hijos e hijas para sus placeres, si bien ya no tenían ningún lazo sanguíneo puro, por las décadas que pasaron y que la sangre se diluyo con el pasar de los años, aun tenia un lazo simbólico por ser el padre de todos ellos.

Rápidamente la mujer de baja estatura se acerco hacia el mientras lo abrazaba, un abrazo que fue correspondido por el, era un momento tan bello que incluso algunos de la sala solo los vieron con comprensión, durante el tiempo en el que estuvieron aquí probando y entrenando sus habilidades, habían logrado formar un familia, disfuncional pero aun así era como una familia por sus pasados en sus vidas presentes.

-"No es tu culpa...Papá, no es tu culpa, es de esos malditos cerdos de mierda..."- ella solo susurro por debajo, no quería soltar al hombre que consideraba un padre, habia tenido un vida muy dura en su presente, siendo ignorada y rechazada por todos, si bien ella misma se lo busco, tenia varias inseguridades y problemas emocionales que conllevaron a su locura, odiaba verse al espejo cada mañana recordando lo que hizo para sentirse llena, se sentía sucia, habia sido una mala madre y por su culpa nunca conoció a su hijo, pero ellos la ayudaron con su problema.