☆ ; siete.

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Jungkook se había ido de la casa de Yoongi, llevándose consigo también la sensación de frío y gripe que había invadido el lugar. Desde entonces, Yoongi se sentía mejor, no solo físicamente, sino también emocionalmente, aunque él no lo admitiría tan fácilmente.

Estaba sentado en su cama, mirando la puerta, repasando mentalmente lo que Jungkook había hecho por él en esos días. Era difícil de creer, pero a pesar de todas las veces que lo había tratado con frialdad, Jungkook seguía apareciendo. A diferencia de las personas que consideraba sus "amigos" antes de volverse sordo, Jungkook no se alejó, no lo ignoró. Al contrario, había venido a su casa, incluso trayendo una sopa caliente.

«Por más que lo trate mal, vino a verme... ¿Es que es muy idiota o es demasiado bueno para ser mi amigo?»

Se escondió bajo las sábanas, el eco de sus propios pensamientos lo atormentaba. No podía evitar pensar en esa palabra que lo asustaba: amigo.

«Jungkook es demasiado amigable como para ser amigo de un amargado y sordo como yo. No debo...»

De repente, sintió unas manos sobre él. Sacó la cabeza de debajo de las sábanas, encontrándose con la dulce figura de su hermana menor.

—Hola, Yoonie. —Su hermana le sonrió con ternura—. ¿Quieres hablar de algo, hermanito?

Él dudó por un segundo, sus pensamientos gritando más fuerte que su racionalidad. «Sí, quiero hablar de cómo tengo miedo de ser dejado de lado otra vez.» Al final, simplemente asintió, levantándose de la cama. Su nariz seguía roja por el resfriado y sus ojos cansados, como si el peso del mundo descansara sobre sus hombros.

Movió sus manos rápidamente, y su hermana, entendiendo a la perfección, se sentó a su lado, tomando sus manos frías entre las suyas, cálidas y reconfortantes.

—Hermanito, sé que tienes miedo... —empezó ella con suavidad—. Yo también tengo miedo.

¿Por qué?

—Tengo miedo de verte deprimido, de que te alejes de mí, Yoonie... —Sus ojos se encontraron con los suyos, transmitiendo una preocupación sincera—. Sé lo que es el dolor, puede que sea diferente, pero sigue siendo doloroso ser lastimado. Escucha, puede que Jungkook sea ese amigo que necesitas, alguien que quiere estar a tu lado no importa qué. No es como los que tuviste hace dos años.

Lo sé, hermanita, pero me sentí tan miserable cuando me dieron la espalda. Estuve ahí para ellos cuando más lo necesitaron, y cuando fue mi turno, se alejaron. No quiero volver a pasar por eso. No quiero sentirme abandonado otra vez.

—Lo entiendo, Yoonie, pero a veces la vida es así. Hay gente que te fortalece al hacerte daño... —Ella acarició su rostro con cariño—. Pero también hay personas que aparecen para hacerte feliz. Y creo que Jungkook es una de esas personas. Él apareció y parece que no quiere irse, ¿no lo ves?

Yoongi, aunque cínico, no pudo evitar esbozar una sonrisa.

Dicen que no se rinde nunca.

—Exactamente, hermanito. —Su hermana sonrió—. Eso explica por qué arriesgó su vida viniendo a verte cuando creyó que lo matarías con tu frialdad.

Créeme, quería hacerlo, pero es tan adorable que no pude.

—Oh, así que piensas que es adorable, ¿eh? —Su hermana lo molestó, y él soltó un bufido de impaciencia, mientras ella reía. Entonces, se inclinó un poco hacia él, con una expresión más seria—. Dale una oportunidad al pitufo. No creo que te vaya a lastimar como los demás. A veces, solo necesitas abrir la puerta para que alguien más entre.

Yoongi la miró en silencio. Tal vez tenía razón. Tal vez valía la pena intentarlo. Pero ese miedo que lo atenazaba no desaparecía del todo, esa sensación de que, si abría su corazón de nuevo, podría acabar peor de lo que ya estaba.

Veré si lo trato mejor... gracias por el consejo.

—De nada, hermanito. —Ella le envió un beso volador antes de levantarse—. Duerme bien, ¿sí? Te quiero mucho.

Buenas noches, también te quiero, le respondió con una pequeña sonrisa.

Cuando su hermana se fue, Yoongi se acurrucó en su cama, dispuesto a dormirse. Pero entonces notó algo en su mesita de noche. Era un lápiz y una nota pegada a él. Lo tomó, viendo que era un lápiz de My Melody, su personaje favorito. La nota decía:

"Pensé en darte un regalo, y esto fue lo que conseguí. Espero que te guste, Yoongi hyung. Att: JK"

Una sonrisa ligera se dibujó en su rostro, mostrando sus dientes superiores. Ya tenía un lápiz de My Melody, pero lo cuidaba tanto que jamás lo llevaba a clase. Sin embargo, este gesto de Jungkook... este lápiz tenía un valor diferente. Un valor mucho mayor que el otro.

«Jungkook, quizás... sí vale la pena confiar en ti.»

redacción ୨୧ kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora